Europa se encuentra en franca crisis política, con democracias asediadas. Hay síntomas que son de naturaleza global. Por ello, resulta importante analizar las causas e intentar prever las consecuencias. Estamos viviendo tiempos excepcionales, verdaderamente cambios de época. La crisis se manifiesta con el crecimiento de la extrema derecha en el Parlamento Europeo y en varios países: [Marine] Le Pen en Francia, el auge del Partido de la Alternativa para Alemania, [Giorgia] Meloni en Italia y, recientemente, [Herbert] Kickl en Austria. Un desbordamiento del problema migratorio en parte ha provocado ese fenómeno, pero esto se agrava con el muy lento crecimiento europeo. La bujía alemana crece con trabajos al 1%. Además, esto ocurre con un deterioro de los liderazgos en los gobiernos que evidencian muchos errores y una extrema incompetencia: el presidente francés, Emmanuel Macron, Olaf Scholz, canciller de Alemania; Keir Starmer, primer ministro británico; Pedro Sánchez, jefe del gobierno español, por mencionar los más importantes. Se reconoce que la democracia está en crisis por causas múltiples.
Ciertamente una manifestación del problema es la situación económica. Europa realmente no se recuperó plenamente de la Gran Recesión de 2008. Cuando había una cierta recuperación, se dio la pandemia de 2019 y la nueva Recesión que se dio en 2020. Sí se hizo un importante esfuerzo para compensar sus efectos sobre la producción, la demanda y el empleo. El competente presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, lo resumió bien: “Haré lo que sea necesario” (para contrarrestar la recesión). El esfuerzo dejó a gobiernos fiscalmente muy debilitados, con altos déficits fiscales, arriba de la meta europea de un déficit no mayor al 3% del PIB. Los tres grandes países —Francia, Inglaterra e Italia— tienen deudas públicas arriba del 100% del PIB.
El desbordamiento migratorio ha sido provocado por las zonas de conflicto en Medio Oriente, África, Ucrania, frecuentes golpes de Estado autoritarios, penuria económica y pobreza, particularmente en África. Ha dado lugar a casos trágicos, como recientemente la muerte de más de 50 personas, cuando se voltea una panga primitiva frente a las costas de las Canarias; otro naufragio frente a las costas de Inglaterra en el canal de La Mancha. El auge de los partidos de extrema derecha se reflejó de manera palmaria en las recientes elecciones del Parlamento Europeo, que prendió las luces rojas en todos los países y que provocó grandes reacciones de pánico. Vamos a examinar algunas de las manifestaciones del fenómeno.
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“El auge de los partidos de extrema derecha se reflejó de manera palmaria en las recientes elecciones del Parlamento Europeo”.
El macronato francés en serio peligro
El partido de Macron tuvo importantes pérdidas en las elecciones del Parlamento Europeo, frente a las ganancias del partido de extrema derecha de Le Pen. Macron, con esta señal de alarma, se “apresuró” a convocar elecciones para su propia Asamblea Nacional, contra la opinión, incluso de miembros de su gabinete. Desplegó un gran esfuerzo por frenar en la primera y segunda vuelta al Partido de Le Pen. En parte lo logró, pues éste no alcanzó mayoría como se temía, pero la primera fuerza fue el nuevo Frente Popular de las izquierdas, incluyendo socialistas y comunistas con el gran enemigo político de Macron, Jean-Luc Mélenchon. Con el pretexto de la celebración de los Juegos Olímpicos, se dio una tregua de casi 60 días para que Macron ejerciera su prerrogativa de intentar formar gobierno. Finalmente, designa como Primer Ministro a Michel Barnier -competente tecnócrata de derecha que, como Comisionado de la Unión Europea, negoció el Brexit- con un claro enfoque antimigración y se reforzó con un Ministro del Interior aún más conservador. El resultado fue el gobierno más de derecha en décadas. Mélenchon, con su Frente Popular, logró como partido el mayor número de votos, reclamando su derecho que, bajo las reglas no escritas de la democracia, le correspondía a él formar gobierno. En consecuencia, ¡le robaron la elección y planteó la crisis de la democracia! Macron tiene un gobierno frágil con minoría que se sostiene con el apoyo implícito de Le Pen, satisfecha por los gestos del gobierno en materia de política migratoria. Macron piensa que así evita una crisis financiera. La situación fiscal de Francia es muy frágil, un déficit de 7 % del PIB, deuda superior al 100 %. La oposición habla de su gobierno al “borde de la bancarrota”. Él se ve desconectado de la gente, en parte, por su muy impopular reforma al sistema de pensiones, que aumentó la edad de retiro. Pintan mal sus perspectivas para la próxima elección presidencial.
Alemania, gobernada por “un robot averiado”
Así describió el periódico El País al gobierno de Alemania: “Su Canciller Scholz, un robot averiado”, sin carisma, personaje frío. Esto afecta junto con Francia la otra bujía de la Unión Europea. También el Partido Social-Demócrata sufre las ganancias del partido de la extrema derecha, (AfD) neo-nazi. Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, este partido triunfa en las elecciones de una provincia, la de Thuringia. Estuvo a punto de ganar, pero perdió por un muy estrecho margen en la provincia de Brandenburgo. Entre otros factores, ¡se pidió a Scholz que no participara en la campaña, porque significaría perder votos, aunque vive allí! Su partido va en las encuestas en tercer lugar. Ganan posición los Demócratas Cristianos de Baviera. Otra consecuencia fue que, bajo la amenaza de la derecha, Alemania actuó contra uno de los pilares de la Unión Europea, el Acuerdo Schengen que establece la libertad de movimiento de personas: anunció que establecerá controles fronterizos a la migración. También Alemania enfrenta serios problemas económicos. El país que siempre ha sido el motor de la Economía Europea apenas crecerá al 1% este año. Padece la herencia de la excanciller Merkel que ha sido crecientemente criticada y que se responsabiliza de la actual crisis por su dogmatismo.
Inglaterra, la promesa (hasta ahora fallida) del nuevo gobierno laborista de Sir Keir Starmer
El triunfo de Sir Keir Starmer al frente del Partido Laborista, significó un cambio promisorio después de varios gobiernos conservadores muy incompetentes, que se sublimaron con Rishi Sunak. Sin embargo, no comienza bien. Sí intentó viajar a París y a Bonn para intentar un nuevo gran Acuerdo con Francia e Inglaterra en materia de migración, cooperación tecnológica y defensa. Pudo haber replanteado el reingreso a la Unión Europea. ¡Se quedó tibio! Al menos quiere un “acuerdo migratorio” para favorecer el ingreso legal frente a los flujos ilegales. Le han impactado políticamente los naufragios en el canal de La Mancha y ha habido serios motines populares racistas. Ha planteado medidas de austeridad, frente a una situación fiscal débil, y un deterioro económico, “sangre, sudor y lágrimas”, para después ver la “luz al final del túnel”; tampoco ha planteado un programa con visión. La nueva Ministra del Tesoro (“Chancellor of the Exchequer”) tiene una excepcional oportunidad para hacer algo de gran aliento, porque como excepción en Europa cuenta con mayoría parlamentaria y nuevas elecciones hasta en cinco años. Los economistas plantean que Inglaterra requiere una reforma fiscal de fondo “para toda una generación”. Lamentablemente, también carece de carisma y hasta ahora un programa de gobierno atractivo. No tiene oposición.
La España de Sánchez, éxito económico y deterioro político
La España del gobierno de Pedro Sánchez ofrece contrastes y claroscuros. Es la economía entre los grandes países europeos que crecerá más este año, 2.7%, con una buena posición externa, flujos importantes de inversión y turismo. Ha aplicado políticas adecuadas como aumento de salarios mínimos o reglas para evitar abuso de contratos temporales. A diferencia de sus predecesores conservadores, ha buscado darle a España una mayor presencia mundial. ¡Llama la atención que es el primer Presidente de la Transición que habla inglés! Ha buscado una relación con Xi de China para reducir tensiones China-Unión Europea, se pronunció audazmente por la tesis de dos Estados para la situación Palestina. Concedió asilo al candidato a la Presidencia de Venezuela, González Urrutia, pero con una posición ambivalente; no apoyó que su Asamblea y el Parlamento Europeo lo declararan ganador en las elecciones. Ha sido el más longevo sobreviviente político en Europa, llegó al poder desde 2018; ha sido un político astuto, con pocos escrúpulos.
Su problema es político. Ha encabezado un gobierno de minoría, el PSOE (el Partido Socialista) con Sumar, una coalición de izquierdas. Para lograr su investidura como Presidente en 2023, tuvo que pactar con los independentistas catalanes. El precio ha sido “amnistía” para el líder prófugo Puigdemont y con los vascos, incluyendo Bildu; es decir, el partido de ETA, que quieren se disminuya la penalidad a varios etarras presos. España carece de un sistema racional de distribución de recursos entre el Gobierno Central y las autonomías, se ha planteado sin éxito alguna forma de federalismo fiscal español. Ha accedido al chantaje de dar recursos adicionales y discrecionales a estas Autonomías, que lo mantienen en el poder. Es decir, se le reprocha que se sostenga pactando con partidos autonómicos que son enemigos de la “unidad de España”. Algunos politólogos críticos han escrito que la muy ejemplar y exitosa transición democrática española concluyó con esta irregular investidura presidencial de Sánchez de 2023. Me parece que sí ha habido un deterioro de la democracia española, que también sufre una crisis o un retroceso. Ha habido polarización, se han disminuido los contrapesos con irregularidades en el poder judicial, en el nombramiento de funcionarios del Banco de España, su esposa está sujeta a procesos judiciales por corrupción y tráfico de influencias. The Economist ha comentado que tiene el poder, pero no lo puede ejercer. El costo que ha pagado para mantenerse ha sido la democracia española. Su ventaja –se dice su mayor activo– es la mediocridad y debilidad de la oposición, liderada por Feijóo, cuyo Partido Popular que sin embargo tiene más escaños que el Psoe; lo apoya el partido de extrema derecha, el Vox de Abascal, que afortunadamente aquí se mantiene en 10% del voto.
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“España carece de un sistema racional de distribución de recursos entre el Gobierno Central y las autonomías, se ha planteado sin éxito alguna forma de federalismo fiscal español”.
Otro golpe de la extrema derecha, su triunfo en Austria
El más reciente avance de la extrema derecha confirmando las tendencias apuntadas es el triunfo de Kickl, llamado “el Canciller del Pueblo” (término hitleriano), líder del Freedom Party. Su triunfo se dio con solo una mayoría relativa de alrededor del 30%. Ello plantea otro de los problemas de los procesos políticos. La actual dificultad para formar coaliciones. Los otros partidos importantes no lo quieren de aliado. Como paradoja histórica, sí se suma a Austria, Hungría, bajo el poder de otro líder de derecha, Viktor Orbán, esta orientación política, euroescéptica, prorusa, antiinmigrante, ¡triunfa en el viejo Imperio austrohúngaro!
La neofascista pragmática, Giorgia Meloni Primera Ministra de Italia.
No se puede dejar de mencionar, como sorpresa positiva, a Meloni, que desde su partido de extrema derecha ha gobernado Italia y ha logrado una presencia europea influyente, ejerciendo el poder con moderación y habilidad, y produciendo resultados que la mantiene con una envidiable popularidad, aunque también con problemas fiscales.
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El surgimiento de un nuevo paradigma
Dentro de este panorama sombrío en Europa, concluyo con el posible surgimiento de un paradigma prometedor. En esta ausencia de liderazgos comento como excepción el papel de la talentosa y carismática Ursula von der Leyen, que logró su reelección como Presidenta de la Comisión Europea, su órgano más importante por 5 años. Lo hizo con cambios en su gabinete que reflejaron esos cambios en el parlamento hacia la derecha moderada, pero con el tino de dar una de las carteras más importantes a una de las vicepresidentas del Gobierno Español, la inteligente socialista Tere Ribera.
Su gran iniciativa ha sido invitar a la gran figura Mario Draghi (que ya señalé, fue presidente del Banco Europeo y altos cargos en el gobierno de Italia), para formular la propuesta de un gran “Estrategia para la Competitividad Europea”. Su reto es afrontar “el desafío de una lenta agonía” y evitar caer en “la irrelevancia internacional”. Parte del diagnóstico deriva de que se ha generado una importante brecha en el ingreso por habitante europeo frente al americano y otra brecha tecnológica ampliada, frente a Estados Unidos y también China. Este Plan de gran calado le da prioridad a impulsar el crecimiento, ejecutar una política industrial, tecnológica, educativa, que tiene como objetivos: cerrar la brecha de innovación, aumentar la productividad; un Plan para la descarbonización, reducir precios energéticos y aumentar la competitividad, y reducir las vulnerabilidades externas y fortalecer la capacidad industrial para espacio y defensa. Finalmente, fortalecer la gobernanza y financiar las inversiones. No se queda en palabras: plantea la necesidad de un ambicioso financiamiento por Euros 800 mil millones para sustentar el programa que sería financiado mediante la emisión conjunta de eurobonos, garantizados por los países de la Unión. Desde luego, hay el problema de la actual debilidad fiscal y política de los gobiernos. Es una iniciativa que debemos estudiar con cuidado.
“Parte del diagnóstico deriva de que se ha generado una importante brecha en el ingreso por habitante europeo frente al americano y otra brecha tecnológica ampliada, frente a Estados Unidos y también China”.
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Conclusiones
Para mí, la importancia de este recorrido es apreciar que la crisis europea representa elementos de un fenómeno mundial, con causas comunes sistémicas y consecuencias que a todos nos afectan y que hay que prever. Hay evidentemente una crisis política y una crisis de la democracia asediada por corrientes populistas y autoritarias de extrema derecha e izquierda. El tremendo desborde del problema migratorio, a través de todas las fronteras, ha propiciado este auge de los gobiernos y partidos de extrema derecha, racistas y xenófobos, alimentado por causas sobre las cuales los gobiernos tienen escaso control, conflictos bélicos, violencia, extrema pobreza, dictaduras más allá de sus fronteras. Pero esto se agrava por la deteriorada situación económica interna, la falta de empleo y oportunidades; hay polarización entre los grupos sociales, se alienta el odio como arma política, ha habido un serio deterioro en la calidad de los gobiernos, su capacidad de enfrentar los problemas, deterioro en los liderazgos, la confianza en las élites; el desprestigio de los partidos políticos y los legislativos; se rompen los consensos tradicionales; el neoliberalismo se desprestigió, la social-democracia se desgastó, como también el sistema de bienestar social por falta de recursos, y el deterioro fiscal de los Estados. Macron, Scholz, Kermer, Sánchez, son altamente vulnerables y encabezan gobiernos debilitados y compiten por la mayor incompetencia. Desafortunadamente no solo es Europa. Nos enfrentamos a los serios riesgos y retos, consecuencia de la elección presidencial de Estados Unidos, que introducirá nuevos peligros, como el aceleramiento de tendencias proteccionistas y antimigrantes, que fraccionen más al mundo. El gobierno de Trudeau en Canadá, un emblemático país liberal, con las mejores tradiciones, se desmorona por nuevamente sus errores. En América Latina, lo mismo, la “locura” derechista de Milei, que las tragedias autoritarias de izquierda de Venezuela, Cuba y Nicaragua. ¡Todo ello hace necesario el análisis, la reflexión, la necesidad de ideas y propuestas constructivas hacia un nuevo orden mundial, y el actuar en el ámbito de nuestras posibilidades para conformarlo! EP
*Miembro del grupo México en el Mundo. Embajador de México en Canadá (2013-2016)