San José – Narcotraficantes mexicanos, colombianos y ecuatorianos se movilizan por los litorales de Colombia y Ecuador sobre el Océano Pacífico para introducir cargas de cocaína a embarcaciones que la trasladan a Centroamérica, México y Estados Unidos.
Oculto en las montañas del sur de Colombia, Cloby dirigió la producción de cocaína y coordinó por teléfono el contrabando de la sustancia ilícita con El ecuatoriano, escondido en un puerto del norte de Ecuador. Por mar, Cloby, de apellido Obando y colombiano, envió cocaína en lanchas rápidas a El ecuatoriano, de apellido Galarza y ecuatoriano.
La cadena quedó al descubierto cuando policías de Colombia y Ecuador incautaron mil 685 kilos de cocaína en diciembre de 2018 en alta mar, capturaron a siete personas y decomisaron dos lanchas rápidas.
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El recorrido de la droga fue por tierra en camiones contenedores, desde laboratorios clandestinos de producción en montañas del suroccidental departamento (estado) colombiano de Cauca, hacia el norte en el puerto de Buenaventura, del suroccidental departamento de Valle del Cauca.
De acuerdo con los detalles del caso, suministrados a EL UNIVERSAL por la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia, por cada kilo de cocaína que introdujo a los muelles de Buenaventura y a las lanchas que se dirigieron a Centroamérica y México, desde donde el estupefaciente se reexportó a Estados Unidos, la organización pagó gran cantidad de dinero.
Según el reporte, un “eslabón de la red” operó en el norte de Ecuador, donde “El ecuatoriano” y sus socios fueron detectados en distribución de la cocaína “que llegaba en los vehículos de transporte público” desde el sur de Colombia.
Ya en el norte de suelo ecuatoriano, la cadena sacó la droga por rutas fluviales y oculta “en lonas dentro de las lanchas rápidas” para enviarla a Centroamérica y América del Norte.
Emisarios de Cloby pasaron “esporádicamente” a Ecuador por la frontera con Colombia a cobrar la droga, indicó el informe. Para regresar a Colombia con el dinero, usaron vehículos de transporte público “adecuados con sofisticadas caletas” para ocultarlo, añadió.
Colombia y Ecuador confiscaron más de ocho toneladas de cocaína durante 14 meses de investigación conjunta y arrestaron a 44 hombres y mujeres.
En otro caso, tres mexicanos que presuntamente pertenecieron al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los más peligrosos y poderosos de México, fueron detenidos en agosto de 2018 con tres colombianos en una embarcación en aguas internacionales del Pacífico con más de 400 kilos de cocaína.
En recorridos en veleros, pesqueros y lanchas rápidas, la estructura criminal movió la cocaína por el Pacífico desde el sureño departamento de Nariño con escalas en Buenaventura y Bahía Solano, en el occidente departamento del Chocó que tiene una peculiaridad: además de litoral en el Pacífico, es fronterizo con Panamá y tiene costa en el Caribe.
Juradó, municipio del Chocó en el Pacífico, fue una meta inicial del viaje, con los cayos de Panamá, las aguas del resto de Centroamérica y las costas de México como intermedias y EU como final.
Una modalidad consistió en introducir la droga a astilleros de Buenaventura aledaños al puerto y empacarla en naves pesqueras que zarparon de madrugada hacia el límite de aguas internacionales, donde la entregaron a “barcos de gran calado” en tránsito al puerto mexicano de Manzanillo, Colima, según los informes oficiales.
Las fuentes policiales precisaron que la droga fue transportada por tierra a Buenaventura desde Nariño en vehículos de carga con caletas que, para “despistar” a las autoridades”, también movilizaron palma africana o cacao ya que “por la concentración y el fuerte olor de estas plantas, la droga parecía casi imperceptible”.