La zona geográfica, el cambio climático, la mala distribución, la poca conciencia de las personas, la sobreexplotación y el desconocimiento del recurso son algunos de los factores que podrían provocar una crisis de agua en México, opinaron expertos consultados por EL UNIVERSAL.

Aunque los especialistas dudaron que algún día el país se quede sin una sola gota de este recurso, advirtieron que el panorama no es alentador y lo más probable es la llegada del Día Cero, es decir, cuando el acceso al agua comience a ser racionado.

“Es imposible que nos quedemos sin agua porque vamos a encontrar la manera de seguir produciéndola; sin embargo, eso generará conflictos socioambientales, habrá mayor competencia para acceder al agua y su costo aumentará, lo que podría dejar a muchas personas sin la posibilidad de pagar”, consideró Anaid Velasco, gerente de investigación del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).

Explicó que actualmente hay comunidades donde la disponibilidad del agua es limitada, un problema que podría extenderse al norte y centro del país si el gobierno, la sociedad civil y el sector privado no suman esfuerzos para preservar este líquido. “Geográficamente en el norte hay poca agua disponible, ahí se deben hacer muy eficientes en el uso del recurso. En el centro debemos entender que tenemos más agua con relación al norte, pero la estamos sobreexplotando y hay mucha contaminación. Mientras en el sur, en estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Tabasco, naturalmente hay bastante agua y poca infraestructura para que las localidades tengan acceso”, expresó Velasco.

Según las Estadísticas del Agua en México, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), nuestro país está dividido en 13 regiones hidrológicas y en nueve, ubicadas donde se concentra la mayor parte de la población, hay menos disponibilidad del líquido. Además, la Conagua detalla que en México hay 653 acuíferos —espacios donde hay agua subterránea— y 105 están sobreexplotados.

Respecto a estas cifras, Ignacio Daniel González Mora, subdirector del Programa de Agua del Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF), expresó que no hay un equilibrio entre la cantidad de líquido que consumimos y el producido por la naturaleza; esto podría provocar una alteración en los ciclos naturales y posible escasez en el futuro. “No estamos respetando los ciclos hidrológicos, no estamos siendo responsables con la manera como utilizamos el agua y como la devolvemos a la naturaleza. Todo esto va a repercutir en las fuentes naturales de agua”, aseveró.

A pesar de esto, González Mora hace un llamado para “quitarnos de la cabeza esa idea de que no hay agua” y comenzar a utilizarla de manera responsable.

“Si no lo hacemos va a cambiar nuestra forma de vivir. La primera consecuencia va a ser la migración de personas que se quedaron sin agua, eso ya está pasando en algunas regiones de Oaxaca donde no esperan a ver cómo mueren de sed”.

En este punto coincidió Mariana Zaret Nava, oficial senior de Reservas de Agua del WWF, quien agregó que de acuerdo con la CONAGUA, en México se utilizan para usos consuntivos, 53 y 34 mil millones de metros cúbicos al año de aguas superficiales y subterráneas respectivamente. Asimismo, dijo que la escasez puede evitarse si los ciudadanos cambian sus hábitos: “Nos debemos ir por las soluciones básicas que tenemos en casa, no hay que desperdiciar el agua cuando nos bañamos o lavamos, por ejemplo, y hay que reservar agua para el medio ambiente y sus ciclos naturales”. Luis Ernesto Marín Stillman, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, criticó que “el tema del agua está olvidado” y acusó que no se impulsan políticas públicas para preservar el recurso. Añadió que las universidades y las asociaciones civiles deben asumir un rol importante en concientizar a la gente sobre las consecuencias de no cuidar el agua.

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