Bagdad.— El general Qasem Soleimani, líder de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, murió anoche en un bombardeo de Estados Unidos contra un convoy en el aeropuerto de Bagdad, confirmaron ese grupo y el Pentágono.
Al menos seis personas perdieron la vida en el ataque contra el convoy de las Fuerzas de Movilización Popular (Hashd al Shaabi), coalición de paramilitares mayoritariamente proiraníes e integrados en el Estado iraquí, explicaron altos cargos que pidieron el anonimato. Entre los fallecidos está también el número dos de este grupo, Abu Mehdi al Muhandi.
La ofensiva se realizó tres días después de que manifestantes proiraníes atacaran la embajada estadounidense, informaron fuentes de los servicios de seguridad.
Tras la operación, el presidente estadounidense, Donald Trump, tuiteó la bandera de su país. Según el Pentágono, que confirmó que el mandatario dio la orden de “matar” a Soleimani, el objetivo era disuadir futuros planes iraníes de ataque. Se trata del golpe más duro de Washington contra un líder iraní. De inmediato funcionarios de Teherán juraron “venganza”.
Soleimani encabezaba desde 1998 la unidad de élite Quds, que maneja las operaciones clandestinas en el extranjero. Según la Casa Blanca, él estaba desarrollando planes para atacar a diplomáticos estadounidenses y miembros del servicio de ese país en Irak y en otras partes de la región.
El papel de Soleimani fue clave en el apoyo al régimen sirio de Bashar al-Assad en la guerra civil de esa nación, y en la lucha contra el Estado Islámico (EI) en Irak. Reportaba directamente al líder supremo iraní, ayatola Alí Jamenei.
El ataque hizo explotar dos coches, según la comandancia militar iraquí. Irak, desde hace años entre dos fuegos por la rivalidad de sus aliados Estados Unidos e Irán, ha sido escenario en las últimas semanas de una espiral de tensión que amenaza con convertirlo en un campo de batalla para estas potencias presentes en su territorio.
Desde finales de octubre soldados y diplomáticos estadounidenses fueron blanco de una decena de ataques con cohetes, en los que murió un subcontratista hace una semana. Washington, que acusa a las facciones proiraníes de las Fuerzas de Movilización Popular de estar detrás de ellos, respondió el domingo por la noche bombardeando bases, una de ellas cerca de la frontera siria, con un saldo de 25 decesos.
El martes una muchedumbre de combatientes y de simpatizantes proiraníes atacaron la embajada de la Unión Americana en Bagdad, en la ultraprotegida Zona Verde de la ciudad. Estados Unidos acusa a Irán de estar detrás de los ataques contra la legación.
Ayer el jefe del Pentágono, Mark Esper, advirtió a Teherán que si prosigue con su campaña de provocaciones contra sus intereses en Medio Oriente “lo lamentará. Estamos preparados para ejercer la defensa propia y detener más comportamiento ofensivo por parte de estos grupos, todos respaldados, dirigidos y financiados por Irán”.
Washington reforzó la seguridad de la embajada en la capital iraquí con marines y ha desplegado casi un millar de tropas adicionales en su base. El petróleo subió levemente impulsado por la tensión en Iraks.