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El regreso fugaz el jueves a Barcelona de Carles Puigdemont y su nueva huida a Bélgica pusieron en la mira a la policía catalana y plantean interrogantes sobre la estrategia del líder independentista y sobre las consecuencias de la crisis para el jefe del gobierno socialista español, Pedro Sánchez.
El líder independentista, prófugo desde hace siete años, había anunciado en varias ocasiones que tenía la intención de asistir al debate de investidura del nuevo presidente de Cataluña, el socialista Salvador Illa.
Regresó el día de la votación y arengó a sus fieles a pocos pasos del Parlamento, antes de escurrirse discretamente del dispositivo policial tendido para capturarlo.
"Nunca tuve la intención de entregarme a una autoridad judicial que no es competente para perseguirnos (...) ni tiene interés alguno en hacer justicia", pero que "pretende hacer política", explicó Puigdemont en un video en catalán difundido el sábado en la red social X.
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Añadió que hubiera querido ejercer su "derecho a hablar y (...) a votar" en tanto que diputado electo en los últimos comicios regionales, pero que "desde primera hora de la mañana quedó claro que el Departamento de Interior había organizado un dispositivo policial para impedirme entrar al Parlamento".
El politólogo Pablo Simón estima que Puigdemont buscaba "generar la máxima presión para impedir la investidura de Salvador Illa", que se convirtió en el primer presidente del gobierno regional que no proviene de las filas nacionalistas desde 2010.
Puigdemont "consideraba, creo yo, que podía, mediante su presencia sorpresiva, generar que hubiera gran revuelo, que hubiera protestas, o que el pleno se aplazara y, finalmente, la investidura no se celebrara", añade.
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Pero el partido Esquerra Republicana (ERC, Izquierda Republicana), rival del partido de Puigdemont Junts per Catalunya (JxCAT, Juntos por Cataluña), decidió apoyar a Illa, negociando un acuerdo que otorga nuevos poderes al gobierno regional.
"El Estado español ha sido burlado. Es decir, que [Puigdemont] ha sido más listo y la imagen internacional es que ha humillado a la policía en todos los sitios", afirma Pablo Simón.
Despiertan temores sobre la "politización del cuerpo" en España
El diario El País considera que "la incapacidad" de los Mossos d'Esquadra, la policía catalana, para detener al expresidente regional "ha despertado los viejos temores sobre la politización del cuerpo, unos temores abonados, sobre todo, porque los tres detenidos por su presunta colaboración en la huida son, precisamente, agentes de este cuerpo".
Tres Mossos fueron detenidos, y dos de ellos liberados aunque siguen investigados, por su presunta colaboración con la fuga del dirigente independentista, inculpado por su papel en la tentativa de secesión de Cataluña en 2017.
El gobierno de Sánchez otorgó a los implicados en esa tentativa una amnistía a cambio de su apoyo legislativo en el gobierno nacional, pero un magistrado del Tribunal Supremo determinó que la medida no se aplicaba a las acusaciones de malversación que pesan sobre Puigdemont.
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"Tras la huida [de Puigdemont], quedan unos Mossos en shock, el despecho del Supremo y el aislamiento de Junts", afirma el diario catalán La vanguardia.
Opiniones encontradas sobre la fuga de Carles Puigdemont
El gobierno de Sánchez cuenta con una mayoría muy frágil, de la que forma parte JuntsxCAT.
El ministro español de Justicia, Félix Bolaños, achacó la crisis a los Mossos, único cuerpo "competente tanto para garantizar que ese debate de investidura se llevara a cabo con normalidad como también para aplicar los mandatos que en este caso había hecho el Tribunal Supremo".
El analista Pablo Simón sostiene que lo ocurrido genera "un ridículo internacional" y que alentará "tanto la crítica al gobierno como el auge de los extremismos, sobre todo de extrema derecha".
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Y las críticas opositoras no se hicieron esperar.
"El presidente del Gobierno, el ministro del Interior y la directora del CNI [Centro Nacional de Inteligencia] habrían dimitido por vergüenza en cualquier país con el más mínimo estado de derecho", escribió en X el líder del partido de extrema derecha Vox, Santiago Abascal.
"Esos personajes en España no son incompetentes sino cómplices de la huida de Puigdemont", agregó.
La fuga de Puigdemont es "incalificable y no puede quedar impune", fustigó el dirigente del Partido Popular (PP, derecha), Alberto Núñez Feijóo, quien denunció una "farsa" y pidió el "cese fulminante" de los ministros de Interior y de Defensa.
sg/mcc