Emma Coronel Aispuro, esposa de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, se perdió por primera vez una audiencia judicial del presunto narcotraficante en Nueva York. Este miércoles se celebró la última vista preparatoria antes del inicio formal del juicio, el 5 de noviembre, y ningún familiar del sinaloense estuvo presente.
El segundo banco del flanco derecho de la sala 8D del distrito este de Nueva York solo estuvo ocupado por ayudantes de los abogados defensores, ni rastro de ningún familiar. Donde normalmente se colocan Coronel, sus hijas gemelas o algún otro familiar, esta vez no había nada.
No hubo razón concreta para la ausencia de Coronel, que hasta ahora siempre había podido desplazarse hasta Brooklyn para ver a su marido. Coronel, que tiene prohibidas las visitas a la cárcel de máxima seguridad donde desde hace 21 meses está recluido el capo, aprovechaba todas las audiencias judiciales para intercambiar miradas y gestos de cariño con su esposo.
Este miércoles, Coronel no pudo desplazarse a Nueva York, quizá por las obligaciones con sus dos hijas gemelas, Emalí y María Joaquina. La ex reina de belleza todavía no ha decidido si, dentro de tres semanas, se mudará a Nueva York para estar presente en el juicio todos los días que haya sesión, ni qué pasará con las niñas.
Quizá por el vacío, o el silencio en la sala, esta vez las cadenas que maniatan al capo sinaloense se oyeron más que nunca. El momento de quitarle las cadenas fue más sobrecogedor que nunca, sintiendo el momento en el que las manos del Chapo quedaban libres tras su traslado desde Manhattan a Brooklyn, y previo a la sala de juicios.
“¿Qué tal, cómo está?”, dijo a cada uno de sus abogados. El Chapo, como siempre vestido de azul oscuro, en una de las audiencias más técnicas y cortas de todo el periplo hasta el juicio, no tenía a quién saludar ni a quién hacer gestos de aprecio.
Solo se levantó una vez para decir “buenos días” al juez Brian Cogan. Desde entonces, su mirada quedó absorta hacia delante, perdida en un horizonte imaginario de la sala de juicios, mientras a través de unos auriculares oía la traducción de todo lo que gobierno y abogados debatían.
La audiencia no llegó a durar media hora, tratando de solventar algunos trámites y pleitos que quedan entre las partes antes del juicio. El juez Cogan insistió en que no postergará ni un día el inicio del juicio, a pesar de la insistente petición de uno de los abogados defensores, Jeffrey Lichtman.
“Hay demasiados documentos [para revisar] y estar preparados para el juicio en tres semanas”, se quejó Lichtman, quien entró al caso de forma oficial hace apenas un mes. Sus compañeros de defensa, Eduardo Balarezo y William Purpura, hace más de un año que están con ello.
El volumen de documentos, archivos sonoros, vídeos y otros materiales se cuentan por decenas de miles. Cogan se negó a aplazar el proceso. “Nunca estará tan preparado como le gustaría estar”, repitió el juez al abogado, una frase que ya utilizó en la última audiencia pública.
A la salida de la corte, Lichtman, derrotado de nuevo, solo pudo decir que estará “tan preparados como humanamente se pueda”, en unas brevísimas declaraciones ante los periodistas. Los otros dos abogados, rompiendo con la tradición, no hicieron comentarios.
Entre la nueva información que se extrajo de la jornada del miércoles es que la defensa no llamará a testificar a ningún experto durante el juicio.
Todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Una de las más importantes es donde estará el Chapo durante los tres o cuatro meses que va a durar su juicio: si se mantendrá en su actual celda en la cárcel de máxima seguridad de Manhattan, obligando a las autoridades a cortar el tráfico del puente de Brooklyn dos veces al día, o se le construirá una celda especial en el recinto de la corte.
La decisión está en manos del juez Cogan, quien todavía no se ha pronunciado sobre el tema. Lo que sí quedó claro es que la próxima vez que gobierno y defensa se vean en corte será para el inicio del juicio el 5 de noviembre, cuando empezará la selección del jurado popular que juzgará al Chapo por 17 delitos -la mayoría de ellos por narcotráfico-.