Miami.— “Nunca creí que desde México [Tijuana, Baja California] fuera a recibir la ayuda que necesitaba”, comenta a EL UNIVERSAL Raquel, una joven hispana residente en Oklahoma, Estados Unidos, y quien necesitaba apoyo para abortar ; “el procedimiento me costaba más de mil dólares en California, más gastos de transporte, comidas y alojamiento; lo que hicieron [en la Colectiva Bloodys y Projects] fue enviarme varios medicamentos para que procediera a hacerme un aborto, en una técnica reconocida por la OMS [Organización Mundial de la Salud] como segura. Pero estuvimos en constante contacto y resolviendo cualquier duda que tuviera. Que triste que ahora tenga que ser así”.
Raquel es una de decenas de mujeres en territorio estadounidense que están siendo apoyadas desde México para realizarse el procedimiento después de la derogación de la ley Roe vs. Wade que desde la década de los 70 permitía a cualquier mujer practicarse un aborto sin ser criminalizada en la Unión Americana.
“Acabamos de cumplir siete años de existencia. El 7 de junio de 2016 nacimos con esta misión de defender el derecho a un aborto libre, seguro y gratuito”, comenta a este medio Crystal Pérez Lira, una de las voceras de Bloodys y Projects, desde Tijuana.
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“Hoy tenemos [entre México y Estados Unidos] muchas más similitudes sobre el tema del aborto y en medio de la nueva realidad que viven allá [en la Unión Americana], detectamos muchas mujeres hispanas que están teniendo muchas dificultades para encontrar apoyo para abortar y en ese sentido nuestra red [proaborto], junto con otras en todo el país las ubicamos y les damos el apoyo necesario”.
En territorio estadounidense, estas agrupaciones están en permanente contacto con los grupos proaborto Marcha de las Mujeres, Red de Fondos para el Aborto, Move On, Planned Parenthood y Ultra Violet, entre otros.
Lindsay Rodriguez, de la Red Nacional de Fondos para el Aborto, señala que “este trabajo [de apoyo a las mujeres] es en equipo, no es algo que una sola persona pueda llevar a cabo. Siempre es importante crear un poder colectivo y conectado. Todo apoyo y toda ayuda es bienvenida”.
La anulación de Roe vs. Wade en la Unión Americana le dio la facultad a cada estado de decidir si criminaliza o no la acción de abortar de cada mujer. De acuerdo con información del Guttmacher Institute, 17 entidades de la Unión Americana prohíben el proceso desde la concepción, tres después de la sexta semana y tres después de la semana número 13.
En estos estados de la Unión Americana viven alrededor de 36 millones de mujeres en edad reproductiva que no tendrían alternativa de realizar el procedimiento si lo quisieran o necesitaran, de acuerdo con Planned Parenthood, la mayor promotora de clínicas de aborto en territorio estadounidense.
En contraposición, hay 16 estados y el Distrito de Columbia que han decidido proteger y reforzar sus leyes a favor del aborto y del derecho a las madres a practicárselo bajo supervisión médica y legal si así lo desean.
Las agrupaciones en ambos lados de la frontera comparten experiencias y promueven el conocimiento mutuamente. “Compartimos juntas de trabajo, talleres de diversos temas, asesorías”, dice Crystal.
“También intercambiamos información de sus marchas y las que hacemos nosotras y cuando se puede, algunas de ellas vienen y nos acompañan y cuando podemos, también algunas de nosotras las acompañamos. Tenemos muchos retos por superar, especialmente con este revés que han vivido las mujeres en Estados Unidos”, declara.
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Un rasgo muy poco conocido, fuera de quienes viven en las ciudades del lado mexicano y que es muy característico, es la presencia de cientos de farmacias en prácticamente todas las áreas comerciales fronterizas. “Por supuesto es de gran ayuda que tengamos a la mano estas farmacias, a través de las cuales podemos surtir las necesidades que detectamos para las mujeres que desean abortar”, señala Crystral.
“Las redes han sido fundamentales para nosotras, gracias a ellas hemos podido dar a conocer nuestros servicios de ayuda”, indica.
“Y, lo mejor, que nos escriben a nuestras redes quienes necesitan apoyo y ahí comienzan las historias como la de Raquel. Comenzamos por preguntarles cómo están, cómo se sienten, qué necesitan y vamos anotando cuál o cuáles medicamentos y artículos debemos hacerle llegar y, en general, vamos construyendo la ruta a seguir con cada una. Estamos muy contentas de cómo hemos crecido, pero aún falta mucho por hacer”.
“Yo las vi en internet, mientras buscaba un grupo de ayuda, pero estando tan lejos [geográficamente de Oklahoma a Baja California ] nunca pensé que serían ellas [Bloodys y Projects] quienes me ayudarían a resolver a distancia, enviándome lo que necesitaba y en especial la forma de hacerlo, me sorprendí que fuera una técnica aprobada, por decirlo así, por la OMS”, comenta Raquel.
Junto a Bloodys y Projects se suman, del lado mexicano, Red Transfronteriza de Aborto, en Chihuahua; Red Necesito Abortar en Monterrey, Nuevo León; así como otra localizada en Matamoros, Tamaulipas y la nacionalmente conocida Marea Verde, por mencionar las más activas de manera binacional.
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