Bruselas.— Para la Unión Europea (UE), 2025 consistirá en tratar de salir de la parálisis política en la que se encuentra y encontrar a los líderes que le permitan enfrentar colectivamente los retos que se avecinan.

El bloque se encuentra sin sus dos principales motores de propulsión. está sumida en una espiral de incertidumbre política desde que el presidente Emmanuel Macron llamó a elecciones legislativas anticipadas, en junio pasado, tras su derrota a manos de los ultraderechistas en los comicios europeos.

El resultado de una apuesta que hasta el día de hoy nadie comprende fue una Asamblea Nacional fragmentada y un gobierno sin apoyo del Congreso. Michel Barnier fue echado a la calle por la oposición luego de 91 días, pasando a la historia como el primer ministro de menor duración de la Quinta República. Fue expulsado al fracasar en su primera gran prueba, los presupuestos para 2025.

Lee también:

Hijo de campesinos y alcalde de la ciudad de Pau desde hace una década, el veterano político Francois Bayrou, de 73 años, fue nombrado como relevo en diciembre. La oposición francesa augura la caída del gobierno recién formado por el fiel aliado de Macron.

Alemania igualmente se encuentra a la deriva política. La falta de unidad entre verdes, liberales y socialdemócratas condujo a la caída del gobierno del canciller Olaf Scholz, quien disolvió el Parlamento y convocó a elecciones el 23 de febrero, siete meses antes de lo previsto.

Friedrich Merz, candidato de la oposición de centroderecha formada por la Unión Democristiana (CDU) y su partido gemelo en Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), encabeza los sondeos, aunque la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) ha ido en ascenso constante en la política local y nacional.

Lee también:

Con una plataforma contra la migración, la derecha radical aparece en las encuestas con casi 20%, por delante de los socialistas de Scholz, quien no se apartó de la contienda a pesar de no ser el candidato preferido en su propia familia política.

El acaudalado exempresario y cercano a grupos corporativos, Merz, tratará de sacar ventaja del capital heredado por la popular excanciller Angela Merkel.

Pretende arrancar el voto de indecisos y conservadores, presentándose como el único capaz de revivir la economía de Alemania, que ha crecido con enorme dificultad en los últimos seis años.

De salir victorioso requerirá del apoyo de otros partidos; la fragmentación política en la que Alemania se encuentra evita a una fuerza política gobernar en solitario. Las eventuales opciones a su alcance son extremadamente limitadas, probablemente tendrá que elegir entre verdes o socialistas.

Lee también:

Polonia celebrará elecciones presidenciales durante el primer semestre, mientras que la República Checa convocará a las urnas a más tardar en octubre. El multimillonario y populista de derecha Andrej Babis, con su partido Acción de Ciudadanos Descontentos (ANO) aspira dar la gran campanada en medio de un malestar generalizado y la insatisfacción que hay hacia la actual coalición de centroderecha del primer ministro checo Petr Fiala.

Babis fue primer ministro entre 2017 y 2021, perdió las presidenciales de 2023, no simpatiza con Bruselas y se ha mostrado escéptico sobre el apoyo a Ucrania.

Bélgica y Austria siguen con el pendiente de encontrar un rumbo político. Desde las elecciones belgas del 9 de junio, las conversaciones para la formación del próximo gobierno federal se han topado con múltiples muros. El encargado de formar gobierno, el nacionalista flamenco Bart De Wever (N-VA), cerró el año con el deseo de un acuerdo para finales de enero.

Lee también:

En tanto que Austria, desde las elecciones generales de septiembre, recorre el arduo camino que supone formar un nuevo gobierno sin la extrema derecha, el Partido de la Libertad (FPÖ), ganador de los comicios, pero excluidos de las conversaciones.

Si quieren que las pláticas lleguen a buen puerto, el conservador Partido Popular (ÖVP) del Canciller Karl Nehammer, los socialdemócratas (SPÖ) y los liberales están obligados a superar grandes diferencias ideológicas en cuestiones como el tema fiscal.

El presidente electo estadounidense, Donald Trump, una vez que asuma el cargo el 20 de enero será el tema dominante de la política europea. Sus decisiones en materia comercial y seguridad, particularmente respecto a la OTAN y la guerra a gran escala de Rusia en Ucrania, tendrán serias implicaciones para Europa.

La única forma en que Bruselas podrá superar retos internos y blindarse ante las amenazas externas será a través de la unidad, la cual sólo podrá alcanzarse cerrando filas en un contexto de gran fragmentación política.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios