El sector automovilístico alemán está envuelto en un nuevo escándalo por haber experimentado con monos y seres humanos buscando demostrar que las emisiones de los motores diésel no son tan dañinas para la salud como habitualmente se cree.
La Asociación Europea de Estudios sobre la Salud y el Medio Ambiente en el Transporte (EUGT, por sus siglas en alemán), instituto financiado por Volkswagen, BMW y Daimler (fabricante de Mercedes-Benz), hizo inhalar en 2013 diferentes concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) a 25 personas en buen estado de salud, informó ayer el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
El experimento tuvo lugar en un instituto médico en la ciudad de Aquisgrán, a cargo de la EUGT, actualmente en liquidación.
También sometió a pruebas a 10 micos en 2014, los cuales fueron encerrados en una habitación donde se proyectaban dibujos animados mientras se les hacía respirar el humo emitido por la última versión del Volkswagen Beetle, según información del diario estadounidense The New York Times.
Esas pruebas se llevaron a cabo en las instalaciones de Lovelace Biomedical, en Alburquerque, EU , y buscaban medir el impacto de emisiones de gases contaminantes.
El vocero del gobierno alemán, Steffen Seibert, aseguró que “esos experimentos no tienen ninguna justificación ética ni científica” y consideró que su realización “obliga a formular preguntas críticas a todos los responsables”.
El ministro de Transportes y Agricultura, Christian Schmidt, condenó de la manera “más contundente” los experimentos y pidió se investiguen estas las acusaciones.
Por su parte, el consejo de supervisión de Volkswagen pidió una investigación inmediata sobre quién ordenó las pruebas.
A finales de 2015, el grupo Volkswagen reconoció haber equipado 11 millones de sus vehículos diésel con un programa que falseaba los test de verificación disimulando emisiones que en ocasiones eran hasta 40% superiores a las autorizadas por los gobiernos.