Estados Unidos se ha ido polarizando cada vez más en los últimos años hasta unos niveles que apenas se recuerdan en la historia del país.
Según el Pew Research Center, el republicano medio es más conservador que el 97% de los demócratas, mientras que los demócratas son más liberales que el 95% de los republicanos.
Por el contrario, esas cifras en 1994 eran solo del 64% y 70%, respectivamente. Algunos expertos aseguran que no se recuerda una época en que hubiera mayores tensiones ideológicas como en este momento.
"Tenemos que retroceder históricamente, a algo así como al período de la década de 1890, después de la Guerra Civil, para encontrar políticas en Estados Unidos que estuvieran tan polarizadas como ahora", dice Bernard Grofman, del departamento de ciencia política de la Universidad de California.
El estado de California no es una excepción. Durante los últimos años, las divisiones internas y con el resto de EE.UU. dieron lugar a hasta seis iniciativas propuestas para dividir California en estados más pequeños o incluso separarla por completo del país.
Según Monica Toft, profesora de política internacional en la Universidad de Tufts en Boston, los argumentos que apoyan estos planes plantean la creencia de que el gobierno federal ya no representa los intereses económicos de California; que el estado es tan grande que una gobernabilidad adecuada solo es posible si se aplica en una escala geográfica más pequeña; o que existen diferencias irreconciliables entre lo que representan California y el resto de EE.UU.
Para dejarlo claro: a menos que algo cambie de manera drástica, California no se independizará de EE.UU. a corto plazo.
Una norma constitucional niega a los estados el derecho a la secesión y hay pocas pruebas de que la mayoría de ciudadanos de California quiera realmente separarse.
Una encuesta realizada en 2017 a 1.000 californianos concluyó que el 68% tanto de republicanos como de demócratas se oponía a estas iniciativas.
Sin embargo, analizar lo que sucedería en este improbable escenario resulta de cualquier modo interesante por las preguntas que plantea sobre el precario equilibrio de poder en EE.UU.
La posibilidad de que estallara un brote de violencia, incluso como una guerra formal, es la primera y la más crucial de las hipótesis sobre qué pasaría si California intentara independizarse.
Otra guerra civil estadounidense puede parecer poco probable, pero hay que recordar también que el sur del país no esperaba que se produjera un largo conflicto cuando decidió separarse del norte hace 157 años.
La guerra civil estalló, lo que llevó a la pérdida de unas 620.000 vidas y sacudió al país por completo.
"Que EE.UU. optara por tratar de impedir por la fuerza que California se independizara dependería en gran medida de quién fuera el líder del país en ese momento", dice Stephen Saideman, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Carleton en Ottawa, Canadá.
"Los republicanos en realidad podrían decir '¡qué alivio!', mientras que los demócratas podrían afirmar: 'Tenemos que mantener a California o podríamos quedar marginados para siempre'", asegura.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en la Guerra Civil de EE.UU., ahora no existe un problema fundamental como la esclavitud que aumente esa brecha divisoria y la mayoría de académicos están de acuerdo en que existe una identidad demasiado compartida entre California y el resto de EE.UU. como para imaginar un escenario en el que estallara una guerra.
"Los californianos no se parecen a los kurdos en Irak, a los catalanes en España o a los escoceses e irlandeses en Reino Unido", dice Brendan O'Leary, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Pensilvania, EE.UU.
"No puedo imaginar a los generales del Pentágono obedeciendo órdenes de ir a ocupar California por la fuerza".
Sin embargo, tras la secesión pacífica de California, los temores demócratas se harían realidad.
California es el estado más grande en cuanto a población y su salida del país cambiaría radicalmente el campo de juego político en EE.UU.
El equilibrio de poder en el Congreso se inclinaría hacia un completo control por parte de los republicanos. La pérdida de los votos electorales de California dejaría pocas esperanzas para que EE.UU. viera otro presidente demócrata en un futuro cercano.
"Políticamente, esto dejaría a los demócratas en un profundo hoyo", dice Saideman. "Llevan dependiendo de California desde principios de los 90 para tener la oportunidad de ganar las elecciones presidenciales".
En respuesta a esta situación, el resto de representantes demócratas en el país cambiarían probablemente su política hacia la derecha.
"Si ya no tienes a California anclando las posiciones del Partido Demócrata, eso cambia dramáticamente el centro de gravedad", dice Grofman, quien cree que la salida de California llevaría a los demócratas a una política más centrista.
De lo que no hay dudas es del importante golpe económico que la pérdida de California supondría para el país. Este estado es la quinta economía más grande del mundo y recaudó US$2,7 billones en 2017.
Cuál sería el impacto general en la economía de estadounidense dependería de si los líderes entablaran acuerdos de libre comercio o impusieran aranceles y otras barreras comerciales. Pero, sin duda, el país no escaparía ileso.
"El dólar se derrumbaría", vaticina O'Leary. "El euro y el yuan chino podrían reemplazarlo como moneda global".
Esos EE.UU. divididos perderían el equilibrio internacional y estarían más en deuda con sus aliados. Al inclinarse más a la derecha, naciones como Hungría y Rusia podrían acercarse más al país.
Pero seguramente se desbaratarían las relaciones con otros países como Canadá o México, ya que un gobierno de Washington cada vez más de derechas apostaría por políticas de inmigración más duras.
"De repente, en lugar de un sistema bipolar con EE.UU. y China, veríamos un sistema multipolar con EE.UU., China, California, India, etc.", dice Saideman. "En relaciones internacionales, los sistemas multipolares producen mucha más confusión porque las alianzas importan mucho más".
California también podría resultar más atractiva para los inmigrantes que EE.UU.
El país recién formado continuaría seguramente dando la bienvenida a innovadores extranjeros a Silicon Valley y su agencia espacial, pero también podría relajar las políticas para los trabajadores menos cualificados.
"Dada la magnitud de las poblaciones hispanas en California y la importancia de la agricultura, no puedo imaginar que California no desarrollara una nueva política específica para recibir a personas de Centroamérica y otros lugares", dice O'Leary.
Por otro lado, si bien el diverso sur de California podría mostrarse favorable hacia la inmigración, el norte mucho más conservador podría oponerse firmemente.
"La gente tiende a creer que añadir nuevas personas simplemente dividirá el pastel en más partes", dice Grofman.
Aunque los economistas han demostrado en repetidas ocasiones que el crecimiento genera beneficios, los californianos, con sus nuevas fronteras establecidas, también podrían verse afectados por una mentalidad errónea de "nosotros contra ellos".
También, pese a lo que muchos podrían suponer, es poco probable que la separación de California diera paso a una repentina inmigración masiva de liberales estadounidenses hacia California y un éxodo de republicanos desde el estado.
"Soy un estadounidense en Canadá, y después de cada elección, todos me dicen: 'Me voy a mudar a Canadá'... pero no lo hacen", dice Saideman.
"Si California se independizara, habría algo de flujo, pero no sería tan dramático como la gente piensa, y la mayor parte de migraciones sería impulsada por empleos", vaticina.
Sin embargo, la secesión de California podría desencadenar una oleada de iniciativas similares en otras partes de EE.UU.
El noreste, por ejemplo, se alienaría cada vez más en un país dominado por los republicanos sin ninguna esperanza de ganar representación política. Por lo tanto, los estados que se extienden al norte desde Maryland a Maine y del oeste a Pensilvania podrían ver la secesión como el único medio de escapar de una mayoría republicana permanente.
La historia tiene varios de estos ejemplos. Estados como Georgia, Ucrania y Moldavia se separaron de la Unión Soviética después de que los estados bálticos les abrieran el camino.
Una vez que comenzara el proceso de secesiones, otros estados -muchos de los cuales tienen la capacidad económica y el tamaño de población suficientes para convertirse en pequeños países por sí mismos- pueden ver pocos incentivos para quedarse.
En otras palabras, la secesión de California podría ser el principio del fin para los Estados Unidos de América, tal como lo conocemos.
Como dice Grofman, "en un mundo con una California independizada, el escenario más pesimista es una mayor desintegración de EE.UU.".
* Puedes leer la versión original de este artículo (en inglés) en BBC Future.
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