Washington.— El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció ayer el envío de cientos de agentes federales a varias ciudades, entre ellas Chicago y Albuquerque, Nuevo México, para combatir la “ola” de violencia criminal que sufren. “El Departamento de Justicia aumentará urgentemente los agentes federales en la ciudad de Chicago para ayudar a reducir la violencia criminal”, señaló Trump en un acto en la Casa Blanca.

“Este baño de sangre debe terminar”, agregó el mandatario, quien cifró el número de agentes en “cientos”. Citó explicítamente las ciudades de Chicago, Alburquerque y Kansas City, Missouri, pero añadió que se sumarán otras ciudades en las próximas semanas.

“No tenemos otra opción que involucrarnos”, subrayó Trump, quien se ha definido como el candidato de “la ley y el orden” de cara a las elecciones de noviembre próximo, en las que buscará la reelección. Junto al mandatario compareció el fiscal general William Barr, quien precisó que ya había cerca de 200 agentes federales en Kansas City, que enviaría un número “comparable” a Chicago y cerca de 35 más a Albuquerque.

Barr afirmó que van a trabajar “mano a mano” con la policía y que no hay que confundir este despliegue con los efectivos antidisturbios que están en Portland, donde el gobierno quiere aplacar remanentes de las manifestaciones contra el racismo tras la muerte del afroestadounidense George Floyd en mayo pasado.

El secretario interino del Departamento de Seguridad Interior, Chad Wolf, indicó que hay que distinguir entre el uso de agentes antidisturbios en Portland y el despliegue en Chicago donde “la misión es proteger al público de los crímenes violentos de las calles”

Según datos de la Policía, 11 personas murieron y otras 59 resultaron heridas de bala durante el fin de semana en Chicago, ciudad en la que suman más de 400 los homicidios en lo que va del año.

La decisión del mandatario se produce en medio del rechazo de las autoridades locales, quienes han criticado el envío de agentes federales. La alcaldesa de Chicago, la demócrata Lori Lightfoot, indicó que “no permitiría la llegada de agentes federales para aterrorizar” a los ciudadanos. Y dijo que daba la bienvenida a la “camaradería”, pero no a la “dictadura”.

Trump no mencionó, sin embargo, el caso de Portland, Oregon, donde agentes federales del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y otras agencias se han desplazado con el argumento de que se les necesita para contener unas protestas contra el racismo que ya duran más de 50 días, pero las autoridades locales han denunciado que están empeorando las cosas.

“Su presencia aquí está provocando más violencia y más vandalismo. Y no nos están ayudando en absoluto. No queremos que estén aquí; de hecho, queremos que se vayan”, dijo el domingo el alcalde de Portland, Ted Wheeler, a CNN.

Amagan con ir a tribunales

Más temprano, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, advirtió que acudirá a los tribunales si el gobierno de Trump envía agentes federales a la ciudad. “Quiero ser muy, muy claro en que no vamos a permitir que esto ocurra en nuestra ciudad”, dijo De Blasio en una conferencia de prensa, en la que subrayó que el despliegue de fuerzas federales “no haría más que empeorar las cosas”.

El alcalde, demócrata, explicó que ha escrito al fiscal general Barr para advertirle contra esta medida y subrayó que si Trump decide dar el paso acudirá a la Justicia.

De Blasio denunció que el presidente está usando a agentes federales con fines electorales y que ese tipo de despliegues no ayudan en absoluto. También ayer, bajo presión de Trump, Nueva York puso fin a un campamento de manifestantes contra el racismo y la brutalidad policial instalado frente a la alcaldía desde junio. No hubo enfrentamientos ni heridos, dijo el jefe de la policía de Nueva York, Dermot Shea.

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