Washington.— Los talibanes siguen conquistando territorios en Afganistán y avanzando hacia Kabul en una ofensiva fulgurante, lo que provocó el cierre temporal de embajadas occidentales y que Estados Unidos y Reino Unido organicen una evacuación de sus ciudadanos y personal diplomático de forma acelerada.
Los talibanes se apoderaron fácilmente de Firozkoh, capital de la provincia de Ghor y de Pul-i-Alam, capital de la provincia de Logar, a tan sólo 50 kilómetros de Kabul. Horas antes, los insurgentes celebraron la caída de Lashkar Gah (sur), capital de la provincia de Helmand, tras capturar Kandahar, situada 150 kilómetros al este y Herat (oeste).
Si se toma un mapa de Afganistán, prácticamente todo el norte, el oeste y el sur del país están bajo control talibán.
Los insurgentes iniciaron su ofensiva en mayo, cuando el presidente estadounidense, Joe Biden, confirmó que las tropas extranjeras saldrían del país. La retirada concluirá en torno al próximo 31 de agosto.
El Pentágono dijo ayer que la mayoría de las tropas de EU llegarán a Kabul hacia el término del fin de semana. Además, podrá evacuar a “miles de personas por día”. También mencionó que Kabul no enfrenta una “amenaza inminente”. El portavoz del departamento de Estado, Ned Price, declaró: “No es un abandono”. “Los talibanes han dicho a sí mismos que no tienen ninguna intención de atacar las instalaciones diplomáticas”, dijo Price.
EU desplegará 3 mil soldados en el aeropuerto de Kabul, que se sumarán a los 650 soldados aún presentes en el país, según el portavoz del Pentágono, John Kirby. Otros 3 mil 500 militares estarán en Kuwait para ser enviados como refuerzo en caso de que la situación se deteriore.
“Trágico desastre en Afganistán, una frontera completamente abierta y rota, crimen a niveles récord, precios del petróleo por las nubes, inflación en aumento y aprovechado por todo el mundo, ¿me echan de menos?”, dijo el exmandatario Donald Trump en un comunicado. “No sé exactamente cómo lo están haciendo, pero teníamos condiciones vinculadas a cómo estábamos pensando en esta retirada”, declaró el exsecretario de Estado, Mike Pompeo.
El primer ministro británico, Boris Johnson, se comprometió a “no dar la espalda a Afganistán”, y llamó a los occidentales a trabajar con el gobierno afgano para evitar que el país “vuelva a ser un caldo de cultivo para el terrorismo”. Johnson dijo que su país tenía la intención de “ejercer presión” por la vía diplomática y política, y excluyó la hipótesis de una “solución militar”.
Dinamarca y Noruega anunciaron que cerrarán temporalmente sus embajadas en Kabul y que evacuarán a sus empleados, mientras que Finlandia indicó que mantendrá la suya abierta, pero prometió sacar del país “hasta a 130 afganos que trabajaron al servicio de Finlandia, de la UE y de la OTAN, y a sus familias”.
La OTAN anunció que apoyará al gobierno afgano “lo más que se pueda”, según dijo su secretario general, Jens Stoltenberg.
El gobierno español ha dicho que está trabajando para reasentar a los traductores que ayudaron a sus fuerzas en Afganistán.
El gobierno italiano afirmó que trabaja lo más rápido posible para tener listo el papeleo necesario para reasentar en Italia a los intérpretes afganos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania declaró que su país está reduciendo el personal de su embajada en Kabul al “mínimo absoluto, operacionalmente necesario”. Heiko Maas llamó a todos los ciudadanos alemanes para que abandonen el país, y agregó que los vuelos chárter planeados se adelantarán para llevar a los diplomáticos y al personal local que trabaja para la embajada fuera de la nación.
En el ámbito diplomático se intentaba en vano llegar a un acuerdo en Doha, en Qatar. El ministro del Interior de Paquistán anunció que las autoridades relajarán los requisitos de visado para los periodistas que trabajan para los medios extranjeros en Afganistán. El gobierno canadiense dijo que estaba dispuesto a acoger a 20 mil refugiados afganos en el marco de un nuevo programa de inmigración por la “creciente crisis humanitaria en la región”.