San José.— Con un meticuloso y violento plan expansivo, la tenebrosa mafia venezolana de El Tren de Aragua que nació en una cárcel de Venezuela hace más de 15 años, comenzó en 2018 un proceso implacable de penetración en Chile y para 2024 logró encumbrarse como la organización criminal más poderosa y temible en el bajo mundo chileno.
Con un abultado portafolio delincuencial con narcotráfico, sicariato, trata de personas con fines de explotación sexual, migración irregular, secuestros, extorsiones, contrabando de armas o torturas, El Tren de Aragua completó en Chile una estrategia que le permitió esparcirse de Venezuela por el sur a Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, y por el norte a Centroamérica, México y Estados Unidos.
“Chile está en un generalizado y severo deterioro de su seguridad: es un fenómeno para el cual no estábamos preparados”, admitió el abogado Luis Toledo, director del Centro de Seguridad Pública y Crimen Organizado de la (no estatal) Universidad de San Sebastián, de Chile.
“Las autoridades chilenas en un principio no advirtieron el peligro que involucraba todo esto y que se ha expandido y encontrado en Chile un fenómeno expansivo como en otras latitudes no existe. Esto se debe a que la economía chilena es tremendamente abierta y permite la creación de empresas de fachada en forma muy rápida, en sólo un día”, dijo Toledo a EL UNIVERSAL.
“El crimen organizado se aprovecha de la laxitud y de una mirada no tan estricta o rigurosa. Diría que se ha expandido también a las cárceles chilenas. Hoy hay miembros de El Tren de Aragua en las cárceles. Desde 2019 se comenzó a ver en las prisiones de Chile, por la migración venezolana, una mayor presencia de venezolanos”, describió.
Tras recordar que en las cárceles de Chile “antes” la mayoría era de bolivianos y peruanos, mencionó que “hoy los venezolanos ocupan el primero o el segundo lugar. Se empezó a ver la presencia en las prisiones de personas que reconocían que eran asociadas a El Tren”. Los centros penitenciarios con presencia de El Tren son cuatro del norte (Arica, Iquique, Antofagasta y Copiapó), dos del centro (Santiago y Rancagua) y uno del sur (Puerto Montt).
“La masividad de El Tren se expandió en Chile desde el norte [fronterizo con Perú y Bolivia] hasta Puerto Montt: esto es prácticamente miles de kilómetros dentro del país. Se empezó a masificar la presencia en los penales de personas asociadas a esta organización o a sus ramificaciones. En El Tren hay facciones y se dividió”, aseguró. Al subrayar que El Tren de Aragua “está asociado en Chile a un mercado criminal altamente lucrativo y principalmente vinculado a la extorsión”, explicó que “los réditos de ese negocio se van directamente a través de transferencias financieras a Venezuela”.
Las fuentes consultadas en Chile revelaron que El Tren se apoderó inicialmente del control de la migración irregular de venezolanos en cada país latinoamericano. De acuerdo con Toledo, hay “datos concretos” de que ingresó a Chile a partir de 2018 con el proceso migratorio.
El Tren comenzó a controlar fronteras chilenas, en particular la de Colchane (nororiente) con Bolivia. También se vinculó al contrabando de ketamina, una droga sintética, hacia Chile y a la trata de personas con fines de explotación sexual con migrantes venezolanas.
“Son migrantes con mucha vulnerabilidad, para tenerlas esclavizadas y dedicadas al comercio sexual con extorsión. Las obligan a trabajar para ellos y les dicen que deben pagar su viaje [desde Venezuela], que costó 4 mil dólares. Ellas desconocen el total, porque se reajusta. Las obligan a pagar una cuota de lo que ellas trabajan”, precisó Toledo.
Con narcotráfico y prostitución, El Tren ingresó a las extorsiones. Según las fuentes, la extorsión proliferó en Chile con El Tren, que aprovechó su presencia territorial para exigir el pago de cuotas en sitios que tomó bajo su control y rentó a las personas que reclutó para vender drogas, ofrecer servicios sexuales y otros ilícitos. El masivo éxodo al ex- terior de venezolanos que huyeron de la honda y prolongada crisis socioeconómica, política e institucional de Venezuela y que de 2014 a 2024 sumó más de 7 millones 800 mil personas, facilitó a la cadena mafiosa de Aragua su infiltración y propagación regional.
La situación chilena se agravó progresivamente desde 2021 y se agudizó en 2024 al confirmarse que una filial de El Tren secuestró el 21 de febrero anterior en Santiago al militar venezolano en retiro Ronald Leandro Ojeda Moreno, cuyo cadáver apareció 10 días después.
El Ministerio Público de Chile reveló que Ojeda, asilado en ese país desde 2018 y opositor al régimen izquierdista de Venezuela, pereció por asfixia mecánica posicional y que en sus restos no aparecieron rastros de balas. El cuerpo fue hallado el 2 de marzo dentro de una maleta sepultada y cubierta de cemento en una colonia de un municipio de la capital chilena.
Un informe que el Ministerio del Interior de Chile emitió en julio de 2023 mostró que la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes de esa nación subió de 4.5 en 2018 a 6.7 en 2022. El total de asesinatos aumentó de 845 en 2016 a mil 322 en 2022, precisó el estudio, conducido por el Centro Nacional para la Prevención de Homicidios y Delitos Violentos de la Subsecretaría de Prevención del Delito de ese ministerio.
El estudio estableció que el porcentaje de extranjeros víctimas de homicidios subió de 5.7% del total de 2018 a 17.2% en 2022 y que el de victimarios foráneos pasó de 3.5% a 13.1% en ese periodo, en el que se contabilizó que 89% fue de homicidios y 11% de feminicidios. El reporte, que evidenció que 4.1% de esas muertes correspondió a menores de edad en 2022, planteó otro factor inquietante: el uso de armas de fuego en esos hechos se incrementó de 42% en 2018 a 53.9% en 2022. El Tren, que nació en la cárcel de Tocorón en el norcentral estado venezolano de Aragua, domina al menos ocho de las 52 prisiones de Venezuela.