París.- Los síntomas de la COVID-19 varían de un paciente a otro pero son muy característicos de este virus desconocido por el sistema inmunitario e incluyen cansancio, fiebre, tos, dolor de cabeza y. menos a menudo, problemas pulmonares graves.

Altibajos

Una de las características de la es su carácter fluctuante, subrayan los médicos interrogados por la AFP.

"Cuando uno tiene la gripe, permanece en cama durante varios días y luego se encuentra mejor. En este caso, los enfermos pueden sentirse mejor un día, al día siguiente vuelven a estar mal. Es muy sorprendente. He ejercido durante 25 años y nunca vi algo así", explica la médica generalista Marianne Pauti, basada en París.

"Tienen la impresión de no ver la salida del túnel", afirma una médico de medicina laboral de la capital francesa. Por tanto es importante que los pacientes sean advertidos al respecto para que descansen, incluso si tienen la impresión de que están mejor.

Otro factor distintivo: se cae enfermo de forma progresiva, contrariamente a la gripe, que se manifiesta de manera drástica.

En general, los síntomas duran dos semanas, incluso más, a veces menos. Y su agravamiento puede suceder después.

Pérdida del olfato

La anosmia, o pérdida del olfato, es un síntoma establecido recientemente.

Los médicos detectaron muchos casos de personas que solo presentaban este síntoma sin tener la nariz congestionada. "Nos pareció raro", confía a la AFP el otorrinolaringólogo Alain Corré, del Hospital Rothschild de París. Junto a su colega Dominique Salmon del hospital Hôtel Dieu, hicieron la prueba a unos 60 pacientes con anosmia: el 90% eran positivos.

La pérdida del olfato parece ser un síntoma patognomónico, es decir, que por si solo permite establecer un diagnóstico. "En el contexto actual, si usted tiene anosmia sin congestión nasal, es que es positivo a la COVID-19, no vale la pena ni pasar el test", según el doctor Corré.

En ese caso, hay que aislarse para no contagiar a los demás, pero el síntoma en si no es grave.

es atraído por los nervios: cuando penetra en la nariz, en vez de atacar la mucosa como otros virus, ataca el nervio olfativo y bloquea las moléculas del olor, explica Corré. En principio se trata de una afección local.

Cansancio y dolor de cabeza

Los pacientes citan con frecuencia la astenia: "Siempre oigo lo mismo: pacientes extenuados, que dan tres pasos y deben tumbarse", explica la doctora Pauti. A menudo se acompaña de cefaleas.

Fiebre y dolores musculares

Este virus puede provocar una fiebre fluctuante, generalmente menos alta que otros síntomas virales.

Muchos dan cuenta de dolores musculares, clásicos en una afección viral, pero a menudo son más dolorosos y más localizados.

Tos

Una tos seca, a la que a veces se añade una congestión nasal y dolor de garganta, también forma parte del cuadro clínico.

Problemas intestinales

Algunos pacientes sufren diárrea y más puntualmente, náuseas. Pero "estos síntomas no bastan para diagnosticar la enfermedad", según Pauti.

Afecciones pulmonares

Cuando el virus afecta los pulmones, el dolor es variable. Algunos pacientes dan cuenta de una sensación de compresión, otros sienten que no podrán seguir respirando, "cosa que la ansiedad agrava, sobre todo entre las personas que viven solas", según los médicos.

La situación es preocupante cuando las personas "respiran más rápidamente de lo normal", según la doctora Pauti, quien afirma que en ese caso hay que llamar al número de urgencias.

Una agravación brutal puede producirse entre el 7º y 14º día, bajo forma de neumonía bilateral, con un aspecto radiológico muy característico. "El escáner permite saber casi con certeza" que se trata de la COVID-19, explica Pauline, una médica hospitalaria de la región parisina que prefiere no dar su apellido.

Esta doctora subraya que la mayoría de pacientes hospitalizados muestran "una tolerancia clínica increíble: no se ahogan en absoluto pese a que tienen parámetros catastróficos de gasometría", que mide el nivel de oxígeno en la sangre.

"Cuando se agrava, todo sucede muy rápidamente", según esta médica. Se trata entonces de una insuficiencia respiratoria aguda severa, como sucedió con la epidemia del SRAS y en menor medida, con la gripe.

En reanimación, el respirador puede permitir salir adelante, pero la situación puede deteriorarse hasta causar la muerte, sin que se sepa exactamente por qué. "Se trata probablemente de una aceleración generalizada del sistema inflamatorio, por motivos puramente virales", explica.

"El drama de este virus es que golpea a una población receptiva al 100%", puesto que es completamente nuevo para el sistema inmunitario.

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