En un contexto de alarma global por el drástico aumento de las agresiones contra los trabajadores de la salud, México documentó el mayor número de incidentes violentos contra personal sanitario en América Latina en 2022, revela un informe divulgado por la organización Insecurity Insight y miembros de la coalición Safeguarding Health in Conflict.

Asesinatos, detenciones, secuestros, destrucción de instalaciones sanitarias y despojo de medicamentos y equipos esenciales fueron algunos de los incidentes registrados en el país en 2022.

En total, en México se contabilizaron 14 incidentes, tres trabajadores sanitarios fallecidos, cinco secuestrados, dos instalaciones médicas destruidas o dañadas y una unidad médica arruinada, estropeada o saqueada.

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Otros tres países de la región registraron casos similares: Colombia documentó 12 incidentes y cuatro fallecidos; Haití, nueve casos y un muerto, y Honduras informó dos sucesos y un ataque a una instalación médica.

El documento sugiere tomar las estadísticas con cautela porque la recaudación de datos en la materia se ve obstaculizada por la inseguridad, la falta de comunicación en las comunidades afectadas y la reticencia de las entidades por compartir datos.

Indica que en muchos países son tan comunes los saqueos, las amenazas al personal sanitario y las limitantes para que pacientes accedan a la atención sanitaria que no suelen denunciar.

“Frente a profundos daños que sufren comunidades y trabajadores sanitarios a causa de esta violencia, comunidad internacional ha permanecido pasiva mucho tiempo, aun ha ignorado compromisos contraídos para prevenir ataques y exigir responsabilidades a autores”, dice Len Rubenstein, presidente de Safeguarding Health in Conflict, en una carta que acompaña el informe. “La impunidad ante la violencia ha continuado, e incluso seguimiento de ataques se ha debilitado. El sistema de la Organización Mundial de la Salud [OMS] para recopilar y difundir datos sobre ataques a atención sanitaria en situaciones de emergencia adolece de informes inadecuados, falta de transparencia y resistencia frente a reforma”, indicó.

El documento fue realizado por un grupo de expertos y revisado por Elizabeth Adams de la European Federation of Nurses Associations, Houssam Alnahhas de Physicians for Human Rights y Joe Amon de la Universidad de Drexel. Entre los patrocinadores del proyecto están la Comisión Europea, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Departamento de Desarrollo International del Reino Unido, y el Departamento de Exteriores de Suiza. Entre sus socios está Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED), Humanitarian Data Exchange y Berkeley University Human Rights Center.

El informe documenta mil 989 incidentes de violencia u obstrucción del trabajo sanitario en 32 países en 2022, lo que representa un incremento de 45% con relación al año previo. Entre los actos hay ataques deliberados contra instalaciones de salud con armas de alto calibre y explosivos, al igual que hubo incendios y saqueos en clínicas y hospitales.

El alarmante recrudecimiento se produjo en un momento en que decenas de millones de personas ya sufrían de guerras, desplazamientos y privación de alimentos y necesidades básicas.

La guerra iniciada por el presidente Vladimir Putin provocó que Ucrania se convirtiera en la nación más peligrosa para el personal sanitario, un tercio del total de los incidentes se contabilizaron en ese país, 781, una media de dos diarios. Myanmar, tras el golpe militar de febrero de 2021, escaló posiciones, ubicándose en segundo lugar, con 271 episodios violentos.

En total, 230 trabajadores de la salud fueron asesinados el año pasado en 26 países, 78 perdieron la vida en Ucrania, 27 en Myanmar, 26 en Afganistán y 11 en Sudán; y 298 fueron secuestrados, incluyendo 61 en Ucrania, 50 en la República Democrática del Congo, 37 en Nigeria y 35 en Camerún.

El documento sostiene que el personal de salud ucraniano enfrenta una escalada de violencia sin precedente. Entre el 24 de febrero y el 31 de marzo, fue blanco de las fuerzas rusas en una media de ocho agresiones al día.

Ucrania cerró el año con 70% de las entidades sanitarias dañadas, 11% de los 2 mil 500 hospitales afectados, y con 22 de las 24 provincias registrando ataques con artillería contra sus instalaciones médicas. Al menos 61 trabajadores de salud fueron secuestrados, encarcelados o tomados como prisioneros de guerra. “Muchos fueron interrogados y golpeados”, indica el documento. Además de los daños, la destrucción y la pérdida de vidas humanas, las fuerzas rusas destruyeron farmacias, saquearon medicamentos y equipos vitales en al menos 66 ocasiones; 31 ambulancias pasaron a manos rusas. En un incidente en Khersón robaron todo el equipo médico y las ambulancias de un hospital.

Hasta marzo del presente año, los daños causados a la infraestructura médica ucraniana superaban los 2.5 mil millones de dólares.

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