Representantes de Estados Unidos y Corea del Norte se reunieron este sábado para discutir sobre desnuclearización, pero cada país dio versiones distintas de lo ocurrido.
Estados Unidos negó que su jornada de negociaciones con Corea del Norte hubiera fracasado -como dio a entender este país- y, por el contrario, insistió en que tuvieron "buenas conversaciones".
Anteriormente, Corea del Norte había dicho que la reunión se había interrumpido, porque Estados Unidos no había llevado "nada a la mesa de negociaciones".
La cita se había organizado con el fin de romper el estancamiento en el diálogo.
El encuentro ocurrió pocos días después de que Corea del Norte probara un nuevo misil, en un avance significativo respecto a las pruebas anteriores.
La reunión fue el primer diálogo formal desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, se reunieron brevemente en la frontera en las dos Coreas en junio.
Pero ninguno de los líderes estuvo en Suecia. Las discusiones fueron manejadas por Kim Myong-gil, de Corea del Norte, y el representante especial de EE.UU., Stephen Biegun.
Ambos se encontraron en una isla al noreste de Estocolmo llamada Lidingo, donde Corea del Norte tiene su embajada.
El sábado por la noche, el enviado norcoreano, Kim Myong-gil, dijo a unos periodistas afuera de la embajada que "las negociaciones no cumplieron nuestras expectativas y finalmente se interrumpieron".
"Estados Unidos elevó las expectativas al ofrecer sugerencias como un enfoque flexible, un nuevo método y soluciones creativas, pero nos han decepcionado mucho", señaló.
Agregó que "Estados Unidos no renunciará a su antiguo punto de vista y actitud".
Además, el domingo, un representante de la Cancillería norcoreana dijo que su país no volvería a reunirse de nuevo con Estados Unidos hasta que Washington no ponga fin a su "política hostil".
Sin embargo, la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Morgan Ortagus, emitió una declaración muy distinta el sábado.
"Los primeros comentarios de la delegación (de Corea del Norte) no reflejan el contenido o el espíritu de la discusión de hoy", dijo. "Estados Unidos aportó ideas creativas y mantuvo buenas conversaciones con sus homólogos de la República Popular Democrática de Corea (RPDC)".
Washington también aceptó la invitación de Suecia para sostener más conversaciones dentro de dos semanas, informó Ortagus.
"Estados Unidos y la RPDC no superarán el legado de 70 años de guerra y hostilidad en la península de Corea en el transcurso de un solo sábado. Estos son asuntos importantes y requieren un fuerte compromiso de ambos países. Estados Unidos tiene ese compromiso", añadió Ortagus.
Muchos analistas interpretaron las nuevas conversaciones como un movimiento de apertura a otra cumbre entre Trump y Kim.
Ambos han celebrado dos cumbres hasta ahora. La primera, en Singapur en 2018, acabó en un vago acuerdo de desnuclearización que condujo a pocos resultados concretos.
La segunda cumbre, en Vietnam en febrero de 2019, terminó antes de lo esperado y sin ningún acuerdo.
Justo este jueves, Corea del Norte confirmó que había probado un nuevo tipo de misil balístico, lo que implica un avance significativo desde las pruebas de misiles de corto alcance que ha llevado a cabo desde mayo.
El misil, capaz de transportar un arma nuclear, fue la undécima prueba de Corea del Norte en 2019.
Lanzado desde una plataforma en el mar, parece ser capaz de ser disparado desde un submarino, lo que significaría que el país asiático podría lanzar un misil desde lejos de su territorio.
Analistas dijeron que, con esta prueba, Corea del Norte podría haber estado buscando aumentar la presión antes de las conversaciones.
* Esta nota fue publicada originalmente el sábado 5 de octubre y actualizada el domingo 6 con las últimas declaraciones de Corea del Norte.
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