Berlín/Moscú.— Las autoridades de Alemania concluyeron ayer que el líder opositor ruso, Alexei Navalni, fue envenenado y exhortaron a Rusia a llevar ante la justicia a los responsables, cuando el caso deriva cada vez más hacia un litigio diplomático entre Moscú y los países europeos.
Frente a la negación de las autoridades rusas, la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que los resultados de los expertos anunciados poco antes por los médicos alemanes “apuntan hacia un envenenamiento”.
“Las autoridades en [Rusia] están llamadas de manera urgente a resolver este caso hasta el más mínimo detalle y con toda transparencia”, exhortó Merkel en un comunicado conjunto con su ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas. Ambos demandaron que los responsables “sean llevados ante la justicia” para responder por sus actos.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, hizo también un llamado a las autoridades rusas a que realicen una “investigación independiente y transparente” sobre este caso. Añadió que la Unión Europea (UE) “condena lo que parece ser un atentado contra la vida de Navalni. El pueblo ruso y la comunidad internacional reclaman que se esclarezcan los hechos (…) Los responsables deben rendir cuentas”.
Esta toma de posición se produce poco después de que el hospital berlinés de La Charité, donde Alexei Navalni fue admitido el pasado sábado, declarara que había hallado “signos de envenenamiento” en el organismo del opositor al Kremlin.
“Los resultados clínicos indican intoxicación con una sustancia del grupo de los inhibidores de la colinesterasa”, destacó el hospital. Esta enzima puede ser utilizada, en dosis bajas, contra la enfermedad de Alzheimer.
Los médicos rusos que trataron al líder opositor cuando estaba internado en un hospital de Omsk, Siberia, insisten en que los exámenes practicados al paciente no revelaron rastros de intoxicación con una sustancia inhibidora de colinesterasa, conclusión a la que llegaron sus colegas alemanes.
De acuerdo con lo expuesto por Alexandr Sabaev, jefe del departamento de toxicología del Hospital de Urgencias Número 1 de Omsk, tras el ingreso de Navalni en el centro médico, el pasado jueves, le fueron realizados análisis en busca de distintas sustancias químicas, incluidas inhibidores de colinesterasa. “El resultado fue negativo”, puntualizó Sabaev, citado por la agencia de noticias Interfax.
El subdirector del hospital siberiano donde ingresó el político ruso, Anatoli Kalinichenko, reveló que los análisis practicados en dos laboratorios descartaron la supuesta intoxicación.
“Hemos recibido los resultados definitivos de dos laboratorios en los que se sostiene que no se hallaron [en el cuerpo de Navalni] sustancias químico-tóxicas que se podrían interpretar como venenos o sus derivados”, dijo en conferencia de prensa
Navalni fue trasladado desde Omsk a Berlín, donde es atendido, a petición de la organización civil Cinema for Peace.
El líder opositor “se encuentra en una unidad de cuidados intensivos y aún está en coma inducido”, señaló el hospital berlinés de la Charité. “Su estado de salud es grave —pues se encuentra en un coma inducido—, pero actualmente no existe peligro” de muerte.
“Ahora nuestras afirmaciones han sido confirmadas por los análisis de laboratorios independientes. El envenenamiento de Alexéi no es una hipótesis, sino un hecho”, reaccionó en su cuenta de Twitter la vocera de Navalni, Kira Yarmish.
La hipótesis más discutida, de la que escribió Yarmish, se refiere a que Navalni presuntamente fue envenenado con un té que tomó en un aeropuerto cuando se disponía a regresar a Moscú de un viaje a Siberia. Durante el vuelo sufrió un colapso.
Varios allegados de Navalni sospechan que, con el retraso de la autorización de su traslado, se ganó tiempo para que la posible sustancia tóxica se disolviera y no pudiera ser detectada.
“Hay algunos ejemplos [de envenenamiento] en la historia reciente de Rusia, y el mundo se toma muy en serio esta sospecha”, declaró el vocero de Angela Merkel, Steffen Seibert.
Navalni es autor de varias investigaciones sobre la corrupción entre las élites rusas. El también abogado de 44 años ha sido víctima de varios ataques físicos. En 2017 fue rociado con un producto antiséptico en los ojos a la salida de su oficina en Moscú.
En julio de 2019, cuando cumplía una corta condena en la cárcel, sufrió una erupción cutánea en el torso y denunció que se trataba de un envenenamiento. Las autoridades dijeron que había tenido una “reacción alérgica”.