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Moscú.— El proyecto de gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Europa, debilitado por problemas ecológicos y sanciones de Estados Unidos, sufre un duro revés tras el envenenamiento del opositor ruso Alexei Navalni.
Su principal impulsor, Alemania, no excluye retirarle su apoyo debido al rechazo de Moscú para aclarar lo sucedido en torno al envenenamiento del líder de la oposición rusa con una sustancia neurotóxica del tipo novichok que le fue diagnosticada en Berlín.
Nord Stream 2, cuya puesta en marcha estaba en un principio prevista a principios de 2020, es un gasoducto que tiene que duplicar las capacidades de entrega de gas ruso del Nord Stream 1, operativo desde 2012, y asegurar la seguridad de suministro a Europa occidental a través del mar Báltico.
Los que pasan por Ucrania se vieron perturbados en varias ocasiones debido a las tensiones entre Moscú y Kiev.
El proyecto asocia principalmente el gigante ruso Gazprom a cinco grupos europeos: el francés Engie; los alemanes Uniper y Wintershall; el austriaco OMV, y el británico-holandés Shell, por un presupuesto total evaluado en 9.500 millones de euros (11.245 millones de dólares).
Navalni, a casi tres semanas de haber sido hospitalizado, salió del coma artificial y su estado de salud mejora, anunció el hospital berlinés donde está internado. El ruso de 44 años “reacciona cuando se le habla” y va a dejar de usar el respirador “por etapas”, dijo el hospital de la Charité, uno de los más reputados de Europa, donde permanece desde el 22 de agosto y donde se le detectaron rastros del agente neurotóxico Novichok.
Los médicos no excluyen que le queden secuelas por el ataque, que tanto Alemania como otros países atribuyen al Kremlin, al que han pedido explicaciones. Alemania dio un ultimátum de unos días a Rusia para “aclarar lo que ocurrió”, so pena de eventuales sanciones. Pero el Krem-lin denunció los “absurdos” intentos de acusar a Rusia del envenenamiento.