El secretario de Estado, Antony Blinken le advirtió este sábado al jefe de la diplomacia china, Wang Yi, que el incidente que llevó a derribar un globo chino en el espacio aéreo estadounidense "no debe volver a ocurrir", indicó un portavoz del Departamento de Estado.
Blinken también le avisó a Wang, en una reunión en Múnich, de las "implicaciones y consecuencias" que tendría brindar un "apoyo material" a Rusia en su guerra contra Ucrania, añadió la misma fuente.
Al respecto, Beijing insiste en que el orbe blanco derribado frente a la costa de Carolina era sólo una aeronave civil errante utilizada principalmente para la investigación meteorológica que se desvió debido a los vientos y sólo tenía capacidades limitadas de "autodirección".
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El jefe de la diplomacia china denunció este sábado la reacción "histérica" de Estados Unidos al detectar un globo chino en su espacio aéreo y el "proteccionismo" de la mayor economía mundial.
Ante los dirigentes y expertos internacionales reunidos en la Conferencia de Seguridad de Múnich, Wang Yi calificó de "absurda e histérica" la reacción de Washington, que el 4 de febrero derribó con un misil disparado desde un avión un globo chino que sobrevolaba su espacio aéreo.
Estados Unidos sostiene que esa aeronave era un dispositivo de espionaje, aunque Pekín alega que solo se trataba de un globo de investigación meteorológica que había entrado por error a esa zona.
"Hay muchos globos en el cielo de diferentes países. ¿Quieren derribar cada uno de ellos?", interrogó Wang, para quien esa acción constituyó "un abuso al 100% del uso de la fuerza".
"Instamos a Estados Unidos a que no haga cosas tan absurdas simplemente para desviar la atención de sus propios problemas internos", declaró.
"Hemos pedido a Estados Unidos que maneje esta situación de manera tranquila y profesional", pero "Estados Unidos no tiene en cuenta esos hechos y utiliza aviones caza de alta tecnología para derribar un globo con sus misiles, lo que me parece absurdo e histérico", agregó.
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Foto: AP
Wang Yi presentó a China como un país líder en cuestiones de "paz", una palabra que repitió una treintena de veces, y señaló que Ucrania y Rusia deberían "sentarse a una mesa y encontrar" una salida "política" al conflicto que se desencadenó hace casi un año, cuando las tropas rusas entraron en la exrepública soviética.
La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, que también viajó a Múnich, puso en entredicho la supuesta neutralidad de China.
A Estados Unidos le "preocupa que Pekín haya profundizado en sus relaciones con Moscú desde que empezó la guerra", declaró Harris.
Alemania y Francia esperan convencer a China de que presione al presidente ruso, Vladimir Putin, para poner fin a la guerra.
Entre Washington y Pekín, los terrenos de desencuentro son numerosos: el desequilibrio de las relaciones comerciales, la situación en Hong Kong, la relación de Estados Unidos con Taiwán, el estado de los derechos humanos en China o la rivalidad tecnológica.
Este último aspecto también fue tratado por Wang, quien denunció las restricciones estadounidenses a las exportaciones de chips electrónicos.
Según el dirigente chino, esas restricciones son una muestra de "proteccionismo", "un 100% egoístas, un 100% unilaterales" y suponen una "grave violación del principio de libre comercio".
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Foto: AP
Atestiguan además "una percepción errónea de China" por parte de Estados Unidos, subrayó.
Estados Unidos impuso en octubre, en nombre de la "seguridad nacional", nuevos controles a la exportación, para limitar la capacidad de Pekín de comprar y fabricar chips de alta gama "utilizados en aplicaciones militares".
Washington buscaba poner trabas a Pekín a la hora de desarrollar su propia industria de semiconductores.
Estados Unidos acusa con regularidad a China de espionaje industrial y de representar una amenaza para su seguridad nacional.
En respuesta, China abrió un expediente ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra Estados Unidos.
El jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, también en Múnich, instó a los países occidentales a evitar la dependencia energética del gigante asiático, a fin de "no cometer el mismo error con China" que con Rusia.
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