Bruselas.— para decidir en elecciones generales si Rishi Sunak continúa o no siendo inquilino en el 10 de Downing Street, en Londres.

Los últimos sondeos sobre la intención de voto son desfavorables para el antiguo analista de inversiones de Goldman Sachs y único primer ministro en ser incluido en la lista de los más ricos del , con una fortuna acumulada con su esposa, Akshata Murty, de unos 730 millones de libras.

Las encuestadoras prevén una derrota de dimensiones colosales para los conservadores de Sunak. Si bien la brecha con relación al Partido Laborista no es de 30 puntos, como a principios de mayo, la última encuesta de YouGov mantiene un margen de 17 unidades.

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De confirmarse los pronósticos, la próxima composición de la Cámara de los Comunes será completamente a la inversa. Los laboristas encabezados por Keir Starmer prevén llevarse 425 de los 650 escaños en el Parlamento, con lo cual conducirían la nación con una confortable mayoría, fijada en 326.

El Partido Conservador corre el riesgo de ser relegado a una tercera posición. Existe el riesgo de quedar detrás de la derecha radical, el Partido Reformar Reino Unido (Reform UK) de Nigel Farage, controvertido populista, coautor de la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea (UE). Luego del Brexit, el amigo de Donald Trump anunció su retiro de la vida política “por bien y definitivamente”, pero ante la desesperanzadora campaña de los conservadores, vio una ventana para volver al centro de la atención mediática; la diferencia entre ambas agrupaciones de derecha es de tres puntos, según el sondeo.

Paula Surridge, profesora en la Facultad de Sociología de la Universidad de Bristol y subdirectora del think tank UK in a Changing Europe, anticipa una gran noche para Reformar, muy similar a la que experimentó en las elecciones europeas de 2014, entonces como Partido Independencia del Reino Unido (UKIP).

Sin embargo, muy probablemente se quedarán cortos porque tienen una cobertura territorial limitada, su atención está centrada en los distritos que votaron masivamente a favor del Brexit y en muchos casos disputan las plazas con los liberales (LibDem), que podrían emerger como el tercer partido con más legis- ladores (no se trata de quién gana más votos a nivel nacional, sino quién se lleva distritos). La experta prevé que los radicales de Farage logren entre 13% y 14% de los votos, “aunque estoy preparada para equivocarme drásticamente”.

El Partido Conservador ha estado en el poder por 14 años, alcanzando la victoria en las últimas cuatro contiendas electorales. En la pasada convocatoria, 2019, arrasaron bajo el liderazgo de Boris Johnson, quien dimitió al cargo de premier en 2022 entre escándalos y críticas por su mala gestión de la pandemia y la economía. Aquella victoria, en medio del impasse político generado por el Brexit, respondió a triunfos obtenidos en territorios tradicionalmente laboristas, concretamente en zonas de Gales y el norte de Inglaterra que votaron Leave en el referéndum sobre la UE de 2016.

Ahora, son esencialmente los laboristas los que se perfilan a sacar ventaja del hartazgo que hay en el votante conservador, generado por el desplome de la inversión en servicios públicos, el encarecimiento del nivel de vida y un sistema médico incapaz de responder a las necesidades de la población. En un foro de UK in a Changing Europe para analizar los escaños más disputados, Surridge dijo a EL UNIVERSAL que la historia de cada uno de los votantes es la que explica el contexto electoral que vive el Reino Unido.

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“Distintos grupos de votantes han sido apartados de los conservadores por una serie de eventos y los laboristas se beneficiaron de cada uno, hasta el momento que apareció Reformar”. Sostiene que el partygate, el escándalo político sobre fiestas y reuniones de funcionarios de gobierno durante el confinamiento para frenar el Covid-19, alejaron a los votantes primerizos, a los que depositaron su confianza en Johnson en 2019. La segunda ola de descontento la generó el aumento del costo de vida y el presupuesto público de mínimos introducido por la administración de Liz Truss para contener la precariedad en los hogares. “En ese momento los conservadores perdieron la reputación respecto a su competencia económica, con lo cual alejaron a quienes pensaban que eran capaces de arreglar la economía”, señala. El malestar se recrudeció por la crisis permanente del Servicio Nacional de Salud (NHS, siglas en inglés) y al final, durante el gobierno de Sunak, por el tema de la migración, con el polémico plan Ruanda, que prevé deportar al país africano a toda persona que haya ingresado ilegalmente después del 1 de enero de 2022.

“Esos tres factores han sido predominantemente en beneficio del Partido Laborista”.

También se prevé una mala noche para el Partido Nacional Escocés, en aprietos desde la dimisión en 2023 de Nicola Sturgeon, involucrada en investigaciones sobre las finanzas de su partido. Luke Tryl, director para el Reino Unido de More in Common, afirma que todo parece indicar que los laboristas también serán la fuerza política más grande en Escocia. Surridge afirma que si la agenda se centra en la salud y el costo de vida, Starmer gobernará sin mayores dificultades.

No obstante, habrá muchas dudas sobre cuál será la relación entre los conservadores y los miembros de la derecha radical, así como el futuro posicionamiento de los liberales y de los verdes.

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