Piense en la película más terrorífica que ha visto e imagine algo diez veces peor”. Eso fue lo que dijo Dewayne Wilson, el médico forense que atendió uno de los hallazgos más escalofriantes de Noble, en el estado de Georgia , Estados Unidos .
Al parecer, una persona iba caminando con su perro en febrero de 2002, cuando la mascota se tropezó con una piedra que, después de revisarla bien, acabó siendo un cráneo humano. Inmediatamente llamó a la Agencia de Protección Ambiental y advirtió de lo sucedido.
Según lo que reporta ‘Wicked Horror’, un medio especialista en historias como esta, la policía llevaba recibiendo llamadas que apuntaban a que algo extraño estaba sucediendo en esa zona pero, aparentemente, las investigaciones que habían hecho no arrojaron nada.
Cuando la Agencia de Protección Ambiental llamó a las autoridades para reportar lo ocurrido, varios uniformados se dirigieron al crematorio Tri-State, principal encargada de cremar los cuerpos de los difuntos de Noble, Georgia y Alabama. Allí encontraron lo peor. En ese 15 de febrero, el cráneo encontrado resultó siendo uno entre más de 300.
Cuerpos regados
Por lo que reportaron los policías en su momento, había cuerpos en diferentes estados de descomposición en toda la construcción del crematorio.
Algunos todavía estaban dentro del ataúd en el que habían llegado, apilados en una montaña en una esquina; otros, aún tenían etiquetas en los pies que los identificaban; varios estaban regados por el lugar, dentro y fuera de la propiedad.
La Policía alcanzó a recuperar 339 cuerpos sin ser cremados. Lastimosamente, solo 226 pudieron ser identificados por medio de algunas pruebas de ADN, pues en algunos casos se encontraban a tal nivel de descomposición que era imposible identificarlos.
Tras este descubrimiento, las autoridades pidieron a las familias que habían recibido supuestas cenizas de sus familiares que se acercaran a las entidades correspondientes para poder revisar qué era lo que había en las urnas funerarias.
Los resultados arrojados confirmaron que algunos de los familiares que habrían enviado los cuerpos de sus seres queridos para ser cremados en Tri-State estaban recibiendo polvo de concreto.
El sospechoso
El dueño original de la crematoria Tri-State se llamaba Tommy Marsh, quien le entregó el negocio a su hijo Ray Brent Marsh a mediados de los años 90.
Este último fue capturado inmediatamente después del descubrimiento de los cadáveres y, luego de un juicio en el que aceptó los cargos, fue sentenciado a 13 años de prisión por abuso de un cadáver, fraude y robo por engaño.
Marsh cumplió su sentencia en el 2016 y recibió libertad condicional.
Sobre el porqué lo hizo, hay varias teorías y él jamás ha profundizado en la causa de sus acciones.
La conclusión a la que más rápido llegaron las autoridades es que se trataba de cuestiones de dinero, pues podrían ahorrar grandes cantidades si no cremaban los cuerpos.
Sin embargo, los abogados de Marsh clamaron, tras realizarle unos exámenes médicos, que tanto él como su padre se habrían intoxicado con mercurio debido a que el sistema de ventilación de la crematoria no estaba funcionando bien, lo cual podría crearles otro tipo de enfermedades y daños neurológicos.
Además, el abogado Dave Huddleston -representante de Marsh- en una entrevista con ‘Channel 2’ intentó desmentir otras creencias que había sobre el porqué Marsh hizo esto, quien confirmó que “no se les hizo nada malo a estos cuerpos aparte de no incinerarlos”.
La vida después de prisión
Marsh cumplió su condena y salió de prisión en libertad condicional en 2016. Al parecer, por lo que reporta el medio estadounidense ‘WSB Tv’, el exconvicto escribió una carta a la comunidad en la cual pedía disculpas por sus acciones.
“En el futuro, puedo asegurarles a todos que mi vida y mis obras no solo demostrarán la sinceridad de mis palabras, sino también mi deseo de llevar una vida digna de esta comunidad”, eran algunas palabras que se podían leer.
Sin embargo, muchas de las personas que se vieron directamente afectadas por lo que hizo Marsh no están de acuerdo con que el hombre vuelva tan pronto a la comunidad.
Helen McKin, cuya abuela fue uno de los cuerpos encontrados ese día de febrero, le habló al mismo medio y comentó: “Él recibió una sentencia de 12 años, mi familia recibió una sentencia de por vida. [...] Da mucho miedo estar en la misma comunidad con una persona que pudo hacer eso”.
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