“El , que sólo gira en torno al libre mercado, nos ha fallado claramente”, advierte la Presidenta Global de Open Society Foundations, Binaifer Nowrojee, primera mujer en asumir el cargo, en junio pasado.

En entrevista con EL UNIVERSAL, con motivo de su primera visita a México desde que asumió, Nowrojee, originaria de Kenia, con ascendencia de India, se declaró emocionada por el “gran avance” que representa para México tener por primera vez una mujer presidenta y de las lecciones que este país ha dado al mundo en términos de participación política femenina.

Habló de las prioridades de la fundación –prosperidad económica para todos, cambio climático, inclusión–, de la importancia de un “cambio gradual” hacia energías limpias y las críticas acerca de los intereses detrás de una fundación de filantropía creada por el empresario George Soros, hoy retirado.

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“Estamos reestructurando nuestro trabajo. Somos una fundación que defiende los derechos humanos, la justicia y la equidad. Esas son nuestras prioridades”, afirma.

“No sólo trabajamos con la sociedad civil, sino con gobiernos. Creemos que cambiar políticas también es importante, lo que a veces desata controversias. Apoyamos el cambio, no sólo a nivel de base, sino a nivel estatal. Estamos en todas las regiones del mundo. Nuestro presupuesto total es 1.2 o 1.3 mil millones de dólares, dependiendo del año”, afirma Nowrojoee sobre una fundación que en América Latina ha trabajado más de dos décadas y cuenta con oficinas en la Ciudad de México, en Bogotá y en Río de Janeiro.

P. ¿Qué significa para la Fundación, y para Usted, el ser la primera mujer en presidirla?

Esto es histórico para Open Society Foundations, en sus 45 años de existencia soy la primera mujer designada presidenta. Y soy la primera persona del Sur Global en ser nombrada, así que es un gran cambio para la organización, en términos de cómo se ve el liderazgo, como suena. Y es la experiencia de mi vida. Espero que pueda usarse como algo positivo, para sacar realmente a la luz los temas. Mi trabajo, sustancialmente, ha girado en torno al género, los derechos, particularmente el procesamiento de los casos de violencia sexual… he hecho mucho trabajo de documentar delitos de violación en contra de mujeres en conflicto y presionar a las cortes internacionales para perseguir estos crímenes y condenarlos.

Mucho de lo que quiero traer a la fundación es mantener una estrategia enfocada en los derechos humanos y la justicia.

El mundo está cambiando, y en el mundo que está emergiendo, los países del sur global están jugando un papel mucho mayor. ¿Cómo apoyamos esas voces? Las voces hoy vienen de todas partes, no sólo de Occidente. Veo eso como parte de mi trabajo como presidenta, movilizar a la organización para que se convierta en una realmente global.

P. ¿Qué piensa de que México, por primera vez, tendrá una mujer presidenta?

Estamos muy emocionados por ello. Es un gran avance.

P. ¿Cuáles son los objetivos de su visita a México?

Antes que nada, vengo a escuchar y aprender de algunos de nuestros socios, de funcionarios de gobierno con los que nos reuniremos. Quiero tener una idea de este momento en México, saber cómo podemos ser de apoyo, de ayuda acerca de los temas de derechos humanos que el gobierno está interesado en promover.

Tenemos un largo historial de pensar acerca de la participación política desde la perspectiva de la inclusión: la inclusión de los indígenas, los afrodescendientes, que sea parte del panorama político. Seguiremos impulsando eso.

Anunciamos recién un compromiso por 400 millones de dólares para los temas de la prosperidad económica y el cambio climático. Vemos en México la posibilidad de ayudar a apoyar en este tema, la creación de nuevos empleos, dar apoyo económico para nuevas políticas industriales que pueden a la vez ayudar en los esfuerzos relacionados con el cambio climático. No sólo estamos haciendo eso en México, sino en todo el mundo: tratando de reunir economías que piensan diferente acerca de cómo ir más allá del sistema liberal.

Pensamos en cómo podemos seguir apoyando a las familias, para que puedan ser parte funcional de la sociedad.

Finalmente, otro objetivo es promover los derechos de las mujeres. En este tema, no creo que tengamos nada qué enseñar a México. Más bien, México puede enseñar al mundo en este rubro. La proporción de mujeres líderes… México es realmente un modelo para otros lugares del mundo, para mostrar que las líderes políticas no sólo pueden participar en la política, sino lograr cosas.

Nos comprometimos a proporcionar 25 millones de dólares para la promoción y el apoyo del liderazgo político femenino, a través de nuestro fondo. Lo que encontramos en muchos lugares es que hay presiones muy grandes, amenazas a las líderes políticas. En muchos casos las mujeres se unen a la política, pero después de un primer periodo, debido a esto, abandonan. La pregunta es: ¿cómo ayudamos a apoyar, lograr que las mujeres no sólo ingresen al mundo de la política, sino que se mantengan en el juego? En ese sentido, creo que México tiene mucho que enseñar.

Básicamente, creemos que las sociedades están mejor cuando pueden funcionar de una manera inclusiva, en la que toda la gente esté representada, donde haya libertad de expresión, de asociación, acceso igualitario a las oportunidades, a los recursos, donde la gente no sea marginada. Cualquier esfuerzo en ese sentido, lo apoyamos, no sólo a nivel nacional, sino local.

P. Hablando de cambio climático. Una de las metas de la Fundación es apoyar a los países para que puedan pasar de una economía basada en los combustibles fósiles a una economía verde. Sin embargo, países como México son dependientes aún de los combustibles fósiles y hay mucha inversión en ese sector. ¿Cómo se puede hacer el cambio y cómo ustedes pueden apoyar?

México no es la excepción. Muchas economías están atadas a los combustibles fósiles, en formas que, si se cortaran de repente, las economías colapsarían y no es posible. Lo vemos de varias formas: primero, reunir economías que piensen diferente acerca de cómo pueden funcionar, no sólo a nivel nacional, sino global, porque los países están conectados a través del comercio, etc. Y pensar en qué viene después de este sistema neoliberal de libre mercado. Si pides al mercado que arregle el problema climático, no sucederá, porque lo que los motiva es la ganancia. Vemos aquí la necesidad de que el Estado se involucre más y de un nuevo tipo de pensamiento. Así que estamos invirtiendo en nuevo tipo de pensamiento, reuniendo economistas que puedan concebir ideas.

En segundo lugar, hay que pensar en un calendario gradual. Se tiene que hacer simultáneamente, de otro modo las economías colapsarían. Pero eventualmente, se tiene que pensar en cómo México se puede liberar de los combustibles fósiles y qué políticas económicas se pueden adoptar para hacer esa transición. Cada economía será distinta sobre lo que se necesita, cómo se hará, pero queremos apoyar. Una vez que el gobierno diga: ahora tenemos este plan, como fundación nosotros podemos ver cómo apoyar ese plan.

El primer esfuerzo es ayudar con la visión. Estamos en la etapa en la que al menos los gobiernos ya están pensando en eso, qué rol pueden jugar después de ser excluidos de los mercados, de las políticas de mercado por muchos años.

P. ¿Es optimista sobre lo que ve en la futura administración de Claudia Sheinbaum?

Estamos muy emocionados por lo que estamos viendo en la nueva administración mexicana, en términos del potencial en materia de derechos humanos, de justicia, de igualdad económica. Estamos emocionados y listos para ayudar.

P. Problemas grandes en México son la violencia, la inseguridad, tráfico de drogas. ¿Qué tanto le preocupan o le afectan a la fundación en su trabajo?

La seguridad pública es clave. Las personas no pueden vivir con temor a la violencia, con temor a que la justicia no solucione sus problemas. Hemos apoyado esfuerzos en México para un mejor acceso a la justicia, tratando de garantizar que la gente tenga acceso al sistema de justicia pero, lo que es más importante, lo que nos gustaría ver es una sociedad donde estas cosas no ocurran.

La pregunta es qué tipo de políticas de seguridad pública puede haber que sean respetuosas de los derechos humanos, el debido proceso. No queremos ver violaciones a los derechos humanos de nadie, criminales o no.

Queremos sistemas que protejan la seguridad pública, que haya garantías en el sistema de justicia.

P. Conforme crecen los problemas en países como Venezuela, Haití, crece también el flujo de migrantes que buscan mejor calidad de vida. Estos flujos están creando presiones en los países adonde llegan. ¿Cómo ve la fundación el tema de la migración en la región?

Es un tema muy complejo. La gente se va de su país porque no tiene oportunidades, o porque teme a la represión política. Lo que tenemos que hacer es atender el fenómeno desde la raíz, lo más posible. Pero más allá de eso, hay mucha xenofobia y miedo ligado a los debates migratorios y uno de los esfuerzos que estamos apoyando es sobre cómo normalizar la migración de forma que se pueda crear un proceso legal, ordenado, que no esté atado al miedo, el racismo o la xenofobia.

Al final, en estas economías adonde llegan los flujos migratorios se necesita mano de obra, necesitan de la gente que llega.

Son economías que están envejeciendo, y que necesitarán migrantes. Entonces hay que ver la forma de que sea un ganar para todos. Y hacerlo de una forma legal y segura. La gente muere en su intento de migrar; los cárteles empiezan a capturarlos y hacer negocio con ellos. Son el tipo de cosas que queremos ver erradicadas.

P. Las prioridades de la fundación en la región son Brasil, Colombia y México pero, ¿les preocupa lo que está pasando en Venezuela?

Estamos viendo muy de cerca lo que está pasando y esperando que habrá una solución a las negociaciones y discusiones que están teniendo lugar. El peligro, lo que no queremos ver es países descendiendo al conflicto. Si no puede haber una solución política, el riesgo es más violencia.

P. ¿Les preocupa la posibilidad de que Trump regrese a la Casa Blanca?

A Open Society Foundation le preocupa mucho la situación en Estados Unidos. Este año tuvimos muchas elecciones. Al principio del año nos preocupaba qué pasaría en ellas. Resulta que muchas de ellas han arrojado buenas sorpresas, incluyendo la de México. Hemos visto a la gente votar por principios democráticos en todas las regiones del mundo.

Falta Estados Unidos. Open Society está apoyando activamente los esfuerzos para promover a los candidatos que van a respetar los derechos humanos, que tendrán buenas políticas púbicas al interior de Estados Unidos y en su política exterior.

Creo que si Donald Trump regresa a la Casa Blanca, habrá riesgos para los derechos humanos. Ya lo vimos en su primera administración. Pero Estados Unidos tiene instituciones robustas y una sociedad civil fuerte. Mi esperanza es que sin importar los resultados de la elección, habrá suficientes pesos y contrapesos que ayudarán a asegurar el compromiso con las prácticas democráticas y el respeto a los derechos humanos.

Creo que el hecho de que Kamala Harris se subiera a la contienda ha dado nuevas energías a la campaña y devuelto un poco la esperanza. Espero que eso se traduzca en más gente saliendo a votar.

P. ¿Qué significaría que Harris ganara la presidencia?

Sería la primera mujer, la primera mujer de color en ser presidenta. Sería enorme. Veremos si el público estadounidense sigue el ejemplo mexicano y es capaz de aceptar a una mujer, una mujer de color, como presidenta.

P. Hablando a nivel global, ¿cuáles ve como los principales desafíos?

Estamos en un momento en el mundo en que el sistema neoliberal, que sólo gira en torno al libre mercado, nos ha fallado claramente, tanto en términos de proveer prosperidad económica en el mundo –la brecha cada vez es más grande entre ricos y pobres- como en el tema del cambio climático. Las compañías privadas no se van a salir del negocio para proteger al planeta.

Para mí, lo más importante es que haya prosperidad económica para todos, invertir en ello, y luego los derechos políticos civiles, tanto en la esfera política como en cuanto a poder vivir sin temor, vivir libremente en la sociedad sin importar quiénes sean.

La mayor prueba sobre si un país es democrático es cómo trata a su población más marginada. Así es como conoces su nivel de tolerancia, de inclusión y Open Society siempre trata de estar con los más marginados.

P. ¿Qué dice a quienes acusan que detrás del apoyo de Open Society hay intereses?

La fundación se mantiene de fondos generados por George Soros en el mercado bursátil. Somos una organización dispuesta a tomar riesgos y a hacer comentarios sobre política pública. Con frecuencia eso es visto como algo muy político y genera críticas a la fundación. Y también hay mucha desinformación.

Algunas críticas son acerca de si el dinero de una persona puede determinar adónde va la Fundación y cómo, y las aceptamos, pero por otra parte, nos basamos en una serie de valores acordes a la ley internacional. Lo que Open Society promueve, es básicamente lo que todos los gobiernos del mundo han acordado, y que empieza con la Declaración Universal de Derechos Humanos. Nuestro trabajo se basa en esos valores.

Creo que se pueden hacer críticas válidas a la filantropía, el dinero privado y todas esas cosas, pero lo separaría de toda la desinformación que hay alrededor de Open Society y de su fundador, George Soros, hoy retirado.

P. ¿Cómo ve el trabajo de la fundación en el futuro?

Empezamos hace unos 45 años, en momentos en que la democratización empezaba en Europa Oriental. Empezamos con un modelo que implicaba tener una fundación nacional en cada país. Ahora tenemos problemas globales, que no se pueden resolver con una fundación nacional en un país: cambio climático, globalización, pandemia, el auge del autoritarismo.

La estructura que teníamos ya no era adecuada. Así que tomamos la decisión difícil de transformarnos, tanto en términos de cómo hacemos nuestro trabajo y cómo nos movilizamos. Los cambios están ocurriendo más rápido y con más volatilidad. Pero también recortamos el número de personal y nuestros gastos. Pasamos de tener mil 700 personas a unas 600, lo que nos permite destinar más dinero a las causas que queremos apoyar.

Nuestro mensaje clave es que Open Society está comprometida a garantizar que se promuevan los derechos humanos, la justicia y la igualdad en Latinoamérica y trabajamos con una variedad de actores: estatales y no estatales, para lograrlos. Hemos estado aquí 20 años y tenemos el compromiso de quedarnos.

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