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El pasado 10 de agosto, el multimillonario Jeffrey Epstein fue hallado muerto en su celda, donde esperaba el inicio del juicio en su contra por abuso sexual y tráfico de menores. El dictamen oficial indicó que se suicidó. Se llevó así a la tumba secretos que tenían inquieta a gente muy poderosa.

Epstein, financista que se codeaba con ricos, famosos e influyentes que incluyeron al príncipe Andrés, de Reino Unido, al presidente Donald Trump -quien llegó a decir que Epstein era alguien con quien “uno se divierte mucho” y a quien le gustaban las mujeres tanto como a él-, y al exmandatario Bill Clinton, pasando por actores como Kevin Spacey, era dueño de una isla privada en el Caribe, conocida como “isla de las orgías”; viviendas en París y Nueva York, una hacienda en Nuevo México, avión privado y autos de lujo.

Tan grande como su fortuna era su historial de depredador sexual.

En 2008, el magnate fue acusado de abusar sexualmente de varias adolescentes en una de sus mansiones. Aunque pudo ser sentenciado a cadena perpetua, un sospechoso acuerdo con la fiscalía le permitió ser condenado a 18 meses tras confesar haber pedido servicios de prostitución a una menor de edad, librando así los cargos más graves. Cumplió su sentencia en una de sus residencias y en ese lapso, dicen testigos, continuó con sus costumbres sexuales. La investigación fue detenida.

Pero el pasado 6 de julio fue arrestado de nueva cuenta, acusado de haber organizado, durante años, una red de chicas con las que no sólo mantenía relaciones sexuales en sus propiedades, sino que las ofrecía para lo mismo a sus “amigos”.

Jennifer Araoz, una de las primeras acusadoras de Epstein, describió un modus operandi del millonario que se repitió con otras mujeres, según se ha revelado: una persona que buscaba chicas para Epstein la reclutó. Primero acudió a entrevistas con el magnate. Luego él le pidió desnudarse para ayudarle en su carrera de modelo; luego fueron tocamientos, masturbación y finalmente, violación.

Aunque se puso fin al caso penal contra Epstein tras su muerte, las acusaciones y sospechas continúan.

La familia del financista rechaza, por ejemplo, la versión del suicidio y asegura, con base en el análisis de un experto forense, que Epstein fue asesinado, por ahorcamiento.

Los dos carceleros del financiero están detenidos a la espera de juicio, por haber mentido al decir que estuvieron pendientes del detenido, quien ya había intentado suicidarse poco después del arresto. Ningún funcionario de prisiones hizo rondas la noche del 9 de agosto. El cuerpo fue descubierto a las 6:30 del 10 de agosto.

La “mejor amiga” de Epstein, Ghislaine Maxwell, hija del magnate de los medios Robert Maxwell, ha sido señalada como “reclutadora y madame” por varias acusadoras de él. Maxwell siempre lo negó; actualmente está desaparecida.

Justo una de las mujeres que señalan a Maxwell, Virginia Giuffre, acusó de haber sido forzada a tener relaciones sexuales siendo menor de edad (17 años) con el príncipe Andrés.

El príncipe niega haber tenido alguna relación con Giuffre, pero su respuesta en torno a todo el caso ha sido tan deficiente que tuvo que anunciar su retiro de la actividad pública.

El juicio, además, ha tenido ramificaciones en Francia, donde se abrió una investigación ante la posibilidad de que Epstein hubiera cometido abusos en ese país. Particular atención ha llamado el agente de modelos francés Jean Luc Brunel, cercano a Epstein y acusado de violaciones por varias exmodelos.

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