Bruselas.— Les, de nueve años, vive en la Ciudad de México y se encuentra bajo el cuidado de sus dos hermanos mayores, Ana y Pedro, de 20 y 22 años, quienes se vieron forzados a abandonar la escuela para asumir esa responsabilidad, tras el encarcelamiento de su mamá, Kenya, por transporte ilícito de estupefacientes.
“Ella no me lleva a la escuela, ella no va a mis juntas, no habla con mi maestro, casi todo, ella no me peina, ella no me cuida, ella no me abraza, no me da cariño”, dice Les al ser cuestionada sobre qué es lo que más le desagrada por la ausencia de su mamá.
“Dejé la escuela como a los 15 años y empecé a trabajar, limpiando casas y cuidando niños, en lo que pudiera para poder ayudar”, sostiene Ana.
Para la organización Church World Service, el caso de Les y sus hermanos es cada vez más común en México y América Latina, en donde un número sin precedente de menores de edad están experimentando el encarcelamiento parental.
De acuerdo con un informe de la ONG titulado Niñez que Cuenta, en el país hay entre 240 mil 919 y 384 mil 737 niños y adolescentes con al menos un padre privado de la libertad.
Las cifras colocan a México como el segundo país de América Latina con mayor número de hogares trastocados por el encarcelamiento de uno de los padres, detrás de Brasil, con una estimación que va de 666 mil a 851 mil niños, les siguen Colombia y Perú.
En total, en 25 países de la región habría entre un millón 710 mil 980 y 2 millones 307 mil 48 menores con al menos uno de sus padres privado de la libertad. De ese universo, entre 359 mil 305 y 494 mil 480 niños tienen a uno de sus padres detenido por delitos de drogas.
“Una tendencia que, de no hacer cambios rápidos y profundos, continuará al alza”, indica el documento.
En un reporte previo, la organización calculó inicialmente el número de infantes afectados entre un millón 500 mil y un millón 868 mil. La investigación se centra en ocho naciones (México, Colombia, Chile, Costa Rica, República Dominicana, Brasil, Uruguay y Panamá) y su objetivo es identificar los impactos que el encarcelamiento tiene en la vida de los niños.
Cuenta con aportaciones de instancias como la Red Mexicana por los Derechos de la Infancia y el Centro Interdisciplinario para el Desarrollo Social, y su núcleo duro son los testimonios de 70 menores de edad, que tienen a sus padres en prisión.
El texto afirma que el encarcelamiento de un padre trastoca todas las áreas de la vida de las personas cercanas, como la economía, los roles dentro del hogar y la relación con otros familiares, la comunidad y también la escuela. “Las familias de las personas privadas de la libertad pueden sufrir múltiples dificultades a raíz del encarcelamiento: separación traumática, menos ingresos, cambios o pérdida de casa, dificultades en la escuela y mudanzas”, apunta.
Conlleva además estigmas, secrecía, discriminación y exposición a múltiples formas de violencia. El texto recupera las conclusiones de un estudio previo en el que se reveló que los hijos de familias afectadas por el encarcelamiento tienen de seis a siete veces más probabilidades que otros niños de terminar ellos mismos tras las rejas.
El documento también examina las leyes de drogas de los países estudiados. Concluye que los objetivos de esas políticas no sólo no se han logrado, “sino que las medidas adoptadas para cumplirlos han tenido efectos contraproducentes en materia de derechos humanos”. Entre otros aspectos, destaca el aumento del encarcelamiento de personas acusadas de delitos de drogas, particularmente de las mujeres.
Haciendo referencia a la World Prison Population List, entre 2000 y 2015 la población penitenciaria en Sudamérica aumentó 145% y en Centroamérica 80%. En el caso de las mujeres, a nivel mundial, entre 2000 y 2016, su cifra en prisión registró un incremento de 53%.
En Brasil y México, de acuerdo con la última estimación oficial, la cantidad fue de alrededor de 37 mil y 11 mil madres privadas de su libertad, respectivamente.
El documento propone una serie de medidas dirigidas a mitigar los impactos, como implementar programas de desarrollo social enfocados en el interés de la infancia y permitir que la persona recluida esté en el centro más cercano al domicilio de sus hijos.