Inés Madrigal
, la primera española a quien la justicia reconoció como una "bebé robada", descubrió al encontrar a su familia biológica que había sido dada en adopción voluntariamente por su familia, explicó este jueves la fiscalía .
Numerosos españoles nacidos durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) han denunciado haber sido sustraídos de sus madres biológicas en el momento del parto.
Las asociaciones de víctimas aseguran que miles de familias se vieron afectadas por esta práctica que habría empezado por disidentes políticos de la dictadura y se expandió a niños nacidos fuera del matrimonio y de familias numerosas.
Inés Madrigal, una empleada ferroviaria de 50 años , se había convertido en uno de los rostros más visibles de esta lucha al ser la primera reconocida como una "bebé robada" por la justicia después de un largo proceso en el que incluso denunció a su madre adoptiva.
En 2018, un tribunal de Madrid concluyó que el doctor Eduardo Vela, ahora jubilado con 85 años, la había usurpado de su madre y entregado a otra mujer.
Apenas unos meses después, en marzo de 2019, Madrigal encontró a su verdadera familia gracias a una empresa estadounidense de pruebas de ADN.
Así descubrió que su madre había fallecido pero también que su historia no era tal como ella sospechaba.
"Sus verdaderos hermanos por parte de madre y una tía (...) le confirmaron que fue voluntariamente entregada en adopción", señaló la fiscalía de Madrid en un comunicado.
"La Fiscalía considera que debiera quedar excluido como hecho probado el robo de un bebé y con ellos el delito de detención ilegal", añadió.
El doctor jubilado no fue condenado porque los jueces consideraron los hechos prescritos pero el caso sigue vivo por un recurso presentado por Madrigal ante el Tribunal Supremo todavía pendiente de resolución.
"Con esto no digo que el doctor Vela no sea culpable de muchos delitos recogidos en el código penal", insistió Madrigal, que había convocado a la prensa para informar con gran emoción del encuentro.
No quiso desvelar la identidad de sus familiares para respetar su intimidad y su "derecho a permanecer en el anonimato".
La mujer explicó haber encontrado a un primo segundo gracias a una empresa estadounidense de pruebas de ADN dado que las bases de datos puestas a disposición de las asociaciones de víctimas de tráfico de menores no funcionaron.
Miles de denuncias por supuesto robo de bebés no llegaron a buen término, a menudo debido a la prescripción de los hechos, según las asociaciones de víctimas.
Según ellas, esta práctica no terminó con la dictadura , sino que se alargó en democracia hasta al menos 1987, entonces simplemente motivada por el lucro económico.
lsm