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Adis Abbeba.— Etiopía ordenó ayer el ataque final contra las autoridades rebeldes de la región de Tigray, mientras los tres enviados especiales de la Unión Africana (UA) intentan en Adis Abbeba mediar en el conflicto para hallar una solución.
“Se ha dado ahora la orden a las Fuerzas de Defensa Etíopes de concluir la tercera y última fase de nuestra operación de establecimiento del orden”, afirmó el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, al prometer “mucho cuidado” para no herir a civiles en el despliegue para tomar Mekele, capital de Tigray.
El mandatario autorizó esta intervención al terminar el miércoles sin éxito el ultimátum de 72 horas que dio para rendirse al Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF), que gobierna la región norteña, contra la que lanzó una ofensiva bélica el pasado día 4 en represalia por un supuesto ataque del TPLF a una base militar etíope en la región.
El premier, que afirmó que “miles de combatientes del TPLF se han rendido”, instó además a “los habitantes de Mekele y sus alrededores a entregar las armas, mantenerse alejados de los objetivos militares y tomar todas las precauciones necesarias”.
El gobernante lamentó que el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF), que gobierna la región norteña, no haya accedido a rendirse mientras que sí lo han hecho “miles” de efectivos de sus fuerzas especiales y milicias.
Resulta difícil verificar si efectivamente miles de hombres tigriñas han aceptado el ultimátum de Abiy, ya que tanto internet como las comunicaciones por teléfono permanecen cortadas, y el gobierno etíope ha bloqueado desde el principio el acceso de periodistas y trabajadores humanitarios a Tigray.
Esta ofensiva, que se cierne sobre Mekele, podría provocar nuevas víctimas civiles en una guerra que ya ha causado cientos de muertos y más de 42 mil desplazados al vecino Sudán.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se declaró el martes “muy preocupado” por la situación en Tigray y exigió a los líderes de Etiopía que hagan todo lo posible para proteger a los civiles durante su ofensiva militar. Guterres demandó también que se protejan los derechos humanos, se garantice el acceso a las agencias humanitarias y se permita la libertad de movimiento a quienes buscan seguridad.
El gobierno etíope aseguró que habilitará “cuatro campamentos para recibir y apoyar a ciudadanos que hayan huido antes de su retorno voluntario a sus comunidades”, y abrirá “rutas de acceso humanitario” en Tigray, región fronteriza con Sudán y Eritrea.
Mientras las tropas federales marchan hacia Mekele, los tres enviados especiales nombrados por la Unión Africana (UA) para intentar mediar en la guerra se encuentran ya en Adis Abbeba, confirmaron ayer a EFE fuentes de la organización panafricana.