Aparentemente el enfrentamiento en el Congreso sobre inmigración en un año electoral podría terminar en un estancamiento o en una propuesta de ley centrada exclusivamente en algunos temas, y no en una legislación más amplia como la que propuso el presidente Donald Trump.

Esto se debe a las profundas divisiones entre los dos partidos; las divisiones internas, en especial entre los republicanos; y los incentivos políticos que podrían dejar a cada lado satisfecho con una solución negociada mínima o incluso con nada.

A continuación presentamos un vistazo a la situación en la actualidad:

¿CÓMO COMENZÓ TODO?

El enfrentamiento empezó como un intento de encontrar una forma bipartidista para proteger a algunos jóvenes inmigrantes de la deportación. Alrededor de 690 mil jóvenes inmigrantes, también conocidos como “dreamers”, están protegidos por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), el cual fue creado durante el mandato del presidente Barack Obama para proteger a las personas que arribaron a Estados Unidos de forma ilegal cuando eran niños.

Trump, cuya retórica antiinmigrante fue una piedra angular de su campaña presidencial de 2016, dijo el año pasado que eliminaría el programa, bajo el argumento de que Obama se había excedido en su autoridad ejecutiva al crearlo.

Las encuestas muestran un amplio apoyo del público para estos inmigrantes.

Trump dijo que quería protegerlos, y le dio al Congreso hasta el 5 de marzo como plazo para que halle una forma de extender el programa. Un juez federal bloqueó indefinidamente la orden del mandatario para poner fin al programa, a la espera de un fallo de la Corte Suprema.

¿QUÉ ES LO QUE TRUMP QUIERE HACER?

El presidente ha propuesto concederle un mecanismo a lo largo de 10 a 12 años a hasta 1.8 millones de personas que están protegidas por el DACA, o que cumplen los requisitos para ser admitidos en él, para que se naturalicen estadounidenses. A cambio, quiere 25 mil millones de dólares para construir un muro en la frontera de Estados Unidos con México y para medidas adicionales de seguridad fronteriza.

Desea también nuevas restricciones que el Instituto Cato, un centro de investigación de tendencia conservadora, estima podrían reducir la inmigración ilegal hasta en medio millón de personas por año. Los inmigrantes legales podrían patrocinar solo la llegada de sus esposas e hijos menores, y ya no de sus sobrinos, padres u otros familiares. La lotería de visas para las personas de varios países llegaría a su fin, y sus visas serían redistribuidas a otros programas para reducir poco a poco sus casos pendientes.

¿HACIA DÓNDE SE DIRIGE LA PROPUESTA DE TRUMP EN EL CAPITOLIO?

A ninguna parte. Los demócratas detestan los recortes a la inmigración legal y pueden bloquear fácilmente la propuesta en el Senado. Dicen que le daría a Trump todo lo que ha pedido para la seguridad fronteriza, y que dejaría a los demócratas sin puntos fuertes para intercambiar por futuros esfuerzos para ayudar a millones de otros inmigrantes que viven en Estados Unidos de forma ilegal pero que no están protegidos por el DACA.

Los republicanos conservadores desprecian la idea de permitir que los beneficiarios del DACA puedan naturalizarse estadounidenses, mientras que a los moderados del Partido Republicano no les gustan las restricciones a los inmigrantes legales. El plan de Trump prácticamente no tendría oportunidad de obtener los 218 votos que necesita en la Cámara de Representantes.

lsm

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