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“Empezamos a ver muchos cadáveres”

El área del hotel Mandalay fue cerrada por la policía mientras se realiza la investigación sobre la masacre en la ciudad de Las Vegas. (MARK RALSTON. AFP)
03/10/2017 |00:59
Redacción
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“Al principio todos creímos que eran cohetes, algo que puede suceder en un festival como en el que estábamos, pero casi de inmediato nos dimos cuenta que algo malo pasaba y que eran detonaciones de bala”, relata a EL UNIVERSAL Israel Cabañas, músico de profesión y sobreviviente de la masacre registrada la noche del domingo en Las Vegas.

“De inmediato varios compañeros y yo nos agachamos para tratar de protegernos, nos quedábamos quietos, pero en cuanto paraban —las ráfagas de bala— tratábamos de mover a la gente que entró en pánico, un pánico indescriptible”, asegura Israel, quien formaba parte del equipo de organización y seguridad del Route 91 Harvest Festival, que había congregado a unas 22 mil personas.

“No caigan en pánico, les pedía, pero comenzaron a correr hacia un lado y continuaban los balazos, entonces caminé hacia adelante —la salida— y moviendo gente hasta que empezamos a ver muchos cadáveres y mucha gente lastimada y hacíamos lo posible para apoyarlos y llevárnoslos mientras llegaban los paramédicos”, describe casi sin aire. “No sé qué pasaba, pero no llegaba la policía ni los paramédicos, había mucha gente herida y en todo el cuerpo y nos pedían que los ayudáramos y eso hacíamos, aunque a veces ya no se les podía ayudar más, sólo les tapábamos la cara”, narra conmovido.

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Asegura que, pese a la confusión, se pudo dar cuenta de que los disparos provenían del hotel Mandalay Bay. “El sonido se oía como bien cerquita, pero no teníamos idea de qué pasaba o quién era el autor o los autores de todo esto”.

Dice que cuando llegaron los policías, “ellos también se agachaban tratando de ubicar al que disparaba y no dejaba de hacerlo, estaban —los policías— busque y busque hasta que se dieron cuenta [de dónde provenían las detonaciones]”.

De acuerdo con su versión, “fueron al menos 10 o 15 minutos” de disparos que paraban entre 10 y 20 segundos para continuar.

Israel Cabañas cree que el atacante utilizaba “un arma de alto calibre o más armas, yo oía diferentes disparos; se escuchaban bastante fuerte”.

Narra que en su complicado camino hacia la salida veía a varios de los muertos y de los heridos, a los que trataba de ayudar.

“Eran heridas provocadas por balas que entraban a mucha velocidad, al frente no era tan feo, pero muchas de estas balas salieron por otra parte del cuerpo y ahí es donde la herida sí podía ser mortal o muy grave”, describió Israel.

“Tratábamos de parar la sangre que salía de alguna manera, pero no podíamos; era mucha gente en el suelo llena de sangre”, cuenta y asegura que nunca olvidará a las personas que trató de reanimar, “pero ya habían muerto; nunca podre olvidarlas”.

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