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¿Alguna vez te has preguntado cómo es la vida de los altos funcionarios del gobierno de Corea del Norte?
Thae Yong-ho fue embajador adjunto de Corea del Norte en Reino Unido hasta que desertó en 2016.
Cuenta de primera mano cómo y por qué lo arriesgó todo para escapar de la embajada de Corea del Norte en Londres y así tener una nueva vida en Corea del Sur.
En ese país fue electo legislador en abril de 2020.
Esta es la historia de cómo se huyó en busca de libertad y un futuro para sus hijos.
Elegí la libertad, pero corría un gran riesgo personal. Déjame contarte mi historia, una historia de esperanza.
Nací en una familia en la que mi padre era profesor universitario y mi madre, maestra de escuela. Tengo una hermana mayor y un hermano menor.
Cuando tenía alrededor de 12 años, mi madre me pidió que fuera a la escuela de idiomas extranjeros de Pyongyang. Yo quería ser astronauta, pero era muy difícil.
Ella me dijo que los diplomáticos pueden ir a países extranjeros e incluso viajar en avión, y sus comentarios me hicieron cambiar de opinión.
En ese momento, tenía una sensación de privilegio. Corea del Norte es una sociedad de clases y la población se divide en tres categorías.
A qué clase perteneces es muy importante en Corea del Norte porque define dónde vives, qué tipo de educación puedes obtener y qué tipo de trabajo puedes conseguir.
Nací en la clase principal de Corea del Norte, a la que pertenece tal vez el 20% de la población.
Si naciste en la clase principal, puedes vivir en Pyongyang, donde hay buena infraestructura, buenas escuelas, universidades, metro, tiendas o lo que sea.
Pero si naciste en una clase más desfavorecida, la vida para mayoría de las personas giran en torno a las minas de carbón o áreas rurales muy remotas. Se ven obligados a realizar trabajos muy duros.
Corea del Norte es un sistema de esclavitud del siglo XXI porque no hay libertad de movimiento ni de elección.
Lavado de cerebro
A toda la población de Corea del Norte, incluyéndome a mí y a mi familia, nos lavaron el cerebro como si el miembro de la familia Kim en el poder fuera Dios y el gran salvador de la nación.
Los integrantes de la familia Kim heredaron sus privilegios. El liderazgo pasa de generación en generación. Así que los bienes y recursos nacionales están bajo el control total de la familia Kim.
A los norcoreanos se los entrena y lava el cerebro para que, al ver a los miembros de la familia de Kim, lloren. Es el producto de una larga educación.
Cuando me uní al servicio diplomático en 1988, era un período muy turbulento. El sistema de Corea del Norte estaba un tanto conmocionado por los Juegos Olímpicos de Seúl ese año y la caída del Muro de Berlín en 1989.
La Unión Soviética, aliada de Pyongyang durante mucho tiempo, colapsó en 1991.
Corea del Norte, de repente, perdió a sus socios comerciales. Fue un caos durante tres o cuatro años.
Primera salida de Corea del Norte
Mi primer destino en el exterior como diplomático fue Dinamarca en 1996, con 34 años.
Cuando llegué a Copenhague, me sorprendí porque esperaba ver mendigos en las calles. Las novelas que nos permitían leer en Corea del Norte eran del estilo de "Oliver Twist", de Charles Dickens, y por eso nuestra imagen sobre el mundo occidental es de los años 1920 o 1930.
Pero no, Dinamarca era un mundo nuevo. Todos estaban en igualdad de condiciones, la educación era gratuita, la atención médica también.
De vez en cuando enviaba ahorros a mis padres y familiares en Corea del Norte. En ese momento, el país tenía mucha hambruna.
Hasta enero de 2009, nadie en el sistema norcoreano sabía de la existencia de Kim Jong-un.
¿El hijo de Kim Jong-il iba a heredar su liderazgo? ¿Significaba que tendríamos que esperar otros 40 o 50 años? Si esperamos otros 40, 50 o tal vez 60 años, ¿cuál será el futuro de mis hijos? ¿O incluso mis nietos?
Entonces comencé a pensar en mi futuro.
La huida
Estaba en mi segundo período en Londres (el primero había sido entre 2004 y 2008) y este tipo de frustraciones comenzaron a crecer. Y uno de mis trabajos era defender el sistema norcoreano y a su líder, Kim Jong-un.
A pesar de que trabajé muy duro para defender el liderazgo y el sistema de Corea del Norte, aunque respondí siempre con una sonrisa, en realidad mi corazón en ese momento estaba viviendo una historia diferente.
En marzo de 2016 hubo un incidente muy impactante en Corea del Norte. Alrededor de 12 o 13 jóvenes norcoreanas desertaron colectivamente y se fueron a Corea del Sur.
Entonces, el sistema norcoreano decidió llamar a todos los hijos de diplomáticos de 25 años o más para que regresaran lo antes posible. Y en ese momento, mi primer hijo tenía 25 años.
Ahí pensé: ¿qué tipo de legado podría darle a mi hijo? Como ser humano, la libertad es lo más importante. Y como padre, el legado que les puedo dejar a mis hijos es la libertad. Así que decidí que mi hijo fuera un hombre libre.
En Londres, la gente iba a los pubs a ver partidos de fútbol. Así que un día le dije a mi jefe: "Hola, embajador, quiero ir a ver ese partido. Mi esposa, mi hijo y yo pretendemos ir al pub más cercano para verlo".
Cuando salimos de la embajada, comenzamos a correr, pero después de 100 metros, todos nos detuvimos. No sé por qué, pero nos detuvimos. Nos dimos la vuelta y vimos nuestra embajada. Y luego pensé: ¿es correcto desertar? ¿Qué podría pasar con mis familiares o amigos en Corea del Norte?
Las lágrimas comenzaron a caer porque había trabajado muy duro para defender a esa embajada y su bandera.
Hubo una pequeña pausa, pero dije: "No, vámonos y arriesguémonos". Seguimos corriendo y desaparecimos.
Cuanto más tiempo llevo viviendo en Corea del Sur, más siento y aprecio mi libertad, y creo que debería trabajar más para dar este tipo de libertades a los habitantes de Corea del Norte, incluidos los miembros de mi familia.
Corea del Sur está realmente lista para reconciliarse con Corea del Norte. Creo que pueden reconciliarse y reunificarse pacíficamente. La paz es lo más importante.
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