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Washington.— Medio centenar de personas, incluyendo dos actrices de Hollywood y otras celebridades, fueron acusadas ayer en el que es considerado el mayor escándalo de sobornos relacionado con una estafa para obtener admisiones a universidades de élite de Estados Unidos. El Departamento de Justicia informó que padres con alto poder adquisitivo contrataron a una empresa para modificar calificaciones y credenciales deportivas para que sus hijos pudieran ingresar a universidades como Yale, Georgetown o Stanford.
“Estos padres son un catálogo de riqueza y privilegio. Incluye, por ejemplo, directivos de empresas privadas y públicas, inversores, y dos actrices muy conocidas”, dijo el fiscal encargado del caso, Andrew Lelling. Las actrices son Lori Loughlin (Tres por tres) y Felicity Huffman (Esposas desesperadas).
Además de 33 padres fueron encausados entrenadores y examinadores de escuelas de élite, acusados de aceptar millones de dólares para ayudar a que universidades admitieran a alumnos sin las notas necesarias. El cabecilla de la trama, William Rick Singer, se declaró culpable ante la justicia, acusado de conspiración de estafa, lavado de dinero y obstrucción de justicia. Según la acusación, era el dueño de The Key, en la que usando sobornos y otro tipo de fraudes, se aseguraban de que estudiantes sin los requisitos adecuados fueran aceptados en grandes universidades.
La trama incluía desde corrección de exámenes hasta sobornos que en total sumaron 25 millones de dólares, y que se ocultaron bajo una fundación presidida por Singer, pasando por la admisión de estudiantes bajo programas deportivos, a pesar de que no eran atletas.
En el caso de Felicity Hu- ffman, la acusación dicta que pagó 15 mil dólares para que se modificara el resultado de un examen de su hija mayor. CNN informó ayer que la actriz acudió a una corte federal en Los Ángeles y el juez le fijó una fianza por 250 mil dólares. Loughlin habría pagado medio millón de dólares para que sus hijas fueran incluidas en el equipo de remo de la Universidad de California del Sur (USC), a pesar de no haber remado nunca.
Uno de los entrenadores de la Universidad de Stanford salpicados por el escándalo también se declaró culpable; decenas de acusados fueron detenidos y llevados ante jueces en al menos seis estados. Según el agente del FBI Joseph Bonavolonta, casi todos los acusados fueron arrestados. El delito de asociación delictiva está penado con hasta 20 años de cárcel y multas del doble de lo presuntamente amasado. El de lavado de dinero tiene la misma posible condena; el cargo de obstrucción de justicia, hasta 10 años y multa de 250 mil dólares.
“Las auténticas víctimas son los estudiantes que se quedaron fuera del proceso para que entraran jóvenes mucho menos cualificados”, sentenció el fiscal Lelling.