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Bruselas.— La “guerra” contra las drogas en México está en el limbo y ha llegado a un punto que no se puede ganar de continuar con la estrategia actual, sostiene en un análisis International Crisis Group, una instancia con sede en Bruselas especializada en solución de conflictos.
“Dado el traslape entre el Estado y los criminales contra los que lucha, no hay enemigos definidos ni líneas de combate claras en esta guerra. No es una guerra que se pueda ganar”, sostiene. No obstante, la organización fundada en 1995 y con presencia en México desde 2013, sostiene que existen “pasos claros” y “prácticos” que las autoridades pueden tomar para mitigar y, con el tiempo, poner fin a los conflictos armados en curso.
Para ello, destaca la necesidad de acabar con la impunidad, así como dar marcha atrás a la respuesta armada a la problemática de drogas. “La militarización ha demostrado ser todo menos una solución. Desde 2006, cuando el gobierno mexicano, alentado por Washington, desplegó a las fuerzas militares bajo la promesa de un golpe rápido y definitivo contra el crimen organizado, la situación ha empeorado”, indica el análisis elaborado por Falko Ernst, experto para México del ICG.
Sostienen que en el contexto de la guerra contra las drogas, han desaparecido 80 mil personas y fallecido 330 mil, el doble de las registradas en Afganistán desde la invasión estadounidense en 2001. Por otro lado, la estrategia de “descabezamiento”, sólo fragmentó las organizaciones más grandes, resultando en grupos más pequeños, a menudo enfrentados entre sí.
Estima que mientras en 2006 había seis clanes disputándose algunas regiones, en 2019 estaban en activo 198 organizaciones criminales. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que son 37 agrupaciones.
“En México la normalidad ha llegado a significar un estado de conflicto perpetuo, que se traduce en una cifra de muertes que sobrepasa los 35 mil homicidios al año”. El examen de Ernst también sostiene que los desafíos de seguridad en México requieren de un apoyo distinto desde la Casa Blanca, porque el modelo de cooperación actual sólo está conduciendo la situación a un punto que resultará insostenible, en términos humanitarios.
Citando cifras del Inegi, estima en 1.7 millones las personas que abandonaron su hogar por la inseguridad en 2018, al tiempo que asegura que los mexicanos ya superan a los centroamericanos como el grupo más grande de detenidos por tratar de cruzar ilícitamente la frontera norte.
“Tener un vecino afectado por el conflicto y la inestabilidad con- lleva importantes consecuencias para EU”. La crisis de seguridad en México ha brillado por su ausencia en la campaña electoral de EU. Ernst afirma que vez termine la contienda electoral, sin importar quién gane, el gobierno de AMLO debe someter el problema a discusión, “el conflicto letal mexicano es en realidad una coproducción de EU y México, impulsadas por las propias tácticas de EU para librar la guerra contra las drogas”.
La futura colaboración, explica, debe tener como objetivo ayudar a México a alejarse de la guerra que ha desencadenado los conflictos, principalmente a través de programas sociales y económicos que ayuden a los jóvenes a no enrolarse en los grupos armados. Por ahora, la cooperación con Trump ha sido una basada en amenazas recurrentes que han llevado a AMLO “a aumentar aún más la dependencia del país a las fuerzas armadas en asuntos de seguridad pública, a pesar de sus promesas de campaña de hacer exactamente lo contrario”.