Lola perdió a su suegro en unos cuantos días. Corría marzo de 2020 y Antonio, de 83 años y con principio de Alzheimer, estaba internado en un asilo . Afectado por el Covid-19 y a pesar de los continuos reclamos de la familia, nunca fue trasladado al hospital. Se fue sin que los suyos pudieran despedirse de él, ya que los albergues permanecieron cerrados en el confinamiento.

“Nos avisaron por teléfono de que mi suegro estaba aislado en la residencia porque había contraído el virus. Dijeron que lo iban a medicar y que no nos preocupáramos. Más tarde nos llaman para decirnos que se había caído, aunque nunca explicaron cómo. Pensamos que la caída era una buena oportunidad para que se lo llevaran al hospital. Todos los días llamábamos para pedirles que lo trasladaran, con insistencia, pero no hubo caso”, señala Lola a .

Luego de que Antonio contrajera el Covid-19, el conductor de la residencia se desplazó al hospital para traer medicinas, aunque la familia considera que lo lógico es que el anciano hubiera sido derivado al hospital.

“Nos dijeron que hablaron con la geriatra del hospital y que les había desaconsejado el ingreso, que tuviéramos confianza porque se iba a recuperar. Mi marido llamó a la residencia ese día y le dijeron que su padre estaba bien y que había comido, cuando era mentira el registro. Tiempo después, el 27 de marzo de 2020, nos llamaron para decirnos que Antonio había fallecido”, relata la nuera.

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La familia de Antonio participa en una querella colectiva interpuesta por la organización Marea de Residencias para que se investiguen las responsabilidades de las autoridades en la pandemia, a nivel de residencias como a nivel administrativo.

Las medidas ineficientes e inadecuadas adoptadas por las autoridades, sobre todo de las comunidades de Madrid y Cataluña, vulneraron derechos elementales de las personas mayores residentes, subrayan organizaciones humanitarias en referencia a las más de 30 mil muertes registradas en los albergues de ancianos durante los meses más duros de la pandemia que colapsó los hospitales.

Además, un significativo porcentaje de estos fallecimientos que afectaron sobre todo a personas de la tercera edad, se hubieran evitado si los hospitales no hubieran colapsado.

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La sobresaturación de nosocomios cuando la pandemia arreciaba, sumada a la negligencia de autoridades locales y las severas restricciones de movilidad, impidieron que muchos pacientes afectados por el Covid-19 u otras enfermedades graves pudieran ser atendidos adecuadamente.

En el caso de , el colapso sanitario que se produjo sobre todo en la primera ola de la pandemia fue la causa de más de la mitad de los fallecimientos por Covid-19, según el estudio matemático COVIDmodel,es, que concluye que la probabilidad de morir (tasa de mortalidad), aumentó en el país europeo a medida que los hospitales se saturaban.

El informe realizado por la plataforma internacional #NoMorePandemics, señala que de las 51 mil 200 personas que, según sus cálculos, fallecieron en España en el primer semestre de 2020 a causa de la pandemia, más de 26 mil murieron por no haber podido recibir la atención sanitaria en el peor momento de la crisis, debido al colapso de los nosocomios y la dejación de funciones de las autoridades regionales.

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