Jerusalén.— Siete personas murieron ayer en un tiroteo frente a una sinagoga de Jerusalén Este y el autor del atentado fue abatido, en el último episodio de una espiral de violencia que se desató el jueves luego de una letal operación militar israelí en Cisjordania ocupada.
El atentado, en un barrio de colonización judía del sector de Jerusalén anexado por Israel, se produjo horas después de un bombardeo israelí de la Franja de Gaza, en respuesta a disparos de cohetes desde ese enclave palestino. “Esta noche hacia las 20H30 [18H30 GMT], un terrorista se acercó a una sinagoga en la avenida Neve Yaakov de Jerusalén y abrió fuego contra las personas en la zona”, señaló un comunicado policiaco.
“Las fuerzas policiacas llegaron rápidamente al lugar, se enfrentaron con el terrorista” y este “fue neutralizado”, agregó.
Un portavoz de la policía indicó que siete personas murieron. El Magen David Adom (MDA, equivalente israelí de la Cruz Roja), dio parte de 10 personas baleadas, incluyendo una de 70 años y otra de 14.
EU condenó un “horrendo” ataque. El presidente estadounidense, Joe Biden, condenó el ataque en una llamada con el primer ministro israelí, Benjamin Netan- yahu. “El presidente dejó claro que se trató de un ataque contra el mundo civilizado”, dijo la Casa Blanca en un resumen de la llamada, agregando que Biden también “subrayó el férreo compromiso de EU con la seguridad de Israel”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, “condenó con firmeza” el “particularmente abominable” atentado mortal. “Nunca hay excusa alguna para los actos terroristas. Deben ser condenados y rechazados por todos”, agregó.
El nuevo ataque desencadenó celebraciones tanto en la Cisjordania ocupada como en la Franja de Gaza, donde la gente disparó armas al aire, tocó bocinas y distribuyó dulces. No hubo un reclamo inmediato de responsabilidad por el tiroteo.
En Gaza, Hazem Qassem, portavoz del grupo militante gobernante Hamas, dijo que el ataque fue “una venganza y una respuesta natural” al asesinato de nueve palestinos en Yenín el jueves.
La violencia planteó un desafío temprano para el nuevo gobierno de Israel, que está dominado por ultranacionalistas y con el primer ministro Netanyahu al frente.
El premier declaró que había realizado una evaluación de seguridad y decidió “medidas inmediatas”. Dijo que convocaría a su gabinete de seguridad el sábado por la noche, para discutir una respuesta adicional. Netanyahu se negó a dar más detalles, pero dijo que Israel actuaría con “determinación y compostura”. Llamó a la ciudadanía a no tomarse la justicia por su mano.
Nueve personas murieron el jueves en una incursión israelí en el campamento de refugiados palestinos de Yenín, en el norte de Cisjordania, según el ministerio palestino de Salud.
Otro palestino murió ese mismo día por disparos israelíes en un incidente separado cerca de Ramala, también en Cisjordania. Israel afirmó que se trató de una operación de “contraterrorismo” contra la organización armada Yihad Islámica.
La Autoridad Palestina la calificó de “masacre” y anunció que dejaba de cooperar en materia de seguridad con Israel.
Según la ONU, no ha habido tantos muertos en una operación israelí en Cisjordania desde que comenzaron los registros de esas operaciones en 2005.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos llamó el viernes a “poner fin al ciclo de violencia sin fin” .
Israel bombardeó la Franja de Gaza en respuesta a un disparo de cohetes desde el enclave palestino. El ejército indicó que realizó al menos dos rondas de bombardeos aéreos contra islamistas de Hamas, tras varios disparos de cohetes procedentes de Gaza hacia el sur de Israel. Los bombardeos israelíes alcanzaron la ciudad de Gaza, capital del enclave, constataron periodistas de la AFP.
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