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Madrid.— El socialista Pedro Sánchez fracasó en su primer asalto a la presidencia del gobierno español al quedarse muy lejos de la mayoría absoluta necesaria para superar el trámite parlamentario.
Sánchez, quien necesitaba 176 votos, logró recabar 124, luego de que el bloque de la derecha (Partido Popular y Ciudadanos) rechazara su investidura y la totalidad de los grupos parlamentarios, con excepción del único diputado regionalista cántabro, votaran en contra o se abstuvieran.
La derecha española mostró de nuevo su profunda desconfianza hacia Sánchez, entre otras cosas por pretender gestionar la economía saltándose las reglas de la austeridad. Los conservadores también reprochan al líder socialista sus concesiones a los independentistas catalanes.
El líder de Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias, se muestra reacio a respaldar a Sánchez mientras no acepte un acuerdo programático y la formación de un gobierno de coalición que integre de manera efectiva y proporcional a la izquierda emergente. Los independentistas catalanes y vascos se opusieron también a la investidura, a la espera de que Sánchez mande alguna señal sobre su disposición a dialogar sin prejuicios sobre las tensiones territoriales que afectan a España, especialmente a Cataluña.
Sánchez relató en la víspera de su fallida investidura los ejes de su gobierno: lucha contra la desigualdad y la precariedad laboral, apoyo al empleo y la educación, medidas contra la emergencia climática, diseño de una económica sostenible, mayor sintonización con el feminismo, impulso a la revolución digital y regeneración democrática.
El próximo jueves se celebrará una segunda sesión parlamentaria en la que Sánchez podría tener el camino hacia la presidencia algo más despejado, porque entonces sólo necesitará la mayoría simple: más votos a favor que en contra.
Con 123 escaños de los 350 de la Cámara Baja, el líder del PSOE requerirá del apoyo de UP (42 diputados) y de los pequeños partidos regionalistas y nacionalistas para mantenerse en el poder. Buena parte de los independentistas catalanes y vascos deberán como mínimo abstenerse para facilitar la investidura de Sánchez.
El éxito de la segunda sesión dependerá, sobre todo, de los acuerdos de gobierno que el PSOE logre alcanzar en las próximas 48 horas con UP. Los socialistas ofrecieron a la izquierda emergente una vicepresidencia y otros cargos, oferta que Iglesias considera insuficiente.
El posible acuerdo sobre un gobierno de coalición entre el PSOE y UP condicionaría positivamente a otros grupos parlamentarios, como los vascos y una parte del independentismo catalán.
En el supuesto de que fracasen las negociaciones con UP y Sánchez no consiga en la nueva ronda parlamentaria la mayoría simple, el político socialista dispondrá de dos meses para revertir la situación antes de la convocatoria de nuevas elecciones generales para el 10 de noviembre.