San José. – La guerrilla comunista colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que este lunes reanudará las negociaciones de paz con el gobierno de Colombia en México, fue señalada desde 2018 por la policía antidroga colombiana como proveedora de cocaína del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las principales organizaciones mexicanas del contrabando internacional de drogas.
La Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia reveló en agosto de 2018 los nexos del fugitivo narcotraficante mexicano Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho” y líder del CJNG, con la insurgencia del ELN para el contrabando de cocaína a Centroamérica, México y Estados Unidos.
En un informe que envió ese mes a EL UNIVERSAL, la Dirección aseguró que rebeldes del ELN estuvieron cobrando “una suma de dinero” para garantizar la salida de los cargamentos de cocaína de Colombia hasta el puerto mexicano de Manzanillo, sobre el litoral de México en el Océano Pacífico, para el CJNG.
Por cada kilo de cocaína, el ELN cobró unos 70 dólares, precisó el reporte.
El ELN negó repetidamente en últimos cinco años estar involucrado en el contrabando de drogas y sus actividades afines, reafirmó su “política de deslinde categórico con el narcotráfico” y advirtió que hay una “severa disciplina” para sancionar a los miembros de su organización que se inmiscuya en esos negocios ilícitos.
Alzado en armas desde 1964 en contra del Estado colombiano, el ELN es la última guerrilla comunista de Colombia. El gobierno del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que se inició en agosto de 2022, y el ELN anunciaron en octubre pasado la reanudación de las negociaciones de paz entre ambos bandos.
La primera ronda se realizó en noviembre anterior en Venezuela y la segunda empezará hoy en México. Las conversaciones comenzaron en febrero de 2017 en la administración del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos (2010-2018), pero fueron suspendidas por la de su sucesor, Iván Duque (2018-2022) de manera temporal en septiembre de 2018 y en forma definitiva a partir de enero de 2019.
La suspensión se debió a que el ELN lanzó en enero de 2019 un ataque terrorista a una escuela de cadetes en Bogotá con saldo de 22 muertos. El proceso en México da continuidad a otros intentos fallidos de paz, como el de 17 meses de negociaciones de octubre de 2016 a marzo de 2018.
El ELN se afianzó como “una de las amenazas más importantes en América Latina”, describió Insight Crime, agrupación no estatal de Colombia que indaga al crimen organizado transnacional, en un análisis de octubre de 2022.
“Originalmente, el ELN era un movimiento nacionalista influenciado por la revolución cubana, enfocado en el secuestro, la extorsión, y en atacar a la infraestructura petrolera. Y, aunque evitó el tráfico de drogas por décadas, desde los últimos años está profundamente involucrado en el narcotráfico internacional”, aseguró.
El Comando Central (COCE) es la estructura de mando de esa guerrilla y vive en Cuba.
El vínculo con “El Mencho”
La Dirección Antinarcóticos relató en 2018 que hallar el vínculo de “El Mencho” y el CJNG con el ELN y narcotraficantes colombianos fue “un duro golpe contra las organizaciones asociadas a los cárteles mexicanos”.
Con la “Operación Titán”, en el sur de Colombia, se arrestó a ocho hombres e incautó mil 49 kilos de cocaína, dos vehículos y dos lanchas, ya que la red utilizó áreas del litoral Pacífico de ese país en los departamentos (estados) de Nariño (suroccidente), Chocó (noroccidente) y Valle del Cauca (centro—suroccidente), para enviar droga en veleros, pesqueros y lanchas rápidas, informó.
El vínculo del ELN con el cártel de “El Mencho” fue establecido con un decomiso de droga en paquetería que “presentaba marquillas con las letras CJNG”, señaló. La indagatoria de más de dos años incluyó allanamientos en los departamentos de Antioquia (noroeste), Huila (suroeste) y Valle del Cauca y las capturas.
Uno de los ocho, identificado solo como “Julito”, dirigió parte del “engranaje criminal” en astilleros aledaños a Buenaventura, el puerto más importante de Colombia en el Pacífico y en Valle del Cauca, añadió.
Según el recuento oficial, “empacaban la droga en las embarcaciones pesqueras para que zarparan en horas de la madrugada hasta el límite de las aguas internacionales en donde barcos de gran calado recogían la sustancia que seguía en tránsito hacia (el puerto centro-occidental de) Manzanillo en México”.
En algunas oportunidades bordearon las costas del noroccidente de Colombia para llegar a unos cayos en Panamá y continuar a su destino final, narró.
Las primeras pistas surgieron con el decomiso, en aguas internacionales, de una embarcación con más de 400 kilos de cocaína y el arresto de tres mexicanos y tres colombianos, lo que permitió “armar el organigrama” de la estructura criminal, detalló.
Colombia alertó a principios de 2018 que los cárteles mexicanos acrecentaron su presencia en puntos marítimos y terrestres de las zonas fronterizas con Ecuador para traficar cocaína por los corredores del Océano Pacífico desde esas naciones a Centroamérica y México, rumbo a EU.
Un estudio de marzo de 2018 de la (no estatal) Universidad del Rosario, una de las principales de Colombia, y por Insight Crime exhibió las relaciones de los cárteles mexicanos como compradores de cocaína con las ahora ex guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Convertidas ahora en partido político, las FARC se alzaron en armas desde 1964 hasta que en noviembre de 2016 firmó un pacto de paz con el gobierno colombiano y prometió retirarse de la narcoactividad.
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