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San José. – El expresidente uruguayo José Mujica y la escritora y periodista mexicana, Elena Poniatowska , se sumaron a la ruptura de la lealtad incondicional de influyentes sectores de la izquierda de América con el gobierno de Nicaragua.
Asimismo exigieron al presidente nicaragüense , Daniel Ortega , y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, cesar la represión contra los opositores y liberar a los presos políticos.
Mujica y Poniatowska su unieron con su firma a una declaración política que más de 140 intelectuales y dirigentes izquierdistas del continente americano emitieron con fecha de primero de julio de 2021.
El documento se dio a conocer para denunciar que Ortega se transformó “en un presidente autócrata y autoritario”.
Ortega es “capaz de reprimir sin piedad a su pueblo, junto con el cual no supo, no quiso o no pudo construir calidad de vida ni una institucionalidad democrática, transparente, que le permitiera realizar, en libertad, pacíficamente, su destino”, denunciaron los firmantes del documento, del que EL UNIVERSAL tiene copia.
“Es difícil saber si Daniel Ortega se enfermó por el poder, está enfermo por mantener el poder o ambas cosas, pero esto –ahora y a efectos prácticos– no importa”, advirtieron.
Tras expresar que “una vez más con preocupación, con pena y con fuerza, nos solidarizamos con las víctimas”, exigieron al gobierno de Nicaragua “que cese la persecución y la represión, que libere a los presos políticos y respete el Estado de derecho”.
“Invitamos a los sectores democráticos y populares a solidarizarse sin temor a que los confundan con los oportunistas que hoy se espantan por lo que sucede en Nicaragua por mera conveniencia publicitaria, pero que no vacilan en arrebatarles a sus pueblos aun sus banderas más sagradas con tal de sacar provecho.
“Más bien, quienes ayer callaron deben preguntarse cuánto contribuyó su silencio–sin quererlo–a la soberbia y la impunidad con las que el ‘orteguismo’ protagoniza una nueva satrapía y cuánto mal le hace este silencio a la conciencia humanitaria”, reprocharon.
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A partir del estallido en abril de 2018 de masivas protestas antigubernamentales contra las políticas sociales del dúo presidencial, “se reprimieron a mansalva las protestas pacíficas (sobre todo las estudiantiles) que conmovían al país, en las que centenas de nicaragüenses murieron, otros fueron apresados y torturados, y miles debieron emprender el exilio”, recalcaron.
El texto completo de la declaración y la lista de personalidades que la rubricaron puede accederse en este enlace: https://www.confidencial.com.ni/reporte-ciudadano/nicaragua-otro-zarpazo-y-otro-silencio/
El pronunciamiento marcó un choque con los sectores gobernantes de la izquierda en América Latina y el Caribe, como Cuba, Venezuela y Bolivia, que la semana pasada reafirmaron su alianza incondicional con Ortega y Murillo y defendieron al gobierno nicaragüense como constructor de una revolución popular socialista. La Habana, Caracas y La Paz alegaron que Managua se convirtió en víctima de las políticas “imperialistas” de Washington.
En 2021, y con el control que diseñaron desde 2018, Ortega y Murillo reforzaron su dominio sobre los poderes Ejecutivo, Judicial, Legislativo y Electoral, con aval del Ejército de Nicaragua y de la Policía Nacional, y cerraron espacios a la oposición y la prensa independiente.
Ortega y Murillo intensificaron desde el primero de junio anterior la represión política interna, lanzaron una cacería de opositores y enviaron ese mes a 21 a prisiones
o arresto domiciliario tras acusarlos de “lavar” dinero, menoscabar la independencia, la soberanía y la autodeterminación, incitar a la injerencia foránea y pedir intervenciones militares y bloqueos económicos, entre otros supuestos delitos.
Acusados de dirigir una dictadura dinástica y de romper el orden democrático en Nicaragua tras el estallido, en abril de 2018, de multitudinarias protestas antigubernamentales, Ortega y Murillo rechazaron los cargos de represión y alegaron que los opositores se aliaron con Estados Unidos para conspirar y recurrir al terrorismo con fines desestabilizaron para ejecutar un golpe de Estado.
La pareja presidencial de Nicaragua y su aparato político—el oficialista y ex guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)—recibieron este año la ratificación de la reiterada solidaridad de los partidos comunistas, socialistas e izquierda de América Latina y el Caribe, incluido el gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de México.
El Grupo de Puebla, fundado en 2019 en México, y el Foro de Sao Paulo, creado en 1990 y al que pertenece el FSLN, se consolidaron como defensores del régimen de Nicaragua. El expresidente Mujica, gobernante de 2015 a 2020 por el izquierdista Frente Amplio, integra el Grupo de Puebla, mientras que Morena es miembro pleno del Grupo y del Foro. Poniatowska tiene un historial como militante de la izquierda mexicana.
La solidaridad del Grupo y del Foro con Ortega y Murillo se registró pese a que organismos internacionales de derechos humanos denunciaron lo que calificaron como atrocidades del gobierno nicaragüense contra los opositores. El no estatal e ilegalizado Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), de Nicaragua, informó a este diario que 328 personas perecieron en la represión de 2018.
Morena suscribió una declaración que el Grupo emitió el 10 de febrero anterior para “defender a Cuba, Nicaragua y Venezuela de las agresiones e injerencias de potencias o terceros Estados”, en coincidencia con los argumentos de los tres gobiernos de que son el blanco de los ataques de Washington.
“Varios de los países de la región han sido objeto de acciones tendientes a la desestabilización a través de la imposición de bloqueos, sanciones económicas y políticas unilaterales contrarias al derecho internacional”, aseveró el Grupo, al catalogar como “anacrónicas y caducas” esas políticas.
EU y la Unión Europea (UE) mantienen vigente una serie de acciones de represalia contra el régimen de Ortega y Murillo por violar los derechos humanos.
kl