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"Es muy importante que en España haya un partido basado en la soberanía y la identidad del pueblo español, y que esté dispuesto a defender sus fronteras".
Esto dijo el 10 de abril de 2018 Steve Bannon, exasesor del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Bannon venía de reunirse con Rafael Bardají, excolaborador del expresidente español José María Aznar y actual estratega del partido de extrema derecha Vox, el cual entró con fuerza este domingo en el Parlamento español al lograr 24 escaños en las elecciones generales en las que se impuso el PSOE de Pedro Sánchez.
Este nuevo partido, nacido solo en 2013 y con una mínima estructura, logra así acabar así con la relativa "anomalía" que hasta ahora representaba España, al no tener ningún partido de extrema derecha con representación parlamentaria a nivel estatal.
Pese al buen resultado que han obtenido, Vox no será decisivo para la formación de un gobierno en España, ya que los partidos de derecha se quedan lejos de los 176 escaños necesarios para lograr la investidura de un candidato.
La primera sorpresa en una noche electoral Vox la dio en diciembre de 2018 al lograr un 11% de los votos en las elecciones de Andalucía y convertirse en clave para el nombramiento del presidente del gobierno de la región.
¿Por qué Bannon, que también asesoró al presidente brasileño Jair Bolsonaro y ahora está embarcado en un proyecto para expandir su populismo nacionalista y conservador en Europa, se fijó en Vox?
En una entrevista reciente con el diario El País, el expresidente del medio ultraderechista Breitbart vaticinaba que Vox podría obtener un resultado "asombroso" y hablaba con simpatía de los líderes de la formación.
"No son profesionales, pero están orgullosos de ello. Están cerca de Bolsonaro y de Salvini (el viceprimer ministro de Italia)", dijo.
¿En qué se parecen Vox y su líder, Santiago Abascal, a Trump y a Bolsonaro?
"Son partidos que están basados sobre todo en emociones, en reivindicaciones de carácter cultural, mucho más que en políticas concretas. Yo creo que en esto se parecen mucho", le dice a BBC Mundo José Ignacio Torreblanca, director del centro de estudios European Council on Foreign Relations en Madrid.
"Vox es el partido del orgullo de ser español, frente al desafío en Cataluña".
La importancia de Cataluña
Sin la crisis que se desató en Cataluña con el referéndum de independencia, declarado ilegal, y la posterior proclamación de independencia el 27 de octubre de 2017, sería difícil entender el auge de Vox.
El nacionalismo español es la principal bandera de la formación y de su líder, quien fue político en el País Vasco por el conservador Partido Popular antes de la disolución del grupo separatista ETA y cuyo padre, también político, estuvo amenazado por la agrupación.
El principal motor de Vox, explica Torreblanca, es "la gente que hace mucho tiempo que piensa que se le ha pedido que oculte o esconda su identidad nacional, porque eso es provocar, o porque te llaman facha (una referencia coloquial a un simpatizante del fascismo)".
En palabras del propio Abascal, quien tiene 43 años, un hablar pausado y está casado con una exitosa instagrammer: "Una ilusión, una esperanza en torno a una España unida, una España en libertad".
Abascal propone eliminar los parlamentos y los gobiernos autonómicos para devolver poder al Estado, rompiendo con el consenso territorial vertebrado en la Constitución de 1978 y en claro desafío a las nacionalidades históricas: Galicia, País Vasco y Cataluña.
Ese factor emocional sería comparable a la utilización que Bolsonaro hizo del estigma del comunismo en Brasil, o a las críticas de Trump contra China y la globalización, dice Torreblanca.
Y en esta línea, una de las críticas que se le hace a la formación es la falta de concreción de sus propuestas, a lo que Abascal suele contestar que Vox no es un partido de "etiquetas".
"Vox ha venido a lanzar un grito a favor de la supervivencia de la nación", dijo en una entrevista con la cadena Intereconomía.
¿Es entonces Vox un partido populista?
Aunque su retórica -en la que abundan las referencias al "sentido común" y las críticas a los partidos de izquierda por querer "transformar la realidad", en lugar de aceptarla tal como es, podría sugerirlo, el politólogo Pepe Fernández Albertos cree que no.
"Es un partido de la extrema derecha clásica, una escisión a la derecha del Partido Popular", asegura Albertos, autor del libro "Antisistema: desigualdad económica y precariado político".
Abascal califica a su partido de "extrema necesidad". "Ni somos antifascistas ni fascistas, somos antipodemitas [en referencia al partido de izquierda Unidas Podemos] y anticomunistas", declaró en una entrevista televisiva.
El partido no pone en duda el orden constitucional y se declara defensor del Estado de Derecho.
Vox no ha ha intentado, hasta ahora, ser el abanderado de los pobres o la clase media empobrecida, como sí ha hecho Marine Le Pen con el Frente Nacional en Francia, convirtiéndolo en un partido mucho más favorable a las políticas sociales y a la existencia de un Estado fuerte.
También en esto se diferencia Vox de Trump, que logró el poder gracias a la polarización que existía en Estados Unidos y porque logró expandir los apoyos tradicionales republicanos hacia segmentos de la clase blanca pobre, con poco nivel educativo o rural, dice Albertos.
Pero las propuestas de Vox en el plano económico son de corte neoliberal, como la bajada y eliminación de impuestos o la introducción de un sistema mixto de pensiones con presencia del sector privado.
"Salvando mucho las distancias, creo que en esto se parece mucho más a Bolsonaro que a Trump", dice Albertos, ya que el presidente estadounidense es favorable a políticas más proteccionistas.
Lo que sí ha adoptado Vox del ideario de Trump es su atracción por los muros: la formación quiere levantar uno en los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, para evitar la inmigración, y que Marruecos colabore en su construcción.
También propone expulsar a los inmigrantes irregulares e impedir que aquellos que lleguen a España sin papeles puedan regularizar su situación.
La familia "natural"
"Los partidos de extrema derecha europea cumplen tres requisitos", asegura a BBC Mundo Pablo Simón, profesor visitante de la Universidad Carlos III de Madrid.
"Son autoritarios, son xenófobos y nacionalistas, y siguen estrategias o retóricas populistas".
Pero cada uno tiene luego sus peculiaridades, y una característica específica de Vox -además de su postura territorial- es "su visión enormemente reaccionaria católica. Son muy duros en temas culturales sobre derechos de las mujeres, minorías sexuales, etcétera", afirma Simón.
Vox quiere acabar con la ley de violencia de género al considerar que discrimina a los hombres y cree que solo hay una familia "natural", y es aquella formada por un hombre y una mujer.
"Tengo cuatro hijos y dos hijas, quiero una ley que proteja las proteja a ellas de cualquier maltratador y a ellos de las denuncias falsas de cualquier desaprensiva", afirmó Abascal en una entrevista.
Según datos oficiales del Ministerio Público en España, en 2017 (último año con datos disponibles) las denuncias falsas por violencia de género fueron un 0,013% del total de 166.260.
Además, su postura es contraria al aborto, aunque ha pasado de proponer derogar la ley actual -que despenaliza el aborto en las primeras 14 semanas sin necesidad de justificación- a decir que el sistema público no debería financiar las intervenciones.
Al igual que Trump y Bolsonaro, Abascal mantiene un perfil de "outsider" del sistema, a pesar de que ocupó su primer cargo público en 1999.
Y también tienen un discurso incendiario contra los medios de comunicación, a los que acusa constantemente de colgar estigmas a la formación que dirige: "En los actos de Vox hay inmigrantes, mujeres, homosexuales, catalanes y vascos. Lo que se dice de Vox es una caricatura", afirmó.
Por todo esto, su modo preferido de comunicación son las redes sociales, las cuales ha sabido explotar a su favor, y donde ha encontrado "un espacio propio, ajeno a los medios tradicionales y al escrutinio público", explica a BBC Mundo Cristina Monge, analista política y profesora de la Universidad de Zaragoza.
"Es llamativo que la red social que más utilizan, además de Instagram, es Whatsapp, al igual que Bolsonaro".
"El whatsapp lo recibes de tu prima o de tu compañero de trabajo, lo que hace los mensajes más creíbles", asegura Monge.
Debido a su fulgurante ascenso, sin embargo, es quizás todavía pronto para poder tener una radiografía completa de este nuevo partido.
Además, al igual que otras formaciones de extrema derecha europea -como Alternativa por Alemania o el Partido de los Finlandeses- es esperable que Vox se transforme a lo largo de los próximos meses, e incluso años.
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