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Bruselas.— El proceso para designar al titular de la Comisión Europea, la institución más importante de la Unión Europea, inició ayer, dos días después de las elecciones europeas más participativas desde 1994. Las negociaciones arrancaron con la primera medición de fuerzas entre el recién electo Parlamento Europeo y los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE).
En este primer acercamiento, la Eurocámara se presentó defendiendo la regla del Spitzenkandidat, inaugurada en 2014 y según la cual la presidencia del Ejecutivo comunitario deberá recaer sobre la cabeza de lista de alguno de los grupos políticos que participaron en las elecciones europeas.
“La posición de la mayoría es a favor del Spitzenkandidat y ese debe ser el punto de partida de la negociación”, declaró el presidente del PE, Antonio Tajani, al concluir la Conferencia de Presidente de los Grupos Políticos. Si bien no hay obligación legal a este respecto y al final serán los líderes de la UE los que decidan a quién le entregan el timón de la Comisión Europea, Tajani recordó que la declaración número 11 del artículo 17.6 y 17.7 del Tratado establece que “el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo son conjuntamente responsables del correcto desarrollo del proceso para elegir al Presidente de la Comisión Europea (…) y llevarán a cabo a ese efecto las necesarias consultas”.
Así que la Eurocámara prevé que salga de sus filas el relevo de Jean-Claude Juncker.
Manfred Weber, como “candidato principal” del partido más grande, el Partido Popular Europeo, volvió a levantar el dedo, aunque aceptó que su bancada está dispuesta a llegar a compromisos. “Somos conscientes de que perdimos escaños [de 216 a 178, de acuerdo con los resultados provisionales] y no estamos en condición de celebrar”, reconoció.
“Lucharemos porque sea Frans Timmermans”, dijo por su parte Udo Bullmann, presidente de la segunda agrupación más numerosa, el Partido Socialista. Los socialistas pretenden llevarse la candidatura formando una “alianza progresista” (sumando a los liberales, verdes e izquierda), aunque por el momento los números no dan para la mayoría requerida.
En el Consejo Europeo la situación es más complicada. Para algunos líderes comunitarios el nombramiento de la cabeza de la Comisión Europea debe verse en el contexto de reparto de poder y dentro de un paquete que incluye la designación de otros puestos relevantes: la presidencia del Banco Central Europeo, el Consejo y el PE.
Otros simpatizan con el nombramiento de un candidato externo al PE; una de las figuras que más suenan es la del conservador francés Michel Barnier, jefe negociador europeo del Brexit y quien intentó sin suerte ocupar la presidencia de la Comisión en 2014. Reunidos en una cumbre extraordinaria celebrada en Bruselas, los mandatarios comunitarios no discutieron nombres, sino se limitaron a definir las reglas del juego, informó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
Aseguró que no habrá “automatismos” (como está proponiendo la Eurocámara con la defensa de la figura del Spitzenkandidat) ni nadie quedará excluido. Aseveró que el candidato deberá reflejar la diversidad de la UE, los tamaños de los países, balance de género y el peso de su afiliación política.
En el nombramiento de presidente de la Comisión, el Consejo propone y el Parlamento aprueba. El Consejo pretende ofrecer claridad sobre los nombres de los posibles candidatos a los “top Jobs” en junio.
El Brexit vacuna la Unión. La elevada participación en las elecciones europeas fue una poderosa señal a favor de la Unión y de rechazo al Brexit, afirmó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
“La gran mayoría ha salido a votar a favor de una Europa más fuerte y unida, rechazando una Europa débil”, aseguró. “El Brexit fue uno de los motivos por los que los europeos votaron a favor de una mayoría proeuropea”, apuntó.
El Brexit, continuó, ha resultado además en una vacuna frente a la propaganda antieuropea y las noticias falsas. Casi 51% de los ciudadanos de la UE llamados a las urnas participaron en las elecciones que se celebraron del 23 al 26 de mayo; el índice más alto contabilizado en 20 años y el primer aumento desde las elecciones de 1979.