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Washington.— Unos 60 millones de estadounidenses podrán recibir una tercera dosis de la vacuna Pfizer contra el Covid-19, seis meses después de su segunda inyección, celebró el presidente Joe Biden, tras una maratónica controversia entre la comunidad científica sobre el tema.
Las autoridades sanitarias estadounidenses concluyeron recomendar esta dosis de refuerzo para tres segmentos poblacionales: los adultos mayores de 65 años o más; las personas de entre 18 y 64 años que presenten factores de riesgo para desarrollar una forma grave del Covid-19 (diabetes, obesidad, etcétera), así como las que están muy expuestas al coronavirus por su trabajo o lugar de residencia.
Esta última categoría es muy amplia, pues incluye a profesores, trabajadores de supermercados, personal sanitario, presos y personas que viven en albergues para indigentes. En total, 20 millones de personas ya cumplen con los plazos y requisitos para poder solicitar su vacuna de refuerzo, refirió Biden.
Lo cierto es que la administración ha ido más allá al incluir a los trabajadores considerados de riesgo en este primer grupo. La directora de los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), Rochelle Walensky, tomó la decisión de incluir a estos trabajadores, incluso cuando el consejo de expertos de este organismo no lo recomendó.
Walensky defendió su decisión, por entender que tiene que garantizar la mayor protección posible para los “héroes de cada día” que, debido a su trabajo —ya sea en los hospitales, colegios o servicios de emergencia— afrontan la “mayor incertidumbre” y el mayor riesgo de exponerse a la enfermedad.
Pero también reconoció que se ha tomado esta decisión por otras razones, como evitar que la pandemia siga afectando sobremanera a minorías raciales sobre las que ya ha tenido un impacto “desproporcionado”. Y recordó, en este sentido, que muchos de los trabajadores a los que se va a otorgar la posibilidad de refuerzo pertenecen a esas minorías.
“Vayan a ponerse la vacuna de refuerzo”, instó Joe Biden, de 78 años, en un discurso en la Casa Blanca en el que afirmó que él lo hará. Y prometió que los vacunados con fármacos de Moderna y Johnson & Johnson también tendrán su dosis de refuerzo a medida que se realicen las investigaciones. Según el mandatario, todos los estadounidenses podrían recibir el refuerzo “en un futuro próximo”.
Algunas personas inmunodeprimidas ya podían recibir una tercera dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna en Estados Unidos desde principios de agosto.
Y ante quienes se puedan estar planteando recibir una dosis de refuerzo aunque no estén en los grupos definidos, el mandatario les pidió que “esperen su turno” y aguarden también a que concluyan los informes sobre otros grupos y otras vacunas.
El principal epidemiólogo del gobierno, Anthony Fauci, señaló por su parte que hay que esperar a contar con todos los estudios pertinentes —y los de Moderna y Johnson & Johnson, aun sin empezar a analizarse— y que se debe aguardar a que pase el tiempo recomendado para que el refuerzo sea eficiente y permita un aumento adecuado de anticuerpos.
25% de ciudadanos, sin dosis
Estados Unidos empezará a administrar la dosis de refuerzo para los sectores mencionados aun cuando sigue teniendo muchos problemas para contener la pandemia, debido a que 25% de su población se resiste a inocularse.
Son 70 millones de personas, algo “totalmente inaceptable”, según el presidente Biden, quien insistió en que esta es ya sólo la pandemia de los no vacunados y advirtió que seguirá promoviendo, siempre que pueda, el requerimiento de vacunarse para determinados colectivos, como hizo con los trabajadores federales o con todo el personal militar.
“No permitan que esto se convierta en su tragedia, vacúnense”, urgió el demócrata.