Miami.— En las del 5 de noviembre, como ha ocurrido en comicios anteriores, el ganador o la ganadora podría definirse en uno de los “estados péndulo”, aquellos que no tienen una inclinación fuerte hacia un partido político en particular y pueden cambiar de un ciclo electoral a otro, convirtiéndose en foco de las campañas.

No es de extrañar que Kamala Harris y Tim Walz iniciaran su primer evento como fórmula presidencial demócrata en Philadelphia, Pennsylvania. Después, continuaron su recorrido en estados clave como Wisconsin, con un evento en Eau Claire y Detroit, Michigan. Estos estados son considerados cruciales en las elecciones, debido a su naturaleza competitiva y su capacidad para inclinarse hacia cualquiera de los dos principales partidos.

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El Colegio Electoral

El sistema electoral estadounidense es indirecto; los ciudadanos votan por delegados, no por el candidato en sí; quien tiene mayor número de delegados es el ganador, explica a EL UNIVERSAL Hernán Molina, analista político en Los Ángeles, California.

Por eso es que a veces el ganador de la elección no es precisamente quien se llevó la mayoría del voto popular. El problema para los demócratas es que hoy, por la forma en que se adjudican los electores por estado y por la composición y distribución política en la geografía norteamericana, las probabilidades de triunfo recaen en los republicanos. La masa votante de los demócratas está fundamentalmente concentrada en estados grandes de las costas, como Nueva York y California y, en comparación, esas regiones tienen menos representación en el Colegio Electoral que los estados pequeños o medianos, hoy con mayor inclinación por los republicanos.

Es en este contexto que los estados péndulo adquieren relevancia, en aras de lograr la mayoría en el Colegio Electoral. “En estos estados se concentra la mayoría de los indecisos; es por ello que, sin que sean especialmente numerosos en votos electorales, en elecciones muy apretadas, como casi siempre sucede, ya sumados todos, hacen la diferencia de ganar o perder”, señala Molina.

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El ejemplo más claro e inmediato es lo que sucedió en 2020, cuando Joe Biden ganó Georgia, un estado históricamente republicano, y que inclinó la balanza a favor de los demócratas por un margen muy estrecho de aproximadamente 12 mil votos. Su rival, el entonces presidente Donald Trump, no aceptó los resultados y al día de hoy alega fraude, sin haber podido probarlo.

El Medio Oeste, joya preciada

El Medio Oeste estadounidense es ambicionado en los comicios presidenciales debido a su influencia clave en el Colegio Electoral. Esta región incluye varios estados péndulo, como Michigan, Wisconsin, Pennsylvania y Ohio, que pueden inclinarse hacia cualquier partido dependiendo de la elección.

Michigan es un estado con 16 votos electorales, se considera péndulo debido a su mezcla de votantes urbanos, suburbanos y rurales.

Wisconsin cuenta con 10 votos electorales y las diferencias entre las áreas urbanas como Milwaukee, que tienden a ser demócratas, y zonas rurales más conservadoras hacen que el estado sea impredecible.

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Pennsylvania, con 20 votos electorales, es uno de los estados péndulo más importantes. Philadelphia y Pittsburgh son bastiones demócratas, pero las áreas rurales y algunos suburbios son más conservadores, lo que hace que el estado sea altamente competitivo y muy impredecible. Aunque en los últimos ciclos Ohio ha mostrado una inclinación hacia los republicanos, históricamente ha sido un estado péndulo. “Ohio puede verse como un pequeño universo de cómo se comporta la Unión Americana en su conjunto”, dice Molina.

Al igual que el Medio Oeste de EU, otros estados considerados péndulo son vitales en las elecciones presidenciales; suelen tener resultados muy ajustados, como Georgia, con 16 votos electorales, que había sido tradicionalmente un bastión republicano hasta 2020 cuando se convirtió en un estado péndulo debido a los cambios demográficos en las áreas metropolitanas como Atlanta, que han visto un aumento en el número de votantes demócratas.

Con 15 votos electorales, Carolina del Norte ha sido un estado competitivo en las últimas elecciones. Los suburbios de ciudades como Charlotte y Raleigh-Durham, que son moderados, contrastan con las áreas rurales conservadoras. Las primeras más demócratas y las segundas más republicanas. Arizona cuenta con 11 votos electorales y ha pasado de ser estado republicano seguro a péndulo. El crecimiento de la población latina y los cambios en las áreas suburbanas han hecho que sea altamente disputado.

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Nevada y Colorado completan la lista de estados que los candidatos no deben dar por sentado, si quieren garantizar el triunfo.

Al 12 de agosto de 2024, las encuestas en los estados péndulo muestran una competencia muy reñida entre Kamala Harris y Donald Trump: los candidatos están prácticamente empatados en Pennsylvania, Wisconsin, Georgia, Arizona y Nevada, con la demócrata aventajando por mínimos, pero dentro del margen de error, lo que indica que la carrera es demasiado cerrada para predecir un ganador claro. En Georgia y Arizona Trump lidera por márgenes muy estrechos. Los votantes allí están más preocupados por la inflación y la inmigración, áreas donde Trump es visto como más fuerte. Harris es percibida más favorablemente en temas como la atención médica y los derechos civiles, especialmente entre votantes jóvenes y mujeres.

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