San José.— La violencia machista en Cuba dejó un sangriento saldo mortal de una mujer asesinada cada cuatro días y medio en 2023 y al menos 85 casos anuales y con un conteo parcial que cerró en 10 feminicidios en enero y febrero de 2024. Con datos oficiales bajo censura y sólo con cifras de fuentes independientes, los feminicidios golpearon en 2023 y 2024 a un país cuyo ostentó distanciarse en violencia de género del resto de América Latina y el Caribe en 65 años de revolución y presumió ser un paraíso para las mujeres.

La revolución “es incompatible con la violencia contra la mujer, sea cual sea la causa”, proclamó el presidente de Cuba, el comunista Miguel Díaz-Canel, en abril de 2023 ante dirigentes cubanas. “El enfrentamiento a la violencia de género, el maltrato, aunque sea a una sola mujer, no debe ser la lucha de un día, sino una constante, un propósito diario”, exigió. Pero la realidad cubana se sumó al escenario latinoamericano y caribeño de incesante violencia contra mujeres por múltiples causas, de políticas y sociales a familiares y pasionales.

Al denunciar la represión política en Cuba y el cierre a toda forma de disidencia, el (no estatal) Observatorio Cubanos de Derechos Humanos (OCDH) denunció el 4 de este mes en que sólo en febrero sumó 95 arrestos arbitrarios en la isla —71 mujeres y 24 hombres— en “al menos 282 acciones represivas” a opositores y “186 abusos contra civiles”. Sin citar a ningún país, la presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH), la abogada costarricense Nancy Hernández, afirmó anteayer en Costa Rica que “la violencia política [a mujeres] es un problema creciente que no ha tenido suficiente visibilidad”.

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En un debate en la Corte sobre derechos políticos y nuevas tecnologías en el entorno mañana del Día Internacional de la Mujer, Hernández acusó que “la participación política de las mujeres se ha visto obstaculizada por la proliferación de ataques en línea, desde la difamación hasta la lintimidación y la desinformación (...) Es imperativo que la sociedad y las instituciones se unan para combatir las formas de violencia contra la mujer y garantizar un entorno en línea seguro y respetuoso”.

Por la represión política en los regímenes izquierdistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua o por feminicidios, exclusión educativa y sanitaria, marginación laboral, explotación sexual y otras vías agresivas, la violencia contra ellas proliferó en los 33 países de América Latina y el Caribe y repitió en 2024 y 2023 los dramas sangrientos de décadas previas. “Se requiere luchar por el derecho fundamental: la vida de las mujeres y las niñas, porque persisten las múltiples formas de violencia”, lamentó la máster en género y pedagoga hondureña Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la (estatal) Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

“La población piensa que las mujeres ya lograron todos los derechos y que son iguales a los hombres, pero eso no es así”, dijo Ayestas a EL UNIVERSAL.

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“Los Estados están obligados a prevenir y perseguir el delito [contra las mujeres]. Sólo así podemos avanzar para que la mujer sea artífice de su propio desarrollo y se incorpore a la sociedad, incluida su participación política”, aseveró.

Un informe de 2023 de la Oficina contra la Droga y el Delito y la Agencia para la Igualdad de Género, ambas de la Organización de Naciones Unidas (ONU), reveló que la tasa de feminicidios en América ligados con la pareja o la familia llegó en 2022 a 1.5 por cada 100 mil mujeres y que el continente sólo fue superado por África, con 2.8.

El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), de la ONU, aseguró que los feminicidios en el área subieron de 2 mil 795 en 2017 a 4 mil 91 en 2020 y a 4 mil 473 en 2021 y bajaron a 4 mil 50 en 2022. No hay datos de 2023.

“Lamentablemente constatamos que las violencias de género, sexual y feminicida, lejos de disminuir, sigue en aumento, tanto en su prevalencia como en la gravedad y crueldad de los ataques a mujeres [niñas, adolescentes y adultas] en prácticamente todos los países de la región”, alegó la abogada chilena Camila Maturana, directora de la (no estatal) Corporación Humanas Chile, centro regional de derechos humanos y justicia de género. Las prácticas fueron “favorecidas” en impunidad y “falta” de prevención e investigación, mientras “el aumento del crimen organizado y la corrupción, que los Estados de la zona son incapaces de detener, propician sociedades violentas y machistas en que las mujeres enfrentan graves riesgos”, adujo Maturana a este diario.

“A la violencia cotidiana y a la incapacidad institucional de responder oportunamente, se agregan el aumento de la trata de mujeres y la explotación sexual que afectan principalmente a mujeres, niñas, niños y adolescentes”, reprochó. Así, una duda persistió: ¿tendrán las mujeres algo qué celebrar mañana?

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