Desde los asesinatos de "Jack el Destripador" que atormentaron a los habitantes del Londres victoriano hace más de un siglo, casi no se conocía de un misterio tan grande sin resolver.
La Policía Metropolitana no tenía respuesta a las más de 400 denuncias de gatos mutilados por toda el área metropolitana de la capital británica y condados cercanos.
Se llegó a sospechar que el "asesino de gatos" era una persona o un grupo itinerante que iba matando animales por todo el país.
Los dueños de mascotas estaban atemorizados de dejar a sus animales salir por las noches.
A partir de 2015, la policía lanzó una investigación por el área de Croydon, al sur de Londres, y otros vecindarios.
La comandante Amanda Pearson dijo que cada denuncia individual tuvo que ser investigada, lo que generó una "carga adicional" para los agentes trabajando en el caso.
Se llegaron a ofrecer hasta 10 mil libras esterlinas (13 mil dólares) como recompensa por información que condujera a la detención de los responsables de las mutilaciones en el área metropolitana de Londres, Surrey, Kent, Manchester, Birmingham y Northamptonshire.
Por fin, después de tres años de investigación y 25 exámenes post mortem, la policía pudo llegar a una conclusión:
El supuesto "asesino de gatos" no existe.
Scotland Yard afirmó que lo más probable era que las heridas de los gatos fueran "el resultado de depredación o búsqueda de comida por parte de animales salvajes de gatos muertos en accidentes de tráfico".
Se cree que los zorros están detrás de algunas de las mutilaciones y no hay evidencia de "participación humana".
Todos los casos serán archivados como "no criminales".
"En particular, siguieron seis casos sospechosos identificados en los exámenes post mortem", explicó Pearson.
"Fue este cotejo de informes que permitió a los oficiales trabajar con expertos y llegar a la conclusión de que no se requería más investigación policial de ninguna de las denuncias relacionadas a gatos mutilados".
En las pesquisas, la policía encontró videos grabados por cámaras de seguridad que mostraban a zorros arrastrando restos de animales.
La doctora Henny Martineau, directora de patología forense veterinaria del Royal Veterinary College de Londres, realizó los post mortem de los seis gatos cuyas muertes originalmente habían sido considerados "sospechosas".
Encontró heridas punzantes que no se habían descubierto en otros de los animales y concluyó que potencialmente "habían sido depredados".
El inspector en jefe de la policía en el condado de Hertfordshire, Stuart Orton, declaró que la posibilidad de intervención humana había sido "descartada".
"Espero que esta conclusión traiga alivio a todos los dueños de mascotas", expresó.
La Policía Metropolitana trabajó junto a la Real Sociedad para la Protección de Animales (RSPCA, por sus siglas en inglés) y con un grupo de rescate de animales conocido como SNARL.
A pesar de que la policía insistió en que "no hubo testigos, ni patrones identificables, ni claves forenses que apuntaran a la participación humana", el grupo SNARL emitió un comunicado en el que se manifestó "sorprendido" por el anuncio.
"Consideramos que la evidencia que hemos recopilado durante los últimos tres años sí indica que hubo participación humana y que hay opinión experta que apoya esta creencia", se lee en el comunicado.
A pesar de que el caso está oficialmente resuelto, quedan las heridas emocionales de los dueños.
Una de ellas, Naomi, le habló a la BBC sobre la experiencia de haber encontrado el cuerpo decapitado de su gata Ivy en una carretera de Northamptonshire.
Estaba muy afectada. No podía dejar de llorar", comentó. Aunque buscó por todas partes la cabeza de Ivy, nunca fue capaz de encontrarla.
Naomi se tomó tres semanas de incapacidad en el trabajo por depresión y ansiedad. Dice que también tiene pesadillas y que no duerme bien.
La muerte de Ivy le causó "mucho dolor y sentimientos de ira", añadió.
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