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Washington.— El gobierno del presidente Donald Trump decidió ir solo en la búsqueda de una vacuna contra el Covid-19. Con el argumento de que no quiere ser restringido por grupos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), no colaborará en la iniciativa internacional para desarrollar la sustancia.
La decisión se da después que la Casa Blanca anunció en julio su decisión de retirar a Estados Unidos de la OMS, a la que Trump acusa de tener una fuerte influencia de China.
Algunas naciones han trabajado directamente en garantizar el suministro de una vacuna, pero otras están colaborando para asegurar el éxito contra una enfermedad que no tiene fronteras geográficas. Más de 150 países están creando el Centro de Acceso Global a Vacunas contra el Covid-19, o COVAX.
Dicha iniciativa, vinculada a la OMS, permitirá a las naciones aprovechar un conjunto de posibles vacunas para garantizar que sus ciudadanos tendrán una cobertura veloz con las que sean consideradas efectivas.
La OMS dijo que incluso los gobiernos que están haciendo tratos con fabricantes particulares de vacunas podrían beneficiarse de su integración en el COVAX, porque podría suministrarles vacunas de respaldo en caso de que resulten ineficaces las que negocien de manera bilateral con los fabricantes.
Pero el COVAX a estas alturas sólo ha adquirido 300 millones de dosis de AstraZeneca, un grupo farmacéutico que ha firmado por separado asociaciones con Estados Unidos, Europa, Rusia, Corea del Sur, China, América Latina, y Brasil.
Siete meses después del inicio de la pandemia, e incluso antes de que hayan concluido los ensayos clínicos de las vacunas experimentales, algunos países desarrollados (Estados Unidos, los de la Unión Europea, Reino Unido, Canadá, Japón) han encargado al menos 3 mil 100 millones de dosis en total, según un recuento de AFP.
Trump fue el primero: su gobierno firmó contratos que garantizan al menos 800 millones de dosis de seis fabricantes, para 330 millones de habitantes, que se comenzarán a entregar desde finales de año.
“Estados Unidos está potencialmente en posición de tener demasiadas vacunas si todos los proyectos en los que ha invertido tienen éxito”, dijo Richard Hatchett, gerente general de la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (Cepi).
El trabajo de Hatchett es garantizar que las futuras vacunas contra el Covid-19 se repartan de manera justa en todo el mundo, pero las acciones de países como EU vuelven su trabajo más difícil.
“Tenemos que persuadir a los líderes mundiales de que mientras la vacuna esté disponible en estas cantidades inicialmente limitadas debe compartirse a nivel mundial, que no debería darse el caso de que solo un puñado de países reciba todas las vacunas disponibles en el primer semestre de 2021”, sostuvo Hatchett, quien espera que no se repita el escenario de 2009, cuando los países ricos habían reservado las primeras vacunas contra la gripe H1N1.