Ángel Rubio-Quintana, narcotraficante relacionado con un cártel mexicano, fue condenado a 10 años de prisión en Estados Unidos, tras admitir haber distribuido grandes cantidades de fentanilo, metanfetamina y marihuana en St. George, Utah.
Rubio-Quintana, líder de una de las organizaciones de tráfico de drogas más prolíficas y sofisticadas del sur de Utah, involucró en sus operaciones a miembros jóvenes de la comunidad, incluido su propio hijo adolescente, para que participaran en el tráfico local de drogas.
El ciudadano extranjero, de 42 años de edad, fue descubierto por agentes en marzo de 2020, tras enterarse de que un individuo de St. George estaba recibiendo grandes cantidades de metanfetamina de un cártel mexicano.
Gracias a la investigación denominada “Operation Sour Cream” (Operación Crema Agria), se supo que Rubio-Quintana, de quien no se precisó nacionalidad, dirigía los esfuerzos de la organización para importar y distribuir drogas desde México.
Entre octubre de 2021 y febrero de 2022, los agentes interceptaron más de 200 llamadas telefónicas en las que Rubio-Quintana negociaba precios y cantidades de droga con sus proveedores de droga mexicanos, de acuerdo con un comunicado de la embajada de Estados Unidos en Chile.
Los agentes llevaron a cabo al menos 13 compras controladas en las que adquirieron metanfetamina y fentanilo a miembros de la asociación delictiva. En la primera compra, las drogas se entregaron en un gran cubo de crema agria que contenía metanfetamina, de ahí el nombre de la operación.
Entre junio de 2021 y enero de 2022, la organización de Rubio-Quintana envió más de 60 transferencias electrónicas a proveedores mexicanos de drogas, por más de 58 mil dólares.
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Como parte de su acuerdo de culpabilidad, Rubio-Quintana aceptó renunciar por decomiso a 23 mil 666 dólares, y tras su condena de 121 meses de prisión, se enfrentará a la deportación.
De acuerdo con el agente especial Cheyvoryea Gibson, del FBI de Salt Lake City, como jefe de la organización de narcotraficantes, Rubio-Quintana era responsable de la importación de drogas mortales a St. George y a otras zonas del oeste de Estados Unidos.
Incluso, este sujeto reclutó a miembros jóvenes de la comunidad, incluido su propio hijo adolescente, para que participaran en el tráfico local de drogas.
La fiscal federal Trina A. Higgins, del distrito de Utah, dijo que Rubio-Quintana “no sólo distribuía estupefacientes peligrosos, sino que también se aprovechaba de jóvenes ingenuos convenciéndoles para que se unieran a su asociación delictiva.
El caso fue investigado conjuntamente por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la Administración para el Control de Drogas (DEA), Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de EU, entre otros.
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