Washington.— El Comando Central (CENTCOM) de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos confirmó que mató al líder del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Siria, Maher al Agal, en un ataque aéreo.
“Además de ser un líder veterano del grupo, Al Agar fue responsable de promover intensamente el desarrollo de redes del EI fuera de Irak y Siria”, explicó una nota emitida ayer por el organismo. Según el CENTCOM, no se produjeron bajas civiles en el ataque, en el que también fue herido uno de los colaboradores estrechos del líder terrorista.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró el éxito de la operación y aseguró que el ataque “envía un fuerte mensaje a todos los terroristas que amenazan nuestro territorio y nuestros intereses en el extranjero”, según un comunicado de la Casa Blanca.
El mandatario también alabó el trabajo de los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas, cuya labor “demuestra que Estados Unidos no necesita miles de tropas en misiones de combate” para eliminar amenazas al país, el ejército usó un dron para matar a Al Agar.
“El ataque reafirma el compromiso de CENTCOM con la región y la derrota definitiva de EI”, dijo uno de los portavoces de esta oficina, Joe Buccino, en un comunicado en el que añadió que el EI “continúa siendo una amenaza para Estados Unidos y para sus aliados en la región”.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una fuente de referencia en la región, confirmó que Agal, calificado por esta organización como gobernador del Estado Islámico para el Levante, murió en un ataque con drones. Las Fuerzas de Defensa Civil de Siria aseguraron que una persona murió y otra resultó herida en un ataque contra una motocicleta en las afueras de la ciudad de Alepo.
Este comunicado no identificó a las víctimas, pero sí señaló que ambos hombres estaban vinculados a Ahrar al-Sharkiya, un grupo armado sirio proturco.
El grupo figura en la lista de sanciones de Estados Unidos, acusado de abusos contra la población cometidos durante la ofensiva turca en el norte de Siria en 2019, y del asesinato de Hevrin Khalaf, activista kurda por los derechos de las mujeres.
Según los observadores, Ahrar al-Sharkiya ha integrado en sus filas a antiguos dirigentes del EI para luchar contra las fuerzas kurdas en las zonas controladas por Turquía y sus aliados en Siria. En 2014, el Estado Islámico ascendió de forma meteórica en Irak y Siria y conquistó varios territorios. Pese a ello, pronto vio cómo su autoproclamado “califato” era derrocado por sucesivas ofensivas en ambos países, en 2017 y 2019, respectivamente.
Desde entonces, la organización se ha visto desestabilizada en varias ocasiones por la muerte o la captura de sus dirigentes en Siria. El máximo líder del EI, Abu Bakr al-Baghdadi, murió en 2019 en una incursión de las fuerzas estadounidenses, que también eliminaron a su sucesor, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurachi, en febrero de 2022 durante una operación en el noroeste controlado por los yihadistas.
En junio, el ejército estadounidense también capturó a un “alto dirigente del EI” en el norte de Siria. Hani Ahmed Al-Kurdi fue líder de Estado Islámico en Raqa, un antiguo feudo del grupo yihadista en Siria, según la coalición antiyihadista liderada por Estados Unidos.
Derrotado militarmente en sus antiguos bastiones, el EI “sigue siendo una amenaza para Estados Unidos y sus aliados en la región”, insistió el portavoz Buccino.
Damien Ferré, fundador de Jihad Analytics, que analiza la yihad a nivel global y cibernético, declaró a la AFP que la muerte del líder “no debería afectar realmente” al grupo yihadista.
“Cada vez que asesinan a un líder del EI, es sustituido inmediatamente”, afirmó.
Pero “el EI en Siria es una sombra de lo que fue”, subrayó el analista. “Todavía es capaz de llevar a cabo ataques contra las fuerzas sirias y realizar operaciones contra las fuerzas kurdas aquí y allá, pero ya no tiene nada que ver con el periodo del califato”.
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