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Nueva York.— El presidente Donald Trump confirmó ayer que se reunirá el jueves con el número dos del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, en busca de “transparencia” sobre la supuesta sugerencia del vicefiscal general en 2017 de apartar al mandatario del poder por incompetencia.
Tras un día de especulaciones sobre su renuncia o despido, luego de que la semana pasada se dieron a conocer reportes de que Rosenstein propuso desplazar a Trump, la decisión sobre su destino parece haberse retrasado hasta el jueves, día en que hablará cara a cara con el presidente.
Desde Nueva York, donde se encuentra para asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas, Trump confirmó que había hablado con Rosenstein y que continuarían su conversación en Washington.
“Nos reuniremos en la Casa Blanca y veremos qué es lo que está sucediendo. Queremos transparencia. Queremos tener apertura. Y estoy ansioso por reunirme con Rod”, dijo Trump.
Al anunciar el encuentro más temprano, la Casa Blanca había dicho que Rosenstein solicitó la reunión.
La vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, también había adelantado la “larga conversación” telefónica entre el presidente y Rosenstein, “para discutir artículos de prensa recientes”.
Según el diario The New York Times, el número dos del Departamento de Justicia planteó en 2017, durante un reunión interna, la posibilidad de sacar al presidente Trump del poder mediante la activación de la 25 enmienda de la Constitución. El viernes, Rosenstein lo negó enérgicamente.
Ayer, Rosenstein fue recibido en la Casa Blanca por el jefe de Gabinete, John Kelly, por lo que varios medios locales dieron por hecho la renuncia o el despido del funcionario, lo que provocó reacciones políticas y ansiedad en el mercado.
Rosenstein ocupa un puesto crucial como supervisor de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre una posible colusión entre el equipo Trump y Moscú durante la campaña electoral de 2016, caso también conocido como Rusiagate.
Su partida abriría un periodo de incertidumbre en una investigación clave, descrita por Trump como una “cacería de brujas”. El New York Times reportó que Rosenstein estaba pensando en ofrecer su renuncia.
El diario estadounidense se basó en varias fuentes, incluyendo informantes directos de estas discusiones, y notas de agentes del FBI presentes en las conversaciones.
Pero Rosenstein negó esos señalamientos, incluyendo que pensara que Trump no estuviera en condiciones de desempeñar sus funciones.
Dijo además que nunca había considerado grabar al presidente sin su conocimiento para demostrar esta ineptitud, como informó el diario, que situó los hechos en mayo de 2017. Este artículo es “inexacto”, declaró ayer Rosenstein.
En medio de una paranoia y una división crecientes en Washington, algunos especulan que esas notas fueron filtradas para tender una trampa a Trump, desafiándolo a destituir al funcionario a cargo de la investigación de Rusia.
Opositores demócratas y varios miembros de su propio Partido Republicano han advertido a Trump que no tome ninguna medida que pueda verse como un intento de debilitar o, incluso, desmantelar la investigación en curso sobre la colusión con Rusia. Para muchos en el Congreso, esa es una línea roja.
Con las elecciones legislativas de noviembre cada vez más cerca, y el temor de los republicanos de Trump a ser derrotados, los analistas dicen que habría un riesgo considerable para el partido si la Casa Blanca intenta interferir en el Rusiagate.
El viernes, Trump dijo ante seguidores que había un “hedor persistente” en el Departamento de Justicia, que pronto erradicaría.