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Moscú.- La campaña de reelección del presidente ruso, Vladímir Putin, ha estado centrada en reforzar su imagen de comandante supremo de las Fuerzas Armadas en medio de la ofensiva en el Donbás y en promover la importancia de acelerar los ritmos de producción de la industria militar, donde trabajan, según algunos cálculos, 3.5 millones de personas.
Putin, que participó en su quinta campaña electoral, también tuvo tiempo para departir con futuras mujeres pilotos y acudir al Festival Mundial de la Juventud, que no conoce otro presidente que no sea el actual inquilino del Kremlin.
Putin, piloto de guerra
Putin, al que le gusta mucho hacer migas con los militares, aunque él nunca sirvió en el Ejército, se vistió de piloto y se subió a un bombardero estratégico, algo que no hacía desde su segundo mandato, en agosto de 2005.
Se trataba de un modernizado Tu-160M, llamado 'Iliá Múromets' (un héroe de las leyendas rusas), al que se subió en la pista de la Fábrica Aeronáutica de Kazán, capital de la república de Tatarstán.
El vuelo duró poco más de media hora y la ruta fue secreta, pero Putin no dudó en presumir sobre su proeza cuando se reunió con un grupo de estudiantes de la academia de aviación militar.
"El último vuelo no estaba previsto. El ministro me convenció. Dijo que aún no había entrado en servicio", comentó sobre el conocido también como Cisne Blanco (Blackjack, según la OTAN).
También se puso al volante de un camión ruso Kamaz para inaugurar una nueva carretera, algo que ya hizo cuando se inauguró el puente de Crimea en mayo de 2018 al comienzo de su cuarto mandato presidencial.
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Un discurso, ningún debate
Como es ya tradición, Putin no participó en ningún acto electoral propiamente dicho, ya no digamos en pegadas de carteles o debates electorales.
Alguno de los aspirantes, ninguno de los cuales fue registrado por la comisión electoral, intentó retarle a un debate en televisión para hablar de la marcha de la campaña militar, pero el Kremlin descartó categóricamente su participación.
Tampoco hubo mítines durante la campaña. El único acto multitudinario se celebrará el próximo lunes en la plaza Roja, al que se espera que acuda Putin para celebrar su reelección, coincidiendo con el décimo aniversario de la anexión de la península ucraniana de Crimea.
Putin tampoco tiene un programa electoral. No lo necesita, ya que sus planes los expuso durante el discurso sobre el estado de la nación, el momento más álgido de su campaña.
Despidió la campaña con una entrevista a medios públicos sin grandes titulares, una reunión con el gabinete de ministros y un llamamiento a los rusos por televisión para que acudan a votar.
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Visita a una fábrica de tanques
En un intento de demostrar que no hay planes de detener la campaña militar en Ucrania, el jefe del Kremlin visitó la fábrica Uralvagonzavod, encargada de la producción de tanques y blindados para el Ejército ruso.
En la región de los Urales inspeccionó los tanques T-72BZM y T-90 Proriv, listos para partir rumbo al campo de batalla en Ucrania.
Según el Kremlin, la línea de montaje de tanques de Uralvagonzavod fue creada durante la Segunda Guerra Mundial y es la única de producción continua de este tipo de blindados en el país.
Según un informe publicado a fines de 2023 por el Ministerio de Defensa, el país fabricó 1.500 tanques y 2.200 blindados en 2003.
Relevo secreto de generales
Como está prohibido dar malas noticias a los rusos, especialmente sobre la campaña militar, Putin se limitó a firmar, al respecto, varios decretos secretos.
Según la prensa, de esa forma destituyó al jefe de la Armada, Nikolái Yevménov, después de que los drones y misiles ucranianos hundieron tres buques de la Flota del Mar Negro en el último mes y medio.
Además, relevó por tercera vez desde el comienzo de la guerra al viceministro de Defensa que se ocupaba del abastecimiento de las Fuerzas Armadas, decreto que sí fue publicado por la prensa rusa.
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mcc