Cerca de los escombros de una mezquita de Rafah, algunos fieles palestinos rezan por el Aíd al Fitr, la festividad que marca el final del Ramadán y sinónimo este año de "tristeza" y "miedo" en la Franja de Gaza.
"El año pasado, la mezquita Al Faruq seguía aquí, pero este año fue tomada como blanco dos o tres semanas antes de que comenzara el Ramadán", explica Ahmed Abu Chaer bajo la gran tienda de campaña que sirve de lugar de oración en este barrio de Rafah, en el sur de Gaza.
Este año, el Aíd al Fitr no se parece a ningún otro vivido en los territorios palestinos, especialmente en la Franja, donde la guerra entre Hamas e Israel dura ya más de seis meses.
En la noche del martes al miércoles, 14 personas murieron en un bombardeo contra una vivienda en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, según el ministerio de Salud del territorio, gobernado desde 2007 por Hamas.
"Juro ante Dios que jamás hemos vivido un Aíd como este, lleno de tristeza, de miedo, de destrucción y de devastación" por la guerra, afirma a AFP Ahmed Qishta, de 33 años.
"Intentamos ser felices, pero es difícil, difícil, difícil", añade este padre de cuatro hijos, habitante de Ciudad de Gaza pero desplazado en Rafah.
Para Abir Sakik, que vive en una tienda de campaña en esta ciudad del extremo sur con su familia, el Aíd suele ir acompañado de "un ambiente suave, los juguetes de los niños, pasteles, bebidas y chocolate en cada casa".
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Sin embargo, este "es un Aíd de tristeza y cansancio. Han destruido Gaza", suspira la mujer de 40 años. "Basta, basta de guerra y destrucción", solloza, afirmando que los gazatíes desean desesperadamente una tregua.
En lugar de las montañas de pasteles hechos por las familias para las celebraciones, un residente cuenta que le dio a sus hijos los dulces de las raciones de Naciones Unidas.
Es un día sin el calor de las reuniones familiares. "Ni siquiera podemos contactar con nuestro seres queridos" al no tener internet ni teléfono, indica Mu'een Abu Ras, un palestino de 44 años.
En Jerusalén Este y bajo alta vigilancia policial, decenas de miles de fieles acudieron a la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita Al Aqsa.
"Todo el mundo piensa en lo que está ocurriendo en Gaza", afirma Zaki, un habitante de 37 años de Jerusalén Este, la parte palestina de la ciudad ocupada y anexada por Israel.
"Este año, no hay alegría. Simplemente vamos a visitar a nuestros familiares en casa. Nos sentiríamos culpables si hiciéramos algo alegre", añade.
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La guerra fue desencadenada por el ataque de Hamas en Israel del 7 de octubre, que dejó 1 mil 170 muertos, en su mayoría civiles, según un balance de AFP basado en cifras oficiales israelíes.
Además, más de 250 personas fueron secuestradas. Unas 129 siguen retenidas en Gaza, de las cuales 34 habrían muerto, según las autoridades israelíes.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva que ha dejado más de 33 mil 400 muertos en Gaza, en su mayoría mujeres y menores, según el ministerio de Salud del territorio palestino.
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