Legisladores y la Asociación Nacional del Rifle (NRA) coincidieron ayer en la necesidad de aumentar la regulación de la venta de unos dispositivos que permiten que las armas de fuego puedan dispararse más rápido y que se usaron en el tiroteo de Las Vegas. La Casa Blanca afirmó que da “la bienvenida a un debate” sobre esa posibilidad.
La influyente organización defensora del derecho a la tenencia de armas reconoció en una declaración que esos dispositivos, conocidos como “bump stock”, deben “ser sujetos a regulaciones adicionales”.
Sin embargo, la NRA se abstuvo de pedirle al Congreso que apruebe una ley que prohiba o regule este dispositivo, que es de libre acceso, legal y puede adquirirse por 100 dólares.
Legisladores republicanos admitieran estar dispuestos a discutir la prohibición de los “bump stocks”. “Obviamente es algo que debemos analizar”, dijo el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan. El republicano Robert Goodlatte, presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos de la Cámara de Representantes, señaló que “vamos a analizar esto.
El mecanismo sustituye la culata y la extensión de apoyo de un fusil y utiliza el retroceso provocado por cada disparo para generar una secuencia, haciendo que el arma se vuelva automática, como una ametralladora.
El autor del tiroteo del domingo en Las Vegas, Stephen Paddock, modificó hasta 12 rifles semiautomáticos con este tipo de dispositivos para poder disparar municiones contra la multitud a un ritmo más rápido. El uso de esos accesorios le permitió disparar nueve balas por segundo desde la ventana de un hotel y causar la muerte a 58 personas y heridas a casi 500 que asistían a un concierto al aire libre.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, aseguró que el gobierno de Donald Trump apoya que el Congreso estadounidense abra un debate sobre si debe restringirse el uso de esos dispositivos. “Le daríamos la bienvenida a eso [el debate] y queremos formar parte de la conversación”, afirmó Sanders en una conferencia de prensa.
El apoyo de Ryan y otros legisladores republicanos a la regulación de esos accesorios aumenta las posibilidades de un debate sustancial sobre el tema en ambas cámaras del Congreso, dado que la senadora demócrata Dianne Feinstein ya presentó el miércoles una medida para regular su uso.
Ryan reconoció que, como muchos estadounidenses, hasta el tiroteo del domingo no sabía que existía ese tipo de dispositivos, cuya venta fue aprobada en 2010 por el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos.
“Nadie debería poseer estos mecanismos que transforman un fusil semiautomático en un arma equivalente a una ametralladora”, subrayó el legis-
lador demócrata David Cicilline.
En el Senado, por lo menos dos legisladores republicanos —John Cornyn y John Tune— también emitieron señales de que estaban abiertos a esta discusión. Sin embargo, los líderes republicanos se mantienen firmes en su rechazo a cualquier tipo de control a la venta de armamento.
Para Mitch McConnell, líder de la bancada republicana en el Senado, es “completamente inapropiado politizar ahora esta cuestión”.
En Las Vegas, los vendedores de armas temen que las restricciones afecten sus negocios. La venta de fusiles, inclusive aquellos de alto poder, es permitida en EU, aunque las armas automáticas fueron prohibidas en 1986. El uso de los “bump stock” permitió burlar esa prohibición.
Según The New York Times, las ventas de este accesorio se dispararon esta semana, al grado que algunas empresas agotaron su stock, mientras otras, como Walmart y Cabela, dejaron de anunciarlos en sus sitios web.
Walmart dijo en un comunicado que este mecanismo nunca debió venderse en su sitio web y que sería removido “de inmediato”.
El sitio de uno de los fabricantes de “bump stocks”, Bump Fire Systems, se cayó ayer. La compañía dijo en Facebook que se vio rebasada por el “alto volumen de tráfico”. Otra fabricante, Slide Fire, indicó que se quedó sin stock y atribuyó el alza en las ventas al miedo de que se vuelva ilegal.