San José.— La creciente corrupción de los últimos años en múltiples estratos brasileños de poder provocó un masivo desencanto, atizó un clima de derrota y aceleró una polarización electoral que se expresará hoy en la primera ronda de los comicios presidenciales de Brasil, describe Edson Sardinha, editor en jefe de Congresso em Foco, uno de los más influyentes medios digitales y de análisis político de Brasilia.

Sardinha apunta, en entrevista con EL UNIVERSAL, al germen de la división: la Operación Lava Jato, gigantesco entramado de corrupción desnudado en 2014 y que exhibió una red de sobornos a políticos y empresarios con recursos de Petrobras, la poderosa petrolera estatal brasileña.

En este escenario, la carrera presidencial quedó marcada por los extremos: el militar ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro, candidato del opositor Partido Social Liberal (PSL), y el izquierdista Fernando Haddad, del opositor Partido de los Trabajadores (PT).

En el cierre de la contienda, ¿cómo describe la situación política electoral de Brasil?

—El escenario está polarizado, muy polarizado. Tenemos dos campos extremos. De un lado está Bolsonaro, que es un diputado de extrema derecha, y del otro el PT, que intenta volver al poder con Haddad después del proceso [legislativo] que provocó la salida de [Dilma] Rou-sseff [de la presidencia en 2016].

En las últimas encuestas, Bolsonaro ha crecido mucho. Haddad se encuentra estacionado. Entonces hay una expectativa por las nuevas encuestas. Hay un clima un poco pesado por causa de las tendencias claras de los dos grupos.

Bolsonaro ha obtenido el sentimiento antiPT, que creció mucho en los últimos años después de Lava Jato. Bolsonaro tiene el respaldo del PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña), que es el antagonista del PT y que ahora se va con Bolsonaro. El candidato del PSDB (Geraldo Alckmin) no creció en las encuestas y está muy mal posicionado. Bolsonaro capturó este sentimiento.

¿A se qué se puede atribuir esta polarización?

—Hay divergencias sobre el concepto de Estado y de gobierno. El PT trabajó con políticas públicas sociales y hubo avances con reducción de la deuda social pero hubo también muchos casos de corrupción. Hay una parte de la sociedad que no acepta eso y entonces, por la corrupción, hay un agravamiento del clima político.

El caso Lava Jato acentuó mucho esas diferencias entre los dos grupos. Hay una parte de la sociedad, sobre todo la clase media, que está en contra del PT porque entiende que no fue beneficiada en los gobiernos del PT. Mucha gente que estaba a favor del proceso [de destitución] de Rousseff se decepcionó con el gobierno de [Michel] Temer, porque comprendió que no hubo ningún cambio positivo. Hay una frustración muy grande en la sociedad brasileña, hay un clima de desaliento, de derrota.

¿Y hacia dónde irá el voto de los marginados?

—Las encuestas muestran que esa parte de la población está más con Haddad, porque fue presentado como el candidato de Lula. Parte de los votos que iban a Lula hoy van a Haddad. En la zona más pobre de Brasil, que es el noreste, Haddad está en primer lugar. Pero en las zonas más ricas, no... Hay un tercio del electorado que todavía no decidió por quién votar. Por eso es que toda la disputa de este domingo es muy impredecible.

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